21.1.11

'No se te ocurra escribir sobre mí, porque te saldrá llorón como un tango'

La viuda de Jorge Luis Borges recuerda en Madrid su faceta hedonista. Su tristeza es un cliché que responde a unos versos

María Kodama, viuda de Borges.foto:Efe.fuente:elmundo.es

La primera lección de vida que María Kodama recibió de Jorge Luis Borges fue a los 16 años, cuando acudió a escucharlo a una conferencia. Quería estudiar literatura y un amigo de su padre le dijo que, por lo menos una vez en su vida, tenía que conocer y escuchar a Borges. Así que acudió a verlo y se dio cuenta de que incluso era más tímido que ella. La timidez era su gran problema, el gran obstáculo para poderse dedicar a la enseñanza, que era lo que entonces quería.

"Pero al ver a aquel señor, con su voz apenas audible enfrentado a una sala llena de gente, sentí una enorme felicidad. Si él podía, yo también", contaba esta mañana la viuda del escritor argentino, quien se encuentra en Madrid para presentar los actos en conmemoración del 25 aniversario de su muerte, a partir del próximo 14 de junio. Distintas exposiciones, conferencias y congresos sobre la figura y la obra del escritor se celebrarán durante los próximos 12 meses gracias a la estrecha colaboración de la Fundación Internacional Borges, presidida por Kodama, y el Centro de Arte Moderno, con sede en Madrid, volcado en la difusión de las letras latinoamericanas. Los homenajes coincidirán con el inicio de la publicación de las 'Obras completas' del autor en la editorial Mondadori, que ha comprado sus derechos, hasta ahora en manos de Emecé.

Kodama desgranaba esta mañana en el Centro de Arte Moderno de Madrid el ramillete de los recuerdos en torno a quien es ya, indiscutiblemente, un clásico de las letras en español, un maestro de maestros, como dejó claro Mario Vargas Llosa quien, al recibir el Nobel, dijo que, si por él fuera, el premio iría para Borges. Normalmente cuando se habla del autor bonaerense se recurre al retrato del hombre infeliz, desdichado, oscuro, perdido en infinitos laberintos. "Son falsos clichés", desmentía ayer María Kodama. "Todo arranca de un poema en el que declaraba que no era feliz, pero que fue escrito en una situación especial, dos días después de la muerte de su madre. Borges tuvo momentos tristes, como todos, pero también vivió otros plenos de dicha, de disfrute. Era muy hedonista, nos divertíamos muchísimo juntos".

Hasta tal punto era consciente Borges de que esos versos iban a ser una lápida para él que un día le dijo a su joven mujer: "María, cuando yo muera, no se te ocurra escribir sobre mí, porque te saldrá algo llorón y sentimental, como un tango de Gardel, y eso será lo que pervivirá, porque eso es lo que le gusta a la gente". Así lo relataba ayer, entre risas, anunciando que empieza a plantearse la idea de ponerse a escribir un libro de sus vivencias con Borges, pero ya con el suficiente tiempo de distanciamiento, de reposo.

Seguramente ahí dará cuenta de todas las "lecciones de vida", como ella las define, que a lo largo del tiempo siguió recibiendo del autor de "El Aleph". "Una de las fundamentales, que no olvido nunca, fue su enseñanza de que ciertas cosas, cuando vienen del mal, cuando parten de gente maliciosa, hay que dejarlas resbalar porque son estupideces qeu acabarán destruyéndose por sí mismas", señala, reconociendo que el consejo se ha convertido en una de sus máximas a la hora de afrontar las envidias y maledicencias que la han perseguido desde la muerte del escritor.

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