El historiador británico fallece a los 95 años en Londres tras una larga enfermedad. Fue autor de Historia del siglo XX. 1914-1991 y Guerra y paz en el siglo XXI
El historiador inglés Eric Hobsbawn, en una imagen de 2003. /Ricardo Gutiérrez/elpais.com |
El historiador británico Eric Hobsbawm ha muerto hoy, a los 95 años,
en el hospital Royal Free de Londres, tras una larga enfermedad, según
ha informado su familia y publica el diario The Guardian. Nacido en Alejandría en 1917, formado en Austria y Alemania, profesor emérito de la Universidad de Londres es autor de Historia del siglo XX. 1914-1991, Guerra y paz en el siglo XXI y su autobiografía Años interesantes, entre otros muchos títulos.
Hobsbawm defendió el poder de las ideas de Marx para analizar lo que ocurre en el mundo actual. Su compromiso con los principios comunistas le convirtieron en una figura controvertida, en especial por su pertenencia al Partido Comunista británico, incluso después de la invasión soviética de Hungría en 1956.
Estudió en la Escuela
de Gramática de Marylebone y en el Kings College, Cambridge, antes de
ser nombrado profesor de la Universidad de Birkbeck en 1947. Fue el
inicio de una larga relación con esta universidad, de la que acabó
siendo rector. En 1978 ingresó en la British Academy. Le sobreviven su
esposa, Marlene, su hija Julia, sus hijos Andy y Joseph, sus siete
nietos y su biznieto.
Considerado el gurú de Neil Kinnock's en la década de los noventa, fue muy crítico con el partido Laborista, que en su opinión no se adecuaba a los cambios sociales. Hobsbawm además fue determinante en el nacimiento del nuevo laborismo, aunque más tarde expresara su decepción con el gobierno de Tony Blair.
Años más tarde, aseguró que "nunca" había intentado "minimizar la cosas
espantosas que estaban sucediendo en Rusia", pero estaba convencido de
que, gracias al proyecto comunista, "estaba naciendo un nuevo mundo
rodeado de sangre, lágrimas y horrores: la revolución, la guerra civil,
el hambre". "Teníamos la ilusión de que incluso este sistema brutal,
experimental, iba a ser mejor que el occidental, que era o esto o nada".
En una de las últimas entrevistas que concedió a EL PAÍS desglosó algunas de las claves a través de las que narró la historia del último siglo.
- Weimar y Hitler. "Era inevitable politizarse en
aquellos días. Vivía entonces en Alemania, y no podía ser
socialdemócrata (eran muy moderados), ni nacionalista (era inglés y
judío), ni me interesaba el sionismo".
- El poder del marxismo. "Los marxistas creían que
la clase obrera iba a crecer, cuando lo que ha pasado es que ha
decrecido y que países como Estados Unidos o Inglaterra incluso se están
desindustrializando".
- Los fundamentalismos. "Afecta a todas las
religiones. En el caso islámico, la revolución que triunfó en Irán tenía
una fuerte voluntad de consolidar un Estado, centralizarlo y
modernizarlo. Los fundamentalistas judíos son desde 1967 los más
acérrimos defensores de Israel y reclaman sus ambiciones imperialistas. Y
no hay que olvidar el giro fundamentalista de los católicos con los
últimos papas y de las comunidades protestantes en Estados Unidos".
- El terrorismo islamista. "Su poder militar es
mínimo. El atentado en Nueva York no llegó a desestabilizar la ciudad
salvo durante unas horas. Hay que subrayar que hay lugares (Afganistán,
Pakistán, el Oriente Medio) donde los grupos terroristas juegan
políticamente un papel importante, y no se los puede despreciar. Otra
cosa es el terrorismo islamista en nuestros países. Responde a una
reacción antiimperialista".
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