Lo está haciendo la Fundación que dirige su viuda. Tendrá réplicas de su cuarto y de su biblioteca.
Suena el timbre en Anchorena 1660, sede de la Fundación Jorge Luis Borges. No se asoma un ordenanza ni un guardia de seguridad ni una secretaria. Aunque la visita no fue anunciada, la que aparece en la puerta es la viuda del escritor, María Kodama. "No, no se puede entrar. Todavía estamos armando todo para el sábado y las piezas no están en la vitrina", explica.
Allí, en la casona donde a partir de 2010 funcionará el museo del escritor que incluirá una réplica (con los muebles y objetos originales) de su habitación y su biblioteca, preparan un adelanto que se podrá ver el sábado, durante la Noche de los Museos: libros con anotaciones manuscritas, objetos que compró en sus viajes o una copia de la mano de Borges hecha en bronce. "La idea es abrir para el cumpleaños capicúa, en 2010 él cumpliría ciento once".
De alguna manera, cuenta Kodama, la idea de hacer una casa-museo en la que estén los objetos de la vida cotidiana del escritor se la dio el propio Borges. "Tuvimos varias conversaciones con él cuando visitamos la casa de Victor Hugo en París, las de Poe en Estados Unidos o la de Rudyard Kipling en Inglaterra. El decía que a diferencia de un músico o un actor, el trabajo de un escritor es siempre íntimo y por eso las casas siempre eran los mejores museos".
En realidad, Borges nunca vivió en la casona donde hoy está la Fundación, sino en la casa vecina. "La primera vez que vine a la que ahora es la sede de la Fundación no pensaba en comprar la casa, vine porque quería ver la casa de al lado, donde él había vivido después de que murió su padre (Nota: entre 1938 y 1943). El me contaba que en el jardín de esa casa había escrito mi cuento favorito, Las ruinas circulares, y yo quería verlo", recuerda. Entonces, pidió permiso a los vecinos para espiar, por encima de la medianera, el jardín de la que fuera la casa del escritor. Los vecinos se lo permitieron y le contaron que su casa estaba en venta.
En la entrada, Kodama dice que hoy no se puede visitar la casa "porque ya una vez desapareció una pieza mientras armábamos una muestra", pero invita a tomar un café enfrente y adelanta algo de lo que podrá verse el sábado y qué otras cosas se añadirán para la apertura oficial del museo. "Va a haber varios objetos familiares, varios de sus libros escandinavos y una edición de Chuan Tzu fechada en 1916, que leyó de joven y que tiene anotaciones como casi todos sus libros. Es interesante ver cómo ahí todavía tenía una letra de tamaño normal, que después fue achicando por culpa de la miopía".
Kodama cuenta que el lugar no es demasiado grande pero que eso puede ser una ventaja porque lo convierte en un museo vivo, donde las piezas irán cambiando. "Hay cosas, como su colección de sombreros, que todavía no puedo exponer porque no tengo los maniquíes". El sábado sólo estará habilitada la planta baja del futuro museo. Cuando abra definitivamente, en el piso de arriba se podrán visitar la habitación y la biblioteca de Borges. "Aunque yo sé que él no está, para mí es maravilloso verlas porque lo siento presente. Imaginate que esa biblioteca fue lo primero que vi en su casa, cuando yo tenía 16 años".
fuente: Revista Ñ
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