28.6.14

Formas religiosas del mundo futbolístico

Una pasión que se ha convertido en uno de los rituales de la sociedad secular
El templo de la pasión: el estadio./eltiempo.com

Eric Hobsbawn decía que “el fútbol es la religión laica de la clase obrera”. Eduardo Galeano definía el fútbol como “la única religión que no tiene ateos”. Vázquez Montalbán esbozaría una definición ‘posmoderna’ diciendo que “el fútbol es una religión laica de masas”. Muchos consideran el fútbol como un nuevo ritual de alcances sociales que se ha transformado en la gran religión de los tiempos modernos.
En este sentido los estadios se miran hoy día como los grandes recintos sagrados suplantándose por los recintos tradicionales que congregan a los fieles de una creencia religiosa. De esta manera puede decirse que muchas manifestaciones que se generan en los rituales religiosos pueden extrapolarse, mutatis mutandis, a la excitación y emoción generadas alrededor de la pasión futbolística.
A diferencia del texto bíblico el fútbol fue primero acto y después fue verbo. El fútbol, si nos remontamos a sus orígenes, no es un deporte que deriva del rugby. El fútbol proviene de las prácticas de juego de pelota realizadas en la Inglaterra medieval y que se conocían con el nombre de hurling. De tal forma que la relación del fútbol con el rugby la podemos establecer de forma horizontal o simultánea y no vertical o evolutiva, como pretenden afirmar algunos, cayendo en la charlatanería barata.
En un comienzo el fútbol fue praxis, lúdica feliz, libre de ataduras. Después, cuando en la célebre reunión de la Freemason’s Tavern, en 1863, se estipularon las 13 reglas que dieron origen al primer reglamento de fútbol, empezó a ser Iglesia. Una Iglesia que hasta la fecha no tiene disidencia, como otras iglesias.
De ahí que la estructura y organización del fútbol en el mundo actual sea de naturaleza eclesial y esa gran Iglesia está expresada en ese gran ente que se llama Federación Internacional del Fútbol Asociado FIFA.
El poder de la FIFA, hoy día, es inconmensurable. La FIFA está por encima de los Estados. Tiene más miembros que la ONU. Y tiene la fortuna de que todos sus miembros se someten a su voluntad sin ningún reproche. Estar por fuera de la FIFA significa no existir para la comunidad del fútbol.
Por eso podemos decir que el fútbol es una Iglesia que no tiene disidencia. El mundo se reúne cada 4 años en una especie de ecumenismo futbolístico. La unidad del fútbol se plasma en un solo lenguaje, el lenguaje del fútbol. El fútbol expresa en las copas del mundo al mundo como unidad, más allá de las diferencias de raza, naciones y credos políticos y religiosos.
La organización del fútbol goza de una gran ventaja respecto a otras religiones. Es una religión que no tiene cismas frente a sus principios fundamentales. Sus normas son acatadas por todos sus miembros y ese hecho la legitima como la máxima autoridad Ex cathedra ante la cual no hay poder humano que remueva sus dictámenes. Casi que puede decirse que su poder trasciende lo mundano para transformarse en una autoridad de “características divinas”.
Pero la Iglesia de la FIFA apenas tiene 100 años. Es una Iglesia joven si la comparamos con otras Iglesias que han sido protagonistas de crisis que han hecho temblar sus cimientos. Por ahora la Iglesia del fútbol goza de buena salud en sus principios de fe, y eso parece augurar que, al menos en un futuro próximo, la comunidad del fútbol asociación garantizará la unidad de los principios aprobados en aquella reunión de la Freemason’s Tavern en octubre de 1863.

 Rafael Jaramillo Racines.Investigador. Miembro de Asciende, Asociación de Investigación y Estudio del Deporte.

No hay comentarios: