30.9.11

Un grupo de monos virtuales escriben como Shakespeare

El programador Jesse Anderson consigue, a través de un sistema informático, que los primates tecleen por azar las obras del dramaturgo
Un mono, escribiendo. foto: Wikipedia. fuente:lavanguardia.com

La idea parece disparatada, un juego, un reto sin ton ni son. Pero el programador Jesse Anderson, a través del sistema de cloud computing de Amazon EC2, y un ordenador doméstico, ha conseguido que un grupo de monos virtuales reproduzca textos de William Shakespeare.

Los chimpancés creados por Anderson, según explica la BBC, pueden volver a "crear" las obras completas del dramaturgo tecleando las teclas al azar. Cada secuencia es de nueve caracteres y, al mismo tiempo, cada una se revisa para ver si esa cadena aparece en cualquier fragmento de las obras de Shakespeare. Entonces, se sigue hacia delante.

El programador explica que comenzó el proyecto para poner a prueba los servicios de la web de Amazon. Inmediatamente después, se preguntó: ¿un número infinito de monos aporreando un número infinito de máquinas de escribir sería capaz de producir obras de Shakespeare por accidente?

La única obra que se ha completado, hasta ahora, es el poema A Lover's Complaint. Y se ha realizado así, de forma aleatoria, comprobando la coincidencia de caracteres en cada paso.

Evidentemente, no es tan fácil como parece. Existen alrededor de 5,5 billones de combinaciones posibles según el alfabeto inglés. Ello sugiere, según el doctor Ian Stewart, profesor de matemáticas en la Universidad de Warwick, que los primates - de forma "natural" - tardarían mucho más que la edad del universo para generar completamente al azar una reproducción exacta de los aproximadamente 3.700.000 caracteres que aparecen en las obras del dramaturgo inglés.

La idea de Anderson, de todas formas, no es un nueva. Se trata de una vuelta de tuerca al "Teorema de los infinitos monos", hipótesis creada en 1913 por Émile Borel en su libro Mécanique Statistique et Irréversibilité, donde defendía que era extremadamente improbable que un millón de monos, si mecanografiaran diez horas al día, pudiesen producir un libro ya escrito por un humano. El "extremadamente improbable" abría la condición de posibilidad para que los monos - una metáfora, en realidad - reescribieran un ejemplar a través de una secuencia aleatoria si se realizaba ad infinitum.

El argumento ha dado pie a múltiples juegos de ficción. En La historia interminable, Michael Ende pone de vigilante a un mono en su país fantástico. Sus habitantes, los "antiguos emperadores", lanzan una especie de dados de letras cuyos resultados van almacenando. Se trata de una operación gracias a la cual van surgiendo palabras autónomas e inteligibles. "Si se sigue jugando cien años, mil años, cien mil años, con toda probabilidad saldrá una vez, por casualidad, un poema. Y si se juega eternamente tendrán que surgir todos los poemas, todas las historias posibles, y luego todas las historias de historias, incluida ésta en la que precisamente estamos hablando", se nos explica.

De momento, los monos "no" digitales parecen estar por otra cosa. El zoo de Paignton, en 2003, probó algo similar. Puso un teclado dentro de la jaula de seis macacos. Después de 30 días, habían escrito sólo cinco páginas, todas con la letra "S". La conclusión principal fue que se tenía que comprar otro teclado. Estaba destrozado.

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