31.7.09

Peligro: viene el libro electrónico

Por: Juan Gabriel Vásquez
“LA LITERATURA EN PAPEL ESTÁ condenada a restricciones físicas inaceptables”, escribía Javier Moreno el sábado pasado en este periódico.
“El formato digital permitirá que la literatura nazca y se mueva con agilidad”. Su columna era un alegato a favor del libro electrónico y en contra de los románticos como yo, que insensatamente desconfían (desconfiamos) de estas nuevas tecnologías. Pero apenas diez días antes de su columna sucedió en Estados Unidos algo que, si el mundo nuestro fuera menos tecnólatra, generaría inmensa preocupación. Algo que echa nueva luz sobre las “restricciones físicas inaceptables” y sobre la manera en que el formato digital permite que la literatura “se mueva con agilidad”.
Hacia el 16 de julio, varios lectores de Kindle, el soporte electrónico de Amazon, notaron con sorpresa que algunos libros habían desaparecido de su aparato. Entre ellos hay uno que me interesa en particular, por la ironía deliciosa que su desaparición implica: 1984, de George Orwell. Ante el escándalo subsiguiente, Amazon explicó que los libros habían sido publicados por equivocación, porque sus editores no tenían los derechos para explotarlos; así que, en cumplimiento de la ley, Amazon se metió al libro electrónico de estos lectores y eliminó los libros. La eliminación, por supuesto, vino acompañada del reembolso a los lectores frustrados.
Amazon es una compañía seria: se dio cuenta de que no tenía derechos sobre esas obras, y las retiró del aparato. Pero cualquiera se da cuenta de que la cosa no termina ahí. Los lectores de 1984, esa novela sobre la vigilancia constante de los individuos, sobre la pérdida de libertades, sobre la injerencia en nuestras vidas por parte de fuerzas que nos sobrepasan, vieron (vimos) en esa situación un augurio temible. Supongamos que se cumplen los deseos de los tecnócratas y el libro en papel desaparece en un futuro, dejándonos únicamente con el libro electrónico. Eso quiere decir que nos enfrentamos a un mundo donde otros tienen el control sobre lo que leemos; un futuro donde la tecnología permitirá que los libros a que tengo acceso —los libros de mi soporte electrónico— puedan ser controlados remotamente, eliminados de mi biblioteca sin mi permiso, o, peor aun, censurados sin que yo me entere.
Es un escenario espeluznante. No tengo que hacer la lista de fuerzas, políticas o religiosas o económicas, que pueden sacar provecho de un sistema que, en la práctica, es el sueño de los fascismos. La prohibición de un libro (práctica corriente en Irán, o en China, o en las bibliotecas fundamentalistas de Estados Unidos) nunca es perfecta: en la Rusia de Stalin o en la Alemania de Hitler la literatura prohibida encontraba formas subterráneas de circular. Pero cuando esa literatura sólo existe en la memoria de un aparato, y cuando alguien —hoy, una compañía; en el futuro, un juez o un ayatolá o un presidente-comandante— puede entrar en todos esos aparatos y eliminar todos esos libros... No sé. Si escuchamos con atención, tal vez oigamos al Gran Hermano desternillarse de la risa.
“La literatura no se deshace al contacto con los píxeles”, escribía Javier Moreno en la columna de marras. Dudo que los lectores frustrados de 1984 piensen lo mismo. Pero pueden estar tranquilos: el libro de papel todavía se consigue en la biblioteca.

29.7.09

Cuando la novela es el guía

CIUDADES REALES como el Dublín de Joyce o la Lisboa de Pessoa.
Un nuevo turismo cultural que imbrica la ficción en el mundo real . Los grandes éxitos de ficción propician una oferta turística en ciudades de medio mundo.
Zafón, Larsson, Falcones, Dan Brown... no sólo generan derechos de autor por sus novelas superventas, sino que han hecho florecer rutas turísticas en los escenarios reales donde suceden sus obras, o incluso - como en el caso de Tolkien, este año-en la ciudad donde nació el escritor (ante la dificultad, se supone, de situar con precisión en el mapamundi la Tierra Media). El fenómeno alcanza una magnitud cada vez mayor, y apunta un futuro donde las ciudades podrían acabar subvencionando escritores. Un recorrido por la Buenos Aires de las novelas de Ernesto Sabato

Buscando hobbits en Sudáfrica
El rastro de Lisbeth Salander en Estocolmo
Siguiendo a Martín y a Sempere por Barcelona
El best séller conduce al Louvre
Nace el turismo de alcantarilla

fuente: Revista Ñ http://delcastilloencantado.blogspot.com/

Las enseñanzas del topo

Pensar la historia. Pensar el rol de los intelectuales y filósofos. Pensar a los pensadores. Estas tareas que José Sazbón encaró a lo largo de su vida encuentran en el modelo del topo prefigurado por Nietzsche su mejor espejo. Cavar, perforar, avanzar en forma subterránea para encontrar el verdadero sentido del humanismo en el barro de la historia.
Por Fernando Bogado
En el prólogo a la segunda edición de Aurora, aparecida en 1886, Friedrich Nietzsche escribió: “En este libro se encontrará a un ‘subterráneo’ trabajando, alguien que cava, que perfora, que mina”, alguien a quien califica en definitiva como un topo. El filósofo alemán se refiere así a esa labor filológica de la lectura lenta que encuentra, detrás del pensamiento de Occidente, los cimientos que sustentan el límite entre bien y mal y, por ende, la fuerza práctica misma del saber racional y metafísico de Sócrates y Platón en adelante: la fuerza moral, política y rectora de las ideas filosóficas. En 1981, José Sazbón, filósofo y pensador argentino recientemente fallecido, encontraría otro topo en su notable artículo El fantasma, el oro, el topo: Marx y Shakespeare; en donde la metáfora del animal excavador atravesaba y ligaba la obra de Shakespeare leída por Hegel y luego por Marx, cada uno describiendo un movimiento diferente en las formas de insertarse en las profundidades del ya mencionado animalito. El tercer momento del drama, el definitivo, es un libro de reciente publicación: Nietzsche en Francia y otros estudios de historia intelectual. Aquí se reunieron una serie de artículos que ahondan, que cavan en el mismo problema común: la urdimbre profunda de la historia, las insospechadas conexiones de cada concepto que el hombre ha traído a la superficie para pensar su existencia.
¿Cómo lee un topo? Ya lo dijo Nietzsche: con paciencia, en las zonas oscuras y poco vistas, en lo negado. Sazbón, afín a este tipo de trabajo crítico, demuestra en textos de diversa temática una preocupación por discutir los “luminosos” conceptos de la Aüfklarung desde prácticas y doctrinas filosóficas de innegable contemporaneidad, como el (pos) estructuralismo o el marxismo inglés, e inclusive la teoría literaria aplicada con afán crítico, implacable, casi.
En trabajos como Conciencia histórica y memoria electiva, echa luz sobre discusiones teóricas que giran en torno de la diferencia entre la historia y la memoria –punto nodal de la experiencia sin más–; oposición que toma diferentes nombres en los restantes textos reunidos pero que sigue marcando el problema que estos dos pensadores excavadores no dejaban de recalcar: la vigencia o caducidad de un pensamiento, de una forma de vida, y su utilidad para lo contemporáneo. ¿Cómo si no entender la constante mención de la Revolución Francesa, objeto del debate historia/memoria, fantasma shakespeareano que no deja en paz a tantos y tantos filósofos?
Armar una “historia intelectual”, entonces, será volver sobre diferentes conceptos que el hombre occidental había pensado como universales, pero que ahora se revelan tan particulares y terrestres como los mitos de los “nativos”.
Razón y método: del estructuralismo al posestructuralismo, por caso, es uno de los textos en donde se repasan recientes mitologías: Sazbón revisa el pasaje de las proposiciones de Sartre a las de Althusser y Lévi-Strauss, para terminar en Foucault y Derrida. Esto es: de la centralidad del sujeto (Sartre y su Crítica de la razón dialéctica: el cogito colectivo y la primacía de la historia), a la centralidad de la estructura, y por último, al descentramiento radical de cualquier concepto (arqueología-genealogía en Foucault; deconstrucción en Derrida). Ese mismo tipo de lectura –que parte de una inquietud presente para reconstruir el particular devenir de cada idea– se vuelve a repetir a la hora de arribar al legado teórico de la escuela de Frankfurt o a la revisión del debate intelectual que tuvo como protagonistas a Perry Anderson (amigo intelectual del autor) y a Gerard S. Thompson, ambos excelsos miembros del marxismo inglés. Sería engorroso mencionar la multitud de sustantivos propios que abundan en cada texto: los nombres y las ideas se suceden en un diálogo abierto, donde el autor deja escapar muy sutilmente sus preferencias, para luego patentarlas en trabajos cuyo objeto –a primera vista– es más específico: basta revisar los textos que abren y cierran el libro, dedicados a la recepción temprana del pensamiento nietzscheano en Francia y a la conflictiva relación de Pedro De Angelis con los escritores del Salón Literario del ‘37, respectivamente. José Sazbón, fallecido el 16 de septiembre del año pasado, ha dejado una impronta innegable en el pensamiento argentino de nuestros días: apasionado inicialmente por Sartre y la literatura del compromiso, pasó luego a ocuparse de traducir y presentar trabajos de diferentes pensadores y filósofos estructuralistas (Lacan, Foucault). De una tarea crítica abundante, aun desde el exilio en Venezuela o en sus últimos años ya instalado en Buenos Aires, Sazbón logra en estos trabajos niveles de erudición que se patentan en la profusión de datos, sumado siempre a un estilo deudor de cierta prosa literaria (los últimos trabajos del libro, menos atados al rigor académico, tienen frases que recuerdan rápidamente a Borges). Tal como señala Horacio Tarcus en el prólogo y en la nota aparecida en Radar el 8 de diciembre del pasado año, José Sazbón ha sabido ser un humanista: crítico del concepto de historia y del sujeto como fuerte herencia de esta noción, el humano es ese ser vital, deviniente, inclasificable, que flota siempre por sobre cualquier determinación, pero que sin embargo exige siempre ser pensado y re-pensado desde su inherente movilidad.
Lectura porosa del topo: su tarea abre vasos comunicantes subterráneos entre una palabra y otra, entre un texto y otro, y permite desplegar una verdadera historia intelectual que revisa los grandes conceptos (¿metáforas?) del siglo XIX y XX, o mejor, de toda la historia del pensamiento occidental que estos dos siglos se atrevieron a sintetizar, convirtiéndose en los límites o realizaciones de su promesa: o sea, desde la República racional anunciada por los hechos de 1789 hasta la montaña de muertos dejados como saldo de las dos guerras mundiales. Ya lo dijimos: el gran tema del libro de Sazbón, pese a su carácter recopilatorio (o quizás por eso), es el de la historia, el de los conflictos intelectuales que su pensamiento despierta en el hombre. Como Nietzsche, como Marx, Sazbón revisa, sospecha, excava. Aprendamos la enseñanza del topo, en definitiva: la mejor forma de derribar los avejentados edificios del pensamiento occidental nunca será desde la luminosa altura de la prudente contra-argumentación, sino a través de la revisión de esas partes barrosas del frágil mundo subterráneo de la existencia.

25.7.09

La novela gótica de un cineasta

FERIA DEL LIBRO. PAÍS INVITADO:MÉXICO
El director mexicano Guillermo Del Toro habla de Nocturna (Suma de Letras), primera parte de una trilogía, donde narra la expansión de un virus que convierte a los infectados en vampiros. Además, un fragmento del libro, que llega en agosto.
Faltan pocos minutos para la medianoche y una fuerte tormenta azota el corazón de Brooklyn, donde más de un centenar de jóvenes desafía estoicamente el agua y el viento ante las puertas de la librería Barnes & Noble en Park Slope. Esperan que al marcar las doce, las puertas se abran y ellos puedan comprar los flamantes ejemplares de Nocturna , la primera novela del cineasta mexicano Guillermo del Toro, quien desde los pósteres de la vidriera les lanza su típica mirada, entre traviesa y maliciosa.
El afamado director de El laberinto del fauno y El espinazo del diablo se encuentra varios metros bajo tierra, en el sótano de la librería, junto con el coautor de la novela, el escritor estadounidense de thrillers Chuck Hogan. Allí, vestido de negro, con una camiseta gastada y zapatillas que han recorrido miles de kilómetros soportando el enorme peso de su dueño, Del Toro devora una galletita de chocolate tras otra mientras reflexiona sobre vampiros, monstruos y otras criaturas tan diabólicas como los humanos.
Tiene el aspecto de un niño encerrado en un cuerpo de adulto gótico, con unos pequeños anteojos desde los cuales las grandes órbitas de sus ojos parecen sobresalir, siempre atentas a lo que sucede alrededor. No para de hablar, en inglés y en español, y se lo ve hiperactivo, evitando sucumbir al jet-lag . Es natural, acaba de aterrizar desde de Los Ángeles -su hogar-, donde pasó apenas unas horas proveniente de Nueva Zelanda, donde está preparando su proyecto más ambicioso hasta ahora, la filmación de las dos películas de El Hobbit , inspiradas en los personajes de J. R. R. Tolkien y producidas por Peter Jackson.
"Estamos haciendo la preproducción y empezaremos a filmar el año próximo las dos películas juntas. Estoy muy contento: me ha llevado cuarenta y cuatro años empezar a vivir como niño; me levanto por la mañana, imagino y juego con mis amigos, diseño los filmes y vuelvo a mi casa", subraya entusiasmado mientras autografía y hace dibujos sobre algunos ejemplares de su novela.
Nocturna es la primera entrega de una trilogía que trata sobre la expansión en Nueva York de un virus que convierte a los infectados en vampiros. Para detener esta terrible plaga, Del Toro y Hogan idearon los personajes de Ephraim Goodweather, un doctor del Centro de Control de Enfermedades, y de Abraham Setrakian, un ex profesor sobreviviente del holocausto judío, que se alían en su cruzada contra ese mal, diseminado por un maquiavélico empresario.
"Yo me defino como un fatalista esperanzado. Espero lo peor, pero creo que puede suceder lo mejor. Y creo que los humanos somos tanto lo peor como lo mejor que le ha pasado a este mundo; está en nosotros decidir la dirección que tomemos como raza", apunta el director, que comenzó su carrera cinematográfica con Cronos , otra historia de vampiros. Por supuesto, jamás imaginó que el lanzamiento de su libro coincidiría con la epidemia del virus de influenza H1N1.
"Nos sorprendieron los parecidos que hubo con lo del virus de la influenza, y sentimos que el trabajo de investigación que habíamos hecho en casi tres años quedó validado por cómo suceden las cosas en la realidad -cuenta-. Fue todo muy surrealista. Unas semanas antes teníamos que explicar qué era el Centro de Control de Enfermedades o una pandemia, y luego se convirtieron en palabras que estaban en boca de todos."
El germen de la trilogía fue una biblia de ideas y personajes que había propuesto hace unos cuatro años a la cadena televisiva Fox para una serie que nunca se realizó. ¿Será cuestión entonces de esperar a que él traslade estas historias al cine? "No -advierte inmediatamente-. No en una película; se trata de un formato demasiado comprimido. Sería ideal crear una serie para TV por cable, y no extenderla a la televisión abierta, donde los personajes mueren al ritmo del rating."
-¿Por qué elegiste ubicar la historia de Nocturna en Nueva York?
-Porque es como una ciudad imaginaria universal; es la metrópolis por excelencia. Y la primera vez que vine a Nueva York, allá por 1985 o 1986, estaba caminando por Central Park y vi uno de esos edificios que terminan con una gran torre, como un castillo, y me imaginé que un vampiro vivía allí.
-En el libro hay un personaje que se llama Lorenza Ruiz. ¿Fue una suerte de tributo a tu esposa Lorenza?
-Sí, así es, y es la primera que muere (risas). Pero hay muchos otros nombres sacados de mi entorno. Por ejemplo, el capitán Navarro está inspirado en Guillermo Navarro, mi fotógrafo; Gus Elizalde, en Mike Elizalde, que hace los monstruos para mis películas; Abraham Setrakian viene de Mark Setrakian, que construye todos los mecanismos para mis criaturas. Para el tercer libro, habré matado a toda mi familia y mis amigos. Debo de tener algún problema psicológico.
-¿Te produce una suerte de morbo?
-Puede ser, pero lo que realmente me daba morbo y fascinaba era describir bien y sumergir al lector completamente en el momento del drenaje de la sangre. Era algo que no había visto en ningún otro libro de vampiros. Quería que cada muerte estuviera escrita de modo que el lector sintiera que no es un momento placentero, y trataba de hacerlo tan explícito como fuera posible.
-¿Qué es lo que te da miedo?
-La política, la ley, los policías, el ejército, los bancos, la religión institucionalizada. Esas cosas que son como montoneros legislados, que pueden violar tu privacidad porque tienen de su lado la ley escrita por ellos, me dan mucho miedo. Los bancos me parecen un robo organizado.
-Leí por allí que entre tus influencias literarias se encuentran dos argentinos, Jorge Luis Borges y Horacio Quiroga...
-Sí, así es. Quiroga es un genio, un tipo profundamente morboso, tiene un sentido absolutamente fatalista de la vida, no es una pose, realmente cree que el mundo está lleno de bestialidades. A mí me fascinan sus historias tanto como ver un accidente de autos; me quedo atrapado por sus imágenes. En cuanto a Borges, yo no conozco a nadie más que utilice el lenguaje de esa manera. Tiene un ritmo que te arrulla para soñar con lo que él está contando. Y es a la vez tentativo y asertivo en su manera de escribir. En "El Golem" te dice: "Si (como afirma el griego en el Cratilo) el nombre es arquetipo de la cosa..." La frase parece tentativa, como si estuviera preguntando, pero está hablando ya de dos referencias que tú tienes que descifrar. Es a la vez erudito, ameno, hechizante. Creo que sus prólogos sobre su biblioteca personal, de escritores como Robert Louis Stevenson o Marcel Schwob, han iluminado más la obra de estos autores que libros enteros que se han escrito sobre ellos. Lo único que he leído de Borges en lo que estoy en desacuerdo con él son sus críticas de cine; no me gustan nada.

24.7.09

Anotaciones al margen de una vida

“LOS LIBROS TIENEN SU PROPIA SUERTE ”, dice Vila-Matas con respecto a su Dietario Voluble y su difusión que ya lo excede.

Hace unos días, el catalán Enrique Vila-Matas concluyó su Dietario voluble en la prensa española. El libro, publicado el año pasado, es una mezcla de relatos, experiencias y lecturas que conforman su mejor retrato. Aquí reflexiona sobre literatura argentina, identidad y estilo.
...Enrique Vila-Matas sigue vivo. Sobrevivió a la enfermedad (una insuficiencia renal que casi lo mata) y a los críticos. Ahora responde con velocidad y por escrito los interrogantes sobre su Dietario voluble (Anagrama), un libro difícil de ubicar en anaqueles rotulados. Es una mezcla de relatos, experiencias, anotaciones y deseos; un conjunto de textos surgidos de un cuaderno de notas que el autor catalán nutrió entre 2005 y 2008 y que retratan a su autor mejor que cualquier biógrafo. Los publicaba semanalmente en el diario El País, de Cataluña. Durante 2009 los siguió publicando hasta el 28 de junio, cuando escribió el último con el título "Llaveneres". Es el nombre del pueblo de su abuelo donde fue al cine por primera vez a los 3 años y donde conoció el miedo...Seguir artículo.

Vila-Matas Básico
Barcelona 1948. Escritor Es uno de los más destacados escritores europeos y su obra se tradujo a 29 idiomas. Es Caballero de la Legión de Honor de Francia. Obtuvo los premios Ciudad de Barcelona; Rómulo Gallegos; Herralde. Escribió: Una casa para siempre; El viaje vertical; Bartleby y compañía; Doctor Pasavento; Exploradores del abismo.

Una historia para ser domesticada

FERIA DEL LIBRO:INVITADO, MÉXICO
El escritor y periodista mexicano Juan Villoro.

Sara Araújo Castro

Es verano y aprovechando su trabajo en la Universidad de Barcelona, Juan Villoro decide desde la distancia trabajar en esa novela escurridiza, que tiene su natal México como escenario y que lleva varios años en proceso. Como él dice, “la escritura puede ser esquiva, como un potro”, por eso recurre a las mejores estrategias para domarla: saltar de un género a otro, alejarse del territorio para escribir con nostalgia y hacerlo hasta que ese texto indómito sea domesticado.
El libro salvaje, su más reciente obra publicada en Colombia, es una historia para niños en la que desarrolla esta idea de la conquista de las letras.
En el ‘El libro salvaje’ uno no lee una historia infantil...
Pienso que las historias para niños deben funcionar para cualquier lector, así como La isla del tesoro o El Principito.
Aquí los libros también son protagonistas...
Quería escribir un libro sobre la aventura de leer para un joven que no estuviera acostumbrado a hacerlo. Pensé en la idea de un libro que huye de los lectores, que es como un caballo sin herradura y no quiere tener jinete. De manera que la lectura fuera la conquista de ese libro salvaje. Así, la lectura se hace tan activa como la escritura misma de un libro. Cuando uno escribe, el libro se resiste, es como un potro salvaje que debes ir domando. Leyendo el libro, el lector vive todos estos desafíos y se enfrenta a retos.
Aquí los lectores no son ratones de biblioteca, aislados de la vida.
A veces se cree que un buen lector es un cerebro suspendido lleno de ideas pero que no tiene contacto con la realidad. Pero lo cierto es que la lectura se engrandece cuando la mezclamos con la vida. La lectura es una forma del afecto, cuando la madre le lee al hijo, éste asocia la historia con su voz. Nada mejor que compartir un buen libro.
Su escritura es también indómita, viaja por todos los géneros...
Nunca he escrito poesía, que es la forma más alta de la literatura. Lo que hago son distintos formatos de prosa, eso tiene que ver con un temperamento disperso. Me gustan muchas cosas al mismo tiempo y al escribir no me ha quedado más remedio que ser fiel a esta dispersión.
¿Cómo ve la relación entre el periodismo y la ficción?
Yo creo que puede ser muy fecunda, pero al tiempo peligrosa. Ha habido novelistas que metidos en las redacciones de los periódicos pierden el poder de su prosa. Sin embargo, García Márquez logró llevar la voz fecunda del periodismo y luego utilizar los recursos para la ficción. Vargas Llosa, Hemingway o Camus encontraron en el estímulo de lo cotidiano las claves de algo perdurable. Las novelas están hechas de esos instantes que buscan volverse perdurables. Para mí, el periodismo es una gran escuela, necesito el estímulo del periodismo y el ansiolítico de la novela donde te pierdes cinco años.
¿Cuál es el libro salvaje en el que está trabajando?
Siempre el próximo. Siempre la historia se te resiste. Yo en ningún genero me siento muy cómodo y es bueno, porque me presenta desafíos. Mientras disfruto de la prensa la inmediatez y la fidelidad a los hechos, en la novela encuentro los desafíos que tiene una historia larga y compleja.
Usted ha vivido mucho tiempo en España, siempre regresa como ahora, ¿tiene que ver con la escritura?
Yo creo que se escribe mejor con la nostalgia de las cosas cuando se trata de la ficción. El periodista es testigo de cargo y debe estar cerca. Pero el novelista escribe más desde una pérdida de lo que pudo ser y no fue. Estoy en Barcelona tratando de avanzar en esta novela que llevo años escribiendo, pues para escribir ficción sobre México prefiero estar lejos. Acabo de terminar una obra de teatro. Al parecer en el tercer acto de mi vida habrá mucho teatro.
fuente:elespectador.com/ http://delcastilloencantado.blogspot.com/



22.7.09

JESÚS FERRERO

Nicolas-Edme Rétif de la Bretonne (1734-1806) resulta un escritor bastante atípico dentro de la literatura francesa. Hijo de un terrateniente de Yonne, primero intentó ser sacerdote, y más tarde fue confidente de la policía, además de impresor.
A los treinta y dos años publicó su primer libro: La familia virtuosa, pero se debió de cansar pronto de la virtud ya que sus siguientes obras parecen inclinarse más bien hacia el vicio: El pornógrafo y La campesina pervertida, entre otras.
Fue enemigo de Sade, y lo quiso emular y hasta superarlo con su novela Anti-Justine, por oposición a la Justine de Sade. No lo superó, pero logró escribir una historia tan escabrosa como la del marqués, y de una amplia amoralidad.
Tras su muerte, fue bastante olvidado y han sido sus obras sobre la Revolución Francesa las que más han contribuido a su relativamente reciente resurrección: El palacio real, por ejemplo, y sobre todo Las noches revolucionarias, intenso relato de la época más crítica de Francia y que conforma tan sólo una parte de su vastísima crónica Las noches de París.
Como Maupassant, Rétif de la Bretonne fue un pájaro nocturno (lo llamaban el búho de París) y buena parte de su obra tiene por escenario la noche, que suele estar llena de revelaciones, como están llenas de revelaciones Las noches revolucionarias.
Uno de los aspectos más atractivos de esta obra, y que más modernidad le puede conferir al autor, reside en el intento de narrar la instantaneidad, lo que convierte su crónica en una sucesión, a veces vertiginosa, de emociones encadenadas, que permiten sentir el flujo mismo de la vida, con todas sus glorias, miserias y abominaciones. El lector advierte que Rétif de la Bretonne casi no tiene tiempo de asimilar y ordenar lo que está viviendo, circunstancia que convierte su relato, además de en una crónica histórica fluida y alucinante, en un laberinto de proclamas, consejos, aspiraciones y deseos, y donde Rétif mezcla su vida colectiva con la personal. La crónica propiamente social va a conformar dentro del texto el río principal, en el que confluyen muchos afluentes, tantos como los personajes y las calles que se van deslizando por el libro. El hecho de que Rétif utilice todo el rato el presente de indicativo le da todavía más inmediatez a su crónica, y hasta más veracidad periodística.
La lectura de Las noches revolucionarias nos puede hacer pensar que había en Rétif de la Bretonne "algo de precursor", como en el Andrés Hurtado de Baroja, y es que en sus mejores momentos (esos en los que evita las proclamas y los entusiasmos excesivos) parece estar inventando el periodismo moderno, y algunos fragmentos de Las noches son de una agilidad periodística más que notable.
Rétif no omite ninguno de los horrores del periodo revolucionario, y a lo largo de su relato va desplegando un mundo de abusos continuos, violaciones salvajes, ejecuciones dementes, prostitución infantil, villanos descerebrados, burgueses sin cabeza, y aristócratas con la cabeza en otra parte.
A pesar de que Sade y Rétif fueron enemigos más bien mortales, conviene leerlos a la vez, o al menos tener en cuenta a Sade cuando estamos leyendo a Rétif, pues en realidad son escritores que se complementan (justamente porque se oponen) y que debido a ello pueden iluminarse el uno al otro.
Sade elaboró una gigantomaquia del sexo y la perversión fundamentada en la violencia ejercida sobre el otro, base cardinal de su sistema, pero toda esa escatología sexual, aparentemente imaginaria, halló cabida y lugar en las noches de la Revolución, y sobre todo en las del periodo del terror. Si Sade supo imaginar a su manera el universo abismal en el que se iba apoyar la nueva ciudadanía, en Las noches revolucionarias de Rétif de la Bretonne vemos ese fondo abismal concretándose en el cuerpo social e iluminando, desde los hechos mismos de la realidad pura y dura, toda la escatología de Sade y su peculiar Apocalipsis sangriento y sexual, anclado en lo que el mismo Sade llamó "el entusiasmo de los castigos". Ese entusiasmo de los castigos que experimentan por igual los personajes de Sade y los personajes de Las noches revolucionarias. Del sadismo formal, teatral y repetitivo de Sade, al sadismo sustancial, trágico y reiterativo de Las noches no hay tanta distancia, y el uno se refleja en el otro de la misma manera que parte de la obra de Rétif se reflejó claramente en la de Sade, le gustase o no a nuestro autor.
Sorprende que en estos tiempos de ideologías muertas y escasos entusiasmos colectivos volvamos a acercarnos a la obra de Rétif de la Bretonne, y a la vez es comprensible. Su estilo directo y caótico es de algún modo moderno, y los abismos que conoció en París también.

21.7.09

"Mario y Onetti se reconfortaban"

Dolly Onetti recuerda a su marido, el poeta Juan Carlos Onetti, como un hombre irónico y sarcástico


JUAN CRUZ
Como si se hubiera producido una carambola maldita, el 28 de abril, el día en que empeoró en Montevideo la salud del poeta Mario Benedetti, moría triste en la misma ciudad uruguaya la poetisa Idea Vilariño, la autora de No, gran amor que fue de Juan Carlos Onetti, cuyo centenario estaba próximo.

Era como si sobre Uruguay pendiera en ese instante la ceremonia de una devastación. Aquel mediodía del 28 de abril, cuando falleció Idea y circuló la noticia del agravamiento de Benedetti, que moriría el 17 de mayo, la melancolía habitual de Montevideo se concentró aún más en los cafés y en las librerías.

De esas coincidencias hablamos con Dolly Onetti, o Dorotea Muhr, la viuda del autor de La vida breve. Fue su compañera durante más de cuarenta años, y aquí, en esta casa en la que hablamos, vivieron la última década de la existencia de Onetti. Aquí venía a verle Benedetti; era su amigo y su colega, e Idea Vilariño vino en 1989. "A Juan le hizo mucho bien esa visita".

Mario y Juan Carlos "se reconfortaban el uno al otro de la ausencia de su maravilloso Uruguay. Mario fue más consecuente, porque volvió". ¿Y Onetti no tuvo ganas de volver? "Sí y no. Pero el no era tan fuerte...". Mario inició el desexilio, como él decía, pero nunca se recuperó del todo de la persecución que los militares practicaron contra tantos uruguayos. "Pero Juan Carlos no quiso volver. Era perezoso para el avión, lo odiaba, y siempre decía: 'Estoy viejo, estoy feo, la mitad de la gente que yo conocí se murió ya. No le entusiasmaba la idea de volver".

Mucha gente ha vuelto, dice Dolly, "y no siempre les fue bien". Benedetti regresó del todo cuando empeoró la salud de su mujer, Luz, que murió de Alzheimer, hace tres años, en Montevideo. Llevó consigo una tristeza honda que aliviaba escribiendo.

Se reconfortaban "sobre todo por teléfono". Benedetti regresó con cicatrices. El exilio, la persecución, y después la vuelta con su mujer ya tan ausente convirtieron el último periodo de su vida en una experiencia difícil que agrandó la melancolía a veces huidiza de su carácter.

Dolly los retrató alegres, un día, "contra esa biblioteca, los dos riendo, linda foto". Y se decía que Onetti no reía. "Un tópico más. Era huraño, sí. Era irónico y sarcástico, y a veces el sarcasmo se interpretaba mal. Creo que en Uruguay se usa más la ironía que acá, o por lo menos eso es lo que pasaba antes".

Pero Onetti no era tan huraño; "era muy simpático con los humanos, sobre todo con los niños, y con los animales. ¡Acordate de lo que era con La Biche! Era una adoración con la perra".

Él decía, de broma, que no se levantaba de la cama (donde la leyenda dice que vivió los diez últimos años de su vida, hasta 1995, cuando murió) "porque La Biche me muerde las canillas". En realidad, recuerda Dolly, se metió ahí primero porque le pusieron una inyección que tuvo malas consecuencias. Y también porque era perezoso. "Leía acostado. Estaba cómodo en la cama para leer. Como leía todo el tiempo, estaba mucho en la cama. Y luego tuve ese problema con la inyección. Ya eso no fue su culpa".

Idea Vilariño vino a verle en 1989. "Y fue importante para él. Como él no iba a volver, verla aquí era muy importante. Una gran poetisa, maravillosa... Ella era más intelectual, estaba a la altura de Juan en la literatura, yo estaba en otra cosa". ¿Y cómo fue el encuentro? "No sé; yo sabía que era una relación entre ellos, había sido una relación apasionada, quizá la más apasionada de Juan. Y cuando llegó, yo me fui. Estuvieron juntos, solos".

Dolly y Onetti se juntaron en 1955, "y Juan dijo que era para siempre. Y era verdad, yo lo sabía. Y yo sabía también que no iba a ser la única mujer de Juan a partir de entonces, eso era absolutamente absurdo. Él me contaba, no había secretos. Había algo así como de conspiración. Ésta es tu vida, yo la comparto desde fuera. Y, por suerte, no soy celosa. Nunca lo fui. Si no, no habría funcionado". Era generosidad. "No, no. Lo que me importaba era que él me amaba a mí. Éramos casi como uno. Muchas veces decía: 'Vos sos un brazo mío'. Lo fui".

Los herederos de Ian Fleming fuerzan cambios en un polémico libro sobre James Bond

JAMES BOND MODELO SIGLO XXI. El actor Daniel Craig es el actual sucesor de Sean Connery, el primer agente 007 que personificó en el cine al popular personaje de Fleming.

Los herederos de Ian Fleming fuerzan cambios en un polémico libro sobre James Bond
Se trata de La batalla por Bond de Robert Sellers, que aborda un caso de plagio que en 1961 afectó a Fleming –de quien en mayo de este año se cumple el centenario de su nacimiento- y a su novela Operación Trueno.

Los herederos de Ian Fleming, el padre de James Bond, han forzado la modificación de un libro sobre el famoso agente 007 que aborda un polémico caso legal de plagio que afectó al escritor británico, según una información de The Sunday Times.

La obra en cuestión es The battle for Bond (La batalla por Bond), del autor Robert Sellers, y cuenta cómo el célebre espía pasó de ser el personaje despiadado y misógino creado por Fleming en su primera novela, Casino Royal (1953), a convertirse en un amable mujeriego que resultó comercialmente más rentable.

Ese cambio de personalidad empezó a fraguarse en la novena novela de Fleming sobre el agente secreto, Thunderball (traducida al español como Operación Trueno, 1961), que nació envuelta en la polémica.

La controversia se remonta a 1958, cuando el productor cinematográfico Kevin McClory planeó producir, junto a Fleming y el guionista Jack Whittingham, la primera película sobre el espía "con licencia para matar".

El escritor británico fue acusado después de plagio por utilizar ese guión como base para la novela Operación Trueno, de la que no se haría un filme hasta 1965, sin mencionar ni a McGlory ni a Whittingham.

La disputa desembocó en 1963 en un juicio que le costó a Fleming 50.000 libras de la época y un grave empeoramiento de su salud que, finalmente, le costó la vida el 12 de agosto de 1964.

Asimismo, el pleito acarreó la obligación de que las futuras publicaciones de la novela aclarasen que "está basada en un tratamiento para la pantalla por Kevin McGlory, Jack Whittingham e Ian Fleming".

Ahora, el libro de Robert Sellers, que analiza la llamada "polémica McGlory" y se publicó en junio del pasado año, se ha topado con las quejas del Fleming Will Trust, la fundación de los herederos del escritor.

Olswang, el bufete de abogados que representa a los herederos, ha acusado a la editorial independiente Tomahawk Press de violar derechos de autor porque la obra de Sellers incluye documentos judiciales del caso de plagio.

Según Peter Stephens, jefe de propiedad intelectual de Olswang, esos documentos forman parte del archivo literario de la fundación, por lo que ha exigido a la editorial que deje de publicar el libro. "Somos una pequeña editorial sin dinero para afrontar una gran acción judicial", reconoció con impotencia el director gerente de Tomahawk Press, Bruce Sachs.

Aunque las librerías no han sido obligadas a retirar las copias de la obra original, el portal de Internet Amazon ha decidido dejar de vender el libro.

La editorial publicará una segunda edición de The battle for Bond el próximo mayo, pero no incluirá los documentos que son objeto de conflicto.

Este desencuentro ocurre mientras se ultiman en el Reino Unido las celebraciones por el centenario del nacimiento de Ian Fleming, el 28 de mayo de 1908.

Como parte de los festejos, el escritor Sebastian Faulks escribirá una nueva novela sobre James Bond y el londinense Museo Imperial de la Guerra dedicará una exposición al agente 007.

Fuente: EFE.Revista Ñ http://delcastilloencantado.blogspot.com


Un salto a ninguna parte

PARALIZADO. Para el gran periodista y cronista de los Estados Unidos el programa espacial de su país esta estancado.


La epopeya espacial en la mirada cáustica del escritor estadounidense Tom Wolfe.
Por: TOM WOLFE



Fue un pequeño paso para Neil Armstrong, un salto gigantesco para la humanidad y un rodillazo en la ingle para la NASA. El programa espacial estadounidense, el esfuerzo más grande — ¿puedo agregar "digno de un dios"? – en la historia del mundo, murió a las 22:56, hora de Nueva York, el 20 de julio de 1969, cuando el pie del Comandante Armstrong, de la Apolo 11, tocó la superficie lunar.
Como más de un joven de la época sentí fascinación por los astronautas. Si alguien me hubiera dicho en julio de 1969 que el ruido del pasito de Neil Armstrong sumado al paso enorme de la humanidad eran solo el ruido de los sepultureros arrastrando los pies junto a la tumba, habría desviado los ojos y sacudido la cabeza.

¡Bueno, mandar el hombre a la Luna fue apenas el preludio! La Luna no era más que un satélite de la Tierra. La gran aventura sería la exploración de los planetas... Hacía tiempo que la NASA tenía todo preparado para enviar hombres a Marte empezando por vuelos cercanos al planeta en 1975. Wernher von Braun, el científico de los cohetes alemanes que se pasó a nuestro bando en 1945, había diseñado un proyecto piloteado a Marte desde el momento en que llegó. En 1952 publicó su Proyecto Marte en una serie de artículos para la revista Collier. Causó sensación. Teniendo en cuenta el triunfo del Proyecto Apolo, Marte vendría a continuación. Lo único que la NASA y von Braun necesitaban eran las bendiciones del presidente y la gran aventura sería realidad.
Sin embargo, tres meses después del alunizaje, en octubre de 1969, empecé a dudar... Yo estaba en Cabo Kennedy, el centro de lanzamiento del programa espacial, en un autobús visitando la NASA. El maestro de ceremonias del autobús era un hombre alto y apuesto de casi 40 años... y un tronco para contarles a los turistas del tour lo que estaban viendo.

Tan malo era que al final de la visita lo abordé. Desde luego, no había venido a la Tierra para ese trabajo. Era un ingeniero que hasta hacía muy poco tiempo había sido experto en protección térmica en la NASA. Se había iniciado una ola de despidos y su puesto fue eliminado. Era tan grave la situación que se sentía afortunado de haber encontrado esa changa. Neil Armstrong y sus dos compañeros de tripulación, Buzz Aldrin y Mike Collins seguían de gira triunfal por el mundo... mientras que ahí, el equipo irreemplazable de la NASA de científicos espaciales estaba disolviéndose.¿Cómo podía pasar algo así? A la distancia, la respuesta es obvia. La NASA había desestimado reclutar filósofos. A partir de que los soviéticos lanzaron la Sputnik I en órbita alrededor de la Tierra en 1957, todos, desde el Presidente Eisenhower, Kennedy y Johnson para abajo vieron la así llamada carrera espacial como una sola cosa: una justa militar. Al principio hubo temores de que los soviéticos tomaran "territorio estratégico" del espacio. Ya estaban ahí —¡encima de nosotros! Podían lanzar rayos cuándo y dónde quisieran. ¡Boom! Ahí va Bangor... ¡Boom! Ahí va Boston... Nueva York... Baltimore... Denver... San José — ¡todas voladas! – como si nada.
Los físicos se apresuraron a señalar que nadie elegiría el espacio como lugar desde el cual atacar la Tierra. La nave espacial, el misil, la Tierra misma, además de la rotación de ésta, viajan a velocidades violentamente distintas en planos geométricos violentamente distintos. Entrarían en el famoso "problema de tres cuerpos" etc. Además los cohetes que habían puesto en órbita las naves tripuladas de cinco toneladas de los soviéticos eran dignos de tener en cuenta. Tenían potencia como para llegar a cualquier lugar de la Tierra con ojivas nucleares.

Pero no fue eso lo que pensó el Presidente Kennedy cuando convocó al administrador de la NASA, James Webb, y a su adjunto, Hugh Dryden, en abril de 1961. El presidente estaba deprimidísimo. No paraba de decir: "Si alguien pudiera decirme cómo alcanzarlos. Busquemos a alguien – a quien sea... No hay nada más importante". Alcanzarlos era su obsesión. Nunca mencionó los cohetes.
Dryden dijo que, francamente, no había forma de alcanzar a los soviéticos en cuanto a vuelos orbitales. Mejor sería anunciar un programa de choque de la magnitud del Proyecto Manhattan, que había producido la bomba atómica. Solo que el objetivo esta vez sería mandar un hombre a la Luna en los siguientes 10 años. Apenas un mes después Kennedy pronunció su famoso discurso ante el Congreso: "Este país debe comprometerse a alcanzar el objetivo, antes del fin de esta década, poner al hombre en la Luna y traerlo otra vez a la Tierra".


De manera intuitiva, Kennedy había elegido otra forma de justa militar, extrañamente arcaica. Se llamaba "combate individual". El combate individual más famoso fue el de David contra Goliat. Antes de que los ejércitos enemigos chocaran en combate, cada bando enviaba a su "campeón" y los dos luchaban a muerte, en general con espadas. El ganador le cortaba la cabeza al perdedor y la blandía por los pelos. Dos milenios después, el clima mental de la carrera espacial era ese. Los detalles del combate individual diferían. Cosmonautas y astronautas no se decapitaban entre sí. Lo que hacían los bravos campeones de cada lado era arriesgar sus vidas en cohetes, mientras sus compañeros en tierra tiraban de la espoleta y los disparaban al espacio.Los soviéticos enseguida sacaron ventaja. Fueron los primeros en poner un objeto en órbita alrededor de la Tierra (Sputnik), un animal en órbita (una perra), un hombre en órbita (Yuri Gagarin). Cuando la NASA terminó de poner a dos astronautas en vuelos suborbitales de 15 minutos a las Bahamas — ¡las Bahamas, 15 minutos!–, los soviéticos pusieron un segundo cosmonauta en órbita. Permaneció allí 25 horas y dio vuelta al globo 17 veces. ¡OK, los dioses habían mostrado su favoritismo!

A esa altura, el clima mental de la carrera espacial con cohetes de los '60 y el combate con espadas se parecían tanto que cabía preguntar: ¿la bestia humana cambia o sólo sus artefactos? Cada vez que uno agarraba el diario leía titulares con la frase BRECHA ESPACIAL... Los soviéticos habían producido una generación de genios científicos – mientras nosotros dormíamos, gordos y satisfechos. Los educadores empezaron a tirar al diablo programas escolares en cuanto Sputnik subió, introdujeron la Nueva Matemática e hicieron énfasis en la Teoría de la Autoestima.
Por fin en febrero de 1962 la NASA consiguió poner un hombre en la órbita terrestre, John Glenn. Es necesario haber vivido en esa época para comprender la reacción del país. Estuvo arriba solo cinco horas, en comparación con las 25 de Titov pero era nuestro... ¡protector! Contra todo lo esperado, había arriesgado su pellejo por... ¡nosotros! John Glenn nos curó.Antes de su desfile por Broadway nunca se habían oído tantos vítores. Policías irlandeses grandotes, clásicos de Nueva York, salieron a las esquinas lagrimeando. Después empezó la serie de vuelos de Gemini con dos hombres.

Con Gemini, nos atrevimos a preguntarnos si no estaríamos acercándonos quizás a los soviéticos en ese combate individual. Pero contuvimos la respiración, temerosos de que el anónimo Jefe de Diseño soviético pudiera vencernos de nuevo con alguna hazaña inimaginable. Por supuesto, la CIA difundió informes de que los soviéticos estaban al borde de un viaje a la Luna.La NASA ingresó en el mayor programa de choque de todos los tiempos: Apolo. Lanzó cincomisiones lunares en un año, de diciembre de 1968 a noviembre de 1969. Con Apolo 11 por fin ganamos la carrera, pusimos un hombre en la Luna antes del fin de esa década y lo trajimos de vuelta.Todos, incluido el Congreso, fueron presa de la fiebre de adrenalina. Pero resulta que a la mañana siguiente los congresistas empezaron a preguntarse algo que no surgía desde el discurso de Kennedy. ¿En qué consistía esa cuestión del combate individual? Ellos no usaron esa expresión). Había sido una batalla por el espíritu interior y la imagen externa. De acuerdo, ganamos pero no tenía ninguna relevancia militar táctica. Y había costado una fortuna, cerca de US$ 150.000 millones. ¿Y eso de mandar el hombre a Marte y toda la música? Más de lo mismo, pensándolo bien. Qué visionario... pero, ¿por qué no hacemos como Scarlett O'Hara y lo pensamos mañana?

El presupuesto anual de la NASA cayó de US$ 5.000 millones a US$ 3.000 millones en los '70. Y en ese momento, tan luego, la falta de un equipo de filósofos en la NASA pasó a ser un verdadero problema. Sucede que la NASA tenía un solo filósofo, von Braun. Hacia el final de su vida, él sabía que se moría de cáncer y se volvió muy contemplativo. Yo lo oí en una cena en su honor en San Francisco. Planteó qué cosa era en verdad el programa espacial.Dijo algo así: Aquí en la Tierra vivimos en órbita alrededor del Sol, una estrella ardiente que algún día se quemará, con lo cual nuestro sistema solar se volverá inhabitable. Por lo tanto, debemos construir un puente a las estrellas porque somos las únicas criaturas sensibles del universo. ¿Cuándo empezamos a construir ese puente de estrellas? En cuanto podamos y este es el momento. Por desgracia, la NASA no podía presentar como vocero y gran filósofo a un ex alto miembro de la Wehrmacht nazi. Por consiguiente, el programa espacial lleva 40 años matando el tiempo con una serie de proyectos orbitales... Skylab, la misión conjunta Apolo-Soyuz, la Estación Espacial Internacional y el trasbordador espacial. Estos programas requirieron un nivel de ingeniería comparable a los programas tripulados que los precedieron. Pero su objetivo ha sido principalmente mantener encendidas las luces en el Centro Espacial Kennedy y el Centro Espacial Johnson de Houston. En rigor, el programa del trasbordador estaba pensado para atraer al público con viajes para turistas pero terminó en el desastre del Challenger.

¡Cuarenta años! Todos en la NASA saben desde hace 40 años que el siguiente paso lógico es una misión tripulada a Marte y cada propuesta ha sido bien recibida solo brevemente por los presidentes. Tienen tantos proyectos espectaculares que podrían usar mejor los casi US$ 10.000 millones anuales que requeriría el programa Marte. Hay incluso otra propuesta en este momento y no tiene ninguna chance frente a Depresión II. ¿Porqué no mandan robots?: es la cantilena habitual. Y una vez más es el difunto von Braun quien da la respuesta. Una de las cosas que más le gustaba decir es que no hay ningún explorador informático en el mundo con más de una diminuta fracción del poder que tiene la computadora análoga química conocida como cerebro humano. El 20 de julio de 1969 fue el momento en que la NASA necesitó, más que ninguna otra cosa en el mundo, la Palabra. Pero era algo para lo que los ingenieros no tenían especificaciones. En este momento es la única solución para recuperar el verdadero destino de la NASA, que es, claro, construir ese puente a las estrellas.


Copyright The New York Times y Clarín, 2009. Traducción de Cristina Sardoy

18.7.09

"Mis novelas son populares"

SEMANA NEGRA EN GIJÓN
Fred Vargas, la más inquietante y probablemente la más inteligente narradora del polar francés, ampliamente publicada en España, con obras como Que se levanten los muertos o Huye rápido, vete lejos. Defiende la literatura para todos
SOLEDAD ALCAIDE
Fred Vargas está en Gijón. La estrella invitada de la Semana Negra es esta escritora francesa un poco extravagante, que no se prodiga en público, que apenas concede entrevistas y que anda siempre muy ocupada. Su vida se divide entre su actividad política -lleva años abanderando la inocencia de su amigo Cesare Battisti, encarcelado en Brasil pendiente de su extradición a Italia por un crimen que dice que no cometió-, y su actividad profesional como arqueozoóloga.
"Todos mis amigos me habían hablado de la Semana Negra, pero hace cinco años que no voy a ferias de libros. He estado tan metida en mi investigación sobre la gripe A que no tenía la cabeza para hablar de mis historias literarias", explica esta escritora, menuda, tímida, que no aparenta los 57 años que tiene. Además, confiesa, hasta hace muy poco tenía terror a los aviones. Y ha sido precisamente su actividad política la que le ha obligado a superarla. "He volado 44 veces a Brasil", asegura.

Luego está Paco Ignacio Taibo II. El escritor mexicano, originario de Gijón, es el director de la Semana Negra, pero casualmente es el referente literario de Battisti. La persona por la que se lanzó a la escritura. "Le he pedido a Taibo que me escriba una nota para llevársela a la cárcel", cuenta Vargas. "Será muy importante para él llevarle unas líneas de la persona que lo ha hecho escritor".

La otra razón por la que Vargas ha elegido Gijón es la idiosincrasia de la Semana Negra, un encuentro literario ecléctico donde se sucede la charla con la lectura de poemas, la presentación de libros y, por las noches, la juerga entre escritores. "Me horripila firmar libros por una cuestión de timidez", afirma la novelista. "No me importa hacer un debate delante de mucha gente, pero delante de una persona que no conozco me pongo roja, me dan ganas de huir", insiste. "Y de la Semana Negra me habían hablado tanto... Tenía ganas de ver el lado festivo".

Mientras da cuenta de unas croquetas de foie, la especialidad del restaurante Ciudadela, donde Manuel Vázquez Montalbán venía a comer cuando visitaba la feria literaria, hecho que no le ha pasado inadvertido, Vargas insiste en su timidez enfermiza. Hasta el punto de que, dice, se alegra de que los escritores no sean a menudo reconocidos en la calle. Y cuenta que, unos minutos antes de la comida, una mujer la paró: "¿Es usted Fred Vargas?", le dijo. "Normalmente, no", contestó ella.

A la hora de elegir la comida, no se atreve a probar el vino y pide un plato ligero: Carne con verduras y patatas asadas. Porque la noche anterior fue a cenar con sus editoras y Taibo. "Cenamos, bebimos, cantamos... Nos acostamos muy tarde", cuenta. Así que pide cola light.

Mientras llegan los platos, Vargas, que tiene unas manos finas, huesudas, con un sencillo anillo, hace dibujos para explicar sus afirmaciones y mira directamente a los ojos. Es metódica, como buena investigadora. Habla despacio y, de vez en cuando la interrumpe su amigo Edmond Boudoin, dibujante de cómics, con el que ha escrito una novela gráfica al alimón, y que la conoce perfectamente. Él es el culpable de que Vargas publicara -"Me presentó a mi editorial", explica ella- y una de las personas que la convenció para ir a Gijón. La conoce bien y sólo la interrumpe para precisar por qué hace las cosas.

El encuentro de Vargas con la novela negra fue un poco por rebeldía a su padre. "Mi trayectoria como lectora ha tenido cierta decadencia, porque mi padre, que era un surrealista, me hizo leer de pequeña a los grandes clásicos, toda la literatura del siglo XVII al XIX. Me puso la cabeza como un bombo con la gran literatura, porque denostaba la novela policiaca", relata. Así que ella la leyó a escondidas.

"Al principio, los ingleses. No reniego de Agatha Christie ni, sobre todo, de Sherlock Holmes", dice. Luego su hermana gemela, Jo -culpable de que adoptara el seudónimo de Vargas, porque ella, que es pintora, comenzó a utilizarlo antes, como homenaje al personaje de Ava Gardner en La condesa descalza, María Vargas-, la introdujo en los autores americanos. Y vieron juntas el cine negro de Hollywood. Su hermana es una referencia vital. Tanto que aprovecha para enviarle un sms de camino a la sesión de fotos en el puerto marítimo de Gijón.
Vargas defiende constantemente el género negro. Asegura que es la literatura "más arcaica", pues tiene la misma estructura que las grandes epopeyas clásicas. "Pero en la tradición francesa, si haces una novela ligera, para distraer, eso no se considera literatura", se queja. La escritora francesa también defiende la técnica. Sostiene que su flaqueza es la falta de imaginación y que siempre escribe la misma novela. "Libro tras libro, objetivamente, hay una historia, pero detrás no cuento nada. Tengo la impresión de que no escribo historias mías, sino que me limito a transcribir las de otros. No pretendo dar un mensaje", afirma. Y reconoce su incapacidad para trasladar a la literatura su activismo político. "No sé por qué, pero no me sale", afirma.

Fred Vargas publica en octubre Un lugar incierto (Siruela), su última novela en España. En ella aparece de nuevo el comisario Adamsberg y recupera el mito del vampiro clásico. "No es por provocación, pero no me molesta hacer novelas leídas por todas las categorías sociales, que sean fáciles de leer. Es que procuro hacerlas más fáciles. Me gusta que mis novelas sean populares", defiende.
Fritanga, ciencia-ficción y relatos policiacos


fuente elpaís.com delcastilloencantado.blogspot.com

17.7.09

Esa cosa inglesa que llaman humor

Patricio Tapia
El sentido del humor (o sense of humour ), para los ingleses, ha llegado a constituirse en una característica nacional. No hay conversación, ni reunión familiar, ni polémica por los diarios, ni conferencia académica, que no contenga alguna nota humorística, incluso en las ocasiones más solemnes. Su ausencia es tan grave como infringir el fair play en los deportes o llevarse el cuchillo a la boca en la mesa. Así, aunque en la hora de la muerte las personas intentan decir cosas memorables, Sir Thomas More, inglés, bromeó con su verdugo.Según historiadores y etimologistas, la noción de "humor" en su sentido moderno -no como temperamento- figura por primera vez justamente en Inglaterra a fines del siglo XVII y "Sensus Communis: ensayo sobre la libertad de ingenio y humor" (1709), de Lord Shaftesbury, sería uno de los primeros escritos en que así aparece. Más allá de las disputas con Francia por su pertenencia, tan tardíamente como 1862, Victor Hugo, en "Los miserables", habla de "esa cosa inglesa que llaman humor".
British humour
Claro que un nuevo término no significa el surgimiento del fenómeno y, con todos los cambios que se quiera, indudablemente hubo humor en la Antigüedad o en la Edad Media (de donde parte, después de hablar de Grecia y Roma, Alfred G. L'Estrange en su "Historia del humor inglés", 1878). Y el listado no deja de ser admirable, considerando sólo la literatura y a autores nacidos antes del siglo XX: Shakespeare, Samuel Johnson -muchos de cuyos ingenios son recolectados por Boswell, algunos en contra de él mismo-, Sydney Smith, Thackeray, Dickens, Lewis Carroll, Jerome K. Jerome, Saki, Chesterton. Incluso limitándose a los irlandeses, la muestra es extraordinaria: Swift, Sterne, Wilde, Bernard Shaw. Tal vez esa profusión se deba a que hasta el siglo XIX al menos, el arte de bromear fue considerado como una parte de la conversación entre caballeros. Pero habría que precisar que ese humor continúa ejerciéndose hasta ahora y que no ha sido patrimonio de una minoría selecta.
Si es cierto lo que dice un inglés, Victor Lewis-Smith (hay quienes lo atribuyen a E. B. White): "Analizar el humor es como disectar una rana. Poca gente está interesada y la rana muere", tal vez no tenga tanta importancia pasar lista a los teóricos del humor -que como los del erotismo, suelen no participar de las virtudes de sus objetos de estudio- ni detenerse en sus teorías (la incongruencia, el alivio, la superioridad) que desembocan en un humor positivo y uno negativo, como señalar que los ingleses son pródigos en uno y otro tipo de humor. No sólo son maestros en la ironía sutil y oblicua de los sobreentendidos, sino también en el sarcasmo, la sátira cáustica y las observaciones ofensivas; no sólo manejan los juegos de palabras o lo absurdo, sino también las practical jokes (bromas pesadas, con tendencia a la crueldad y el sadismo).
El editor de Anagrama, Jorge Herralde, ha hecho una antología del humor inglés. Ella permite volver sobre una de las dimensiones más reconocidas de los británicos, su humorismo, que va tanto de la sutileza a la brutalidad.


El argentino Guillermo Saccomano se quedó con el premio al mejor policial en Gijón

SEMANA NEGRA EN GIJÓN
El español David Torres con Niños de tiza y el argentino Guillermo Saccomano con 77 fueron los ganadores del premio Dashiell Hammet, que concede la Semana Negra de la ciudad española a la mejor novela de género policial.

El jurado, cuya decisión se hizo publica hoy, valoró la "extraordinaria fuerza narrativa" de ambos trabajos que se "ajustaron perfectamente a las claves del genero negro para descubrirle a los lectores problemáticas sociales de actualidad y profundo calado histórico". El año pasado, el premio había sido para otro argentino, Leonardo Oyola.
La novela 77 de Saccomano aborda por primera vez en la ficción la trama de complicidades de la sociedad civil con la dictadura, en Argentina, que inauguró Jorge Rafael Videla, y pone sobre el tapete las distintas actitudes individuales y colectivas que favorecieron el golpe militar.

Saccomanno explica como el "terror llegó a anular la razón" en la historia de un profesor homosexual que decide investigar el paradero de uno de sus alumnos desaparecido y que se ve arrastrado por las circunstancias que le obligan a "tomar partido" y acoger en su casa a una guerrillera embarazada.

Torres ha conseguido el galardón con un relato sobre el asesinato de una niña paralítica en medio de un acto de corrupción en el proceso de convertir Madrid en ciudad olímpica.
El premio de relatos policiales, que concede la Semana Negra junto con el Ateneo Obrero de Gijón, fue a parar por tercera vez consecutiva a manos del cubano Rodolfo Pérez Valero con Dioses y Orishas, una obra que cautivó al jurado por el "respeto" estricto a las reglas del género.

El premio "Silverio Cañada" fue, ex aequo, para Se que mi padre decía", un chantaje de un hijo poco escrupuloso a su padre de Willy Urbino y para "Conducir un tráiler", del mexicano poeta y ensayista, residente en Nueva Zelanda, Rogelio Guedea.

En tanto, el galardón que lleva el nombre del periodista y escritor argentino, Rodolfo Walsh, fue para "Mala Vida", de Carles Quiléz, quien aseguró que se trata de un "pequeño homenaje al periodismo de investigación, fuente de nutrición para la novela negra".

Fuente:REVISTA Ñ http://delcastilloencantado.blogspot.com/

16.7.09

Adiós a la era de los periódicos (Bienvenida una nueva era de corrupción)

Un rumor recorre la discusión pública: los diarios impresos están en crisis y sólo unos pocos soportarán los desafíos que implica internet. Paul Starr se adentra en el declinante mundo de las redacciones y las prensas para ver qué hay de cierto en ello y cómo esto podría afectar a la vida democrática.

William Ospina, el poeta con alma de novelista

SEMANA NEGRA EN GIJÓN
El autor colombiano presenta «El país de la canela», segunda parte de la trilogía de la novela histórica «Ursúa»
William Ospina (Tolima, Colombia, 1954) no es un novelista tradicional. Sus principales obras, enfocadas hacia la poesía y el ensayo, están caracterizadas por hablar de dioses, de naturaleza, sueños, arte, filosofía, vida o muerte.
En 2005, el encanto de la prosa encandiló al poeta Ospina, decidiéndose por escribir «Ursúa», su ópera prima novelesca.
Ahora, en 2009, y aprovechando la celebración de la «Semana negra», presenta la segunda parte de esta trilogía, «El país de la canela», que narra la historia de un grupo de soldados encabezados por el ficticio conquistador Cristóbal de Aguilar, cuya misión no era otra que encontrar un lugar con inmensos bosques de canela.
«Pretendo reconstruir el mundo americano de hace cinco siglos. Recrear la diversidad de culturas y pueblos», destacó Ospina, quien ha tenido que bucear en «un océano de documentos surgidos a raíz de la conquista de América».Ospina no tiene miedo a la hora de cambiar de género, admitiendo que «la poesía también permite narrar historias».
Las leyes de la prosa son muy diferentes de las de otros géneros, pero la adaptación mostrada por el autor colombiano ha sido perfecta, aprovechando al máximo los recursos líricos de los que dispone, creando una narración con un lenguaje y una belleza sorprendentes.
Habrá que esperar, «un máximo de dos años», para conocer el final de esta serie de aventuras. «La serpiente sin ojos», último capítulo de esta trilogía, que relatará el viaje final del conquistador navarro Pedro de Ursúa.

Laura Restrepo defiende la literatura política

SEMANA NEGRA EN GIJÓN
Laura Restrepo dice escribir de política con la misma legitimidad con la que alguien escribe de fantasía o de amor.
"El espectro está abierto y es infinito", dijo la escritora colombiana el martes en una conferencia de prensa en España en la que presentó su más reciente novela, "Demasiados héroes". "El fin de la literatura no es hacer denuncia".
La obra es una historia marcada por la dictadura de Rafael Videla, en Argentina.
Mateo, un adolescente, emprende un viaje a la nación suramericana con su madre con el fin de encontrar a su padre, a quien no ve desde que tenía dos años.
Tanto su padre desaparecido como su madre han sido militantes en la resistencia pacífica contra la dictadura de Videla, en los años 70.
Durante el viaje, Mateo presiona a su madre para que le hable de la historia de su padre con claridad. La madre no encuentra el momento para revelarle a su hijo que en realidad su padre se fue motivado por una razón que el hijo desconoce.
"Es algo difícil conversar con un adolescente que continuamente está poniendo contra la pared sobre todo en un tema como es el origen", dijo Restrepo, según Europa Press. Mateo es capaz de "sacudir a su madre hasta arrancarle la última verdad".
Indicó que la madre está comprometida políticamente y tiene "tendencia a ciertas verdades demasiado ancladas en sus convicciones". Por eso, ve el pasado con la lente del heroísmo, "que es una marca de fábrica de la izquierda y que te aísla del presente y de la juventud".
Pero Mateo "no quiere más superhéroes que los que conoce en la gran pantalla o en los videojuegos", explicó. El muchacho, dijo la autora, quiere saber la verdad sin retóricas ni política.
Para Restrepo Mateo es reflejo de una generación "que arranca donde nosotros estamos más flacos, que fue la revolución interior".

Neruda, demasiado humano

"UN NERUDA MAS GRANDE", dice haber encontrado Ampuero, luego de investigar al Nobel trasandino.
Una novela fiel al material biográfico baja del pedestal al Nobel chileno. En El caso Neruda, Roberto Ampuero dibuja a un escritor enfermizo, cruel con las mujeres y voluble políticamente .
Pablo Neruda ha vuelto... como personaje de ficción. El poeta y premio Nobel chileno es el protagonista de El caso Neruda, una novela detectivesca que se ha convertido en el libro de moda en Latinoamérica desde que apareció el pasado octubre en Chile y que ahora llega a España, publicada por La Otra Orilla. Su autor, Roberto Ampuero (Valparaíso, 1953), es profesor de Literatura en la Universidad de Iowa (EE. UU) y es el primer sorprendido de que su libro se haya convertido "en la obra más leída sobre Neruda, mucho más que cualquier biografía". Los conductores de capitales como Bogotá, Buenos Aires, Lima o el DF pueden ver, si tienen suerte, cómo en los semáforos vendedores callejeros les ofrecen ejemplares piratas de El caso Neruda, junto a encendedores, DVDs de Michael Jackson o protección solar, prueba inequívoca de que el libro ha tenido éxito. El método de Ampuero ha sido claro: "He investigado su vida como un biógrafo y luego he vertido ese material real en una ficción policial. Pero todo lo que se cuenta sobre él es real, me mantuve fiel a los hechos, sacando a la luz cosas que se decían sotto voce y eso hace emerger, curiosamente, a un Neruda mucho más novelesco, contradictorio y humano. He intentado bajarlo del pedestal".
Las mujeres como hilo
De niño, Ampuero miraba la casa de Neruda en Valparaíso "y una vez hasta lo vi pasar en coche, sentado junto a Salvador Allende y una misteriosa mujer en el asiento de atrás". Precisamente son las mujeres el hilo conductor, cada capítulo tiene un nombre femenino, pues la historia se va construyendo a partir de aquellas que contaron en la vida de Neruda, incluso de las que quisieron borrar las huellas de las anteriores (como le dice el poeta al detective que contrata: "Las mujeres son como Colón, quieren que la historia de uno comience con su llegada").
Poeta enfermo
La trama detectivesca gira en torno a Cayetano Brulé, detective cubano afincado en Chile - protagonista de otras novelas de Ampuero-,quien recibe el encargo de Neruda de encontrar a un médico desaparecido, única esperanza de que pueda curarse el cáncer que padece - ydel que murió en 1973-."Neruda fue un gran lector de novela policial", comenta Ampuero, de visita fugaz en Barcelona. La paradoja es que, a raíz de la investigación de Brulé, Neruda pasa de cliente del encargo a objeto de las pesquisas, pues emergen aspectos de su biografía que van a resultar clave para la trama.
Fan de Batista
Muchos lectores se sorprenden al descubrir a un Neruda que viaja a Cuba... para apoyar al dictador Batista. "Así fue - asiente Ampuero-,en los años cuarenta pronunció incluso una apología en su honor en La Habana, alabándolo como hijo excelso del pueblo cubano. Y por eso tuvo siempre mala relación con Fidel. En realidad fue su pareja, la aristócrata Delia del Carril, la que le convirtió al comunismo. Él era muy pragmático, apolítico. Sin Del Carril, él hubiera seguido siendo un poeta hermético. Ella era rica, influyente, amiga de intelectuales y le hizo ver que tenía que escribir para el pueblo y hacerse de izquierdas".
Adicto al enamoramiento
Lejos de la imagen romántica idealizada que han dado de él sus versos, "lo que caracteriza a Neruda es que necesita vivir una intensa relación de amor, de apasionamiento, de calentura con alguien, que eso le sirve para escribir intensamente y que, después, cuando ha pasado la pasión, necesita en seguida otra mujer como un nuevo afrodisiaco y a la vez como renovado estímulo poético. No sé si realmente lo sentía así o si lo de la poesía era una excusa para justificar su conducta, pero...".
Mejor París que Bucarest
"Neruda se estaba convirtiendo - prosigue el autor-en una especie de santo. Y lo interesante de él es ese mundo contradictorio, esa alma tan humana, porque era muy sensible y generoso a veces pero otras muy calculador y oportunista, como cuando decide quién no se va a salvar de los fascistas, rechazando a algunas personas en las listas de repatriados a América. En eso se parece a Bertolt Brecht, que era comunista y vivía en la Europa del Este pero tenía pasaporte austriaco, que le permitía viajar cuando le daba la gana, y las cuentas bancarias - donde cobraba de las editoriales-,en Suiza. Neruda, entre Bucarest y París, prefería París. Es un personaje con estos lados de luz y de sombra. Yo no quería un personaje acartonado, que acabara siendo una caricatura. El asunto era ver las cosas que no había logrado en la vida y sus contradicciones, ahí estaba su esencia. Ese es el Neruda real, y para mí es un Neruda más grande que el que me habían enseñado".
Deducción y caos
El caso Neruda es la sexta entrega de la serie del detective Brulé, muy conocida en países como China o Croacia pero de la que en España sólo hay disponibles tres títulos, el citado, Boleros en La Habana (1994) y Halcones de la noche opina su autor-son demasiado cerebrales para América Latina, aquí no resolverían ni un caso. En una Europa donde impera cierta lógica sus métodos pueden funcionar, pero en países con un alto grado de improvisación, arbitrariedad, corrupción y brutalidad no sirve el mecanismo deductivo de un Poirot. Es como exigir a Celia Cruz que imite a Maria Callas. Para mí, es imposible escribir un policial ambientado en Hispanoamérica si no partes, por un lado, de la picaresca española, de su visión de la vida y de los sentidos, y, por otro, de Vázquez Montalbán y la centralidad del peso de la historia en su obra". Otras obras disponibles de Ampuero son la ficción autobiográfica Nuestros años verde olivo (2000), sobre su decepcionante experiencia como militante comunista armado en Cuba, y Los amantes de Estocolmo (2003), "sobre la pareja moderna, sobre la infidelidad y la frustración".

Tres nombres de mujer
Josie Bliss "Su etapa de cónsul en Rangún, Batavia y Singapur en los años 20 y 30 fueron los peores momentos de su vida. No entendió Asia, no conoció a nadie. Sólo tuvo mamantes a destajo, muchas de ellas putas, y una mujer entre inglesa y javanesa, Josie Bliss, que intentó apuñalarlo".
Delia del Carril "Una argentina culta y rica, veinte años mayor que él, que lo presentó a la intelectualidad europea y le hizo apoyar a los republicanos en la guerra civil. Lo convirtió al comunismo y le hizo abandonar sus poemas herméticos. Él se aprovechó de ella, de su solvencia económica, de sus amistades y de su necesidad de compañía".
Matilde Urrutia "Cuando la conoció era una cantante de cabaret con un cuerpo espléndido, poco dotada intelectualmente. La acabó engañando con su sobrina, Alicia Urrutia, por lo que Matilde, indignada, le pidió al presidente Allende que destinara a su marido a Europa, para poner un océano entre los amantes. Así lo nombraron embajador en París. Pero no dejó de escribirse con Alicia".
Fuente © La Vanguardia y Clarín http://delcastilloencantado.blogspot.com

Henning Mankell será el embajador del Premio Europeo Literatura de 2009

Se trata de un galardón creado por el Programa de Cultura de la Unión Europea que se entregará este año por primera vez. El objetivo es difundir la obra de autores aún desconocidos que escriben en lenguas que nos se traducen de forma masiva. El escritor sueco será el principal impulsor de esta iniciativa.
El célebre escritor sueco de novela negra Henning Mankell será el embajador del Premio Europeo de Literatura 2009, un galardón que se concede este año por primera vez y que pretende fomentar el interés por los nuevos autores y las obras escritas en los idiomas menos traducidos en la Unión Europea. Según explicó hoy en rueda de prensa el comisario europeo de Cultura, Jan Figel, el éxito literario y el reconocimiento internacional de su obra han determinado la elección como embajador de este galardón del creador de la famosa serie de novela negra sobre el inspector Wallander.
El premio se entregará durante tres años –2009, 2010 y 2011– y en él participan los 34 países integrados en el programa de cultura de la Unión Europea (UE) y cada uno propondrá el nombre de un autor, que recibirá un premio de 5.000 euros.Los 34 países se han dividido en tres grupos.
De esta forma, en 2009 han participado 12 países y en los dos años siguientes serán 11.Los galardonados este año son el austríaco Paulus Hochgatterer, la croata Mila Pavicevic, la francesa Emmanuelle Pagano, la húngara Szécsi Noémi, la irlandesa Karen Gillece, el italiano Daniele Del Giudice, la lituana Laura Sintija, el noruego Carl Tiller, el polaco Jacek Dukaj, la portuguesa Dulce Maria Cardoso, el eslovaco Pavol Rankov y la sueca Helena Henschen.En 2010, le tocará el turno a España, un año en el que concursará junto con Alemania, Bélgica, Chipre, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Luxemburgo, Macedonia, Rumanía y Eslovenia.Y en 2011, Bulgaria, República Checa, Grecia, Islandia, Letonia, Liechtenstein, Malta, Serbia, Holanda, Turquía y Reino Unido.
Figel ha recordado que este concurso "no está limitado a las lenguas oficiales", por lo que los participantes podrán presentar obras en lenguas minoritarias, como el euskera o el catalán.Además del dinero que recibirán los ganadores, Figel resaltó la "mayor visibilidad" que este premio ofrece a los escritores, así como el impulso por parte de la CE para que esas obras sean traducidas, son otras ventajas que ofrece este premio.
El comisario señaló que la creatividad europea es uno de sus grandes valores, un talento muy importante en el actual contexto de crisis por los beneficios económicos que puede generar.En ese sentido, recordó que muchos autores europeos han alcanzado un "éxito masivo" que, en muchas ocasiones, se ha trasladado a la industria cinematográfica, como las obras que han dado vida a los famosos personajes Harry Potter o James Bond.
Pero Figel reconoció que estos éxitos "son todavía una excepción", y precisó que este premio quiere dar una oportunidad a numerosos autores aún desconocidos que escriben en lenguas que nos se traducen de forma masiva.La ceremonia de entrega de los premios de este año, organizado por la Comisión Europea junto a la Federación de Libreros Europeos, el Congreso de Escritores Europeos y la Federación de Editores Europeos, tendrá lugar el próximo 28 de septiembre en el teatro Flagey de Bruselas.

Se publicará una novela inédita de Graham Greene



      • Será en la revista espeicalizada en el género de misterio The Strand. La novela de Graham Greene, titulada La silla vacía, está inconclusa y fue descubierta en el archivo del autor que compró la
        Universidad de Texas.
      • Una novela incompleta de Graham Greene recientemente descubierta se publicará por entregas en la revista The Strand. La primera entrega tendrá lugar esta semana y el resto aparecerá en cuatro ediciones cuatrimestrales. Entre los planes de la revista figura el de contratar a un novelista para que escriba el final. La novela es un misterio llamado La silla vacía que Greene comenzó a escribir en 1926 y que aparentemente abandonó. En aquel momento tenía 22 años, recién se había convertido al catolicismo y estaba trabajando como pasante en el diario londinense The Times. El manuscrito de la novela fue descubierto el año pasado por el académico Franciois Gallix en el Archivo Greene del Ransom Center de la Universidad de Texas. Se publicó el primer capítulo en The Times de Londres en diciembre de 2008, como parte de una trivia literaria en la cual los lectores tenían que adivinar quién era su autor. La silla vacía transcurre en una casa de campo y los protagonistas son una pareja señorial y un detective-inspector parecido a Colombo. El director de The Strand dijo que "no es lo mejor de Greene pero se reconoce igual que es un texto suyo". La revista ya había publicado un cuento inédito de Mark Twain en su último número y también una novela de P.G. Woodhouse. Ahora The Strand se publica en Birmingham, Michigan, pero es una relanzamiento de la revista londinense que tuvo su auge entre 1890 y 1950.

A un año de su liberación, Ingrid Betancourt escribe el guión de su secuestro

La ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt no sólo escribirá un libro sobre su dolorosa experiencia de seis años y medio en las cárceles alambradas que tienen las FARC en la selva. En este momento trabaja de lleno en el guión de una película en la que pretende que los espectadores se metan en su piel y sientan lo que vivió. Su experiencia la califica hoy como dura pero "extraordinaria", informa El País.
Cada espectador, dijo la ex candidata presidencial colombiana, "va a sentir los sufrimientos, el hambre, el calor, las presiones psicológicas, las humillaciones, la pena, que pasamos". Lo contó en entrevistas a Caracol, radio y televisión, el jueves pasado, al cumplirse el primer año de la Operación Jaque, que la devolvió a la libertad junto a 14 de sus compañeros de drama. De la película explicó que es un proyecto que trabaja con la productora norteamericana de Kathleen Kennedy, la misma que estuvo detrás de la famosa La lista de Schindler, de Steven Spielberg.
"Es una persona extraordinaria", dijo Ingrid al referirse a Kennedy. "Hemos construido una gran amistad, por lo que tenía claro que quería trabajar con ella". El acuerdo ya está firmado, pero no será tal vez el único proyecto para el cine sobre la odisea de los secuestrados. Desde la liberación, varios productores demostraron su interés por llevar a la pantalla este operativo "único" en el que no se usó un solo disparo; un trabajo de sutil filigrana en el que se logró engañar a las FARC. Dos de los carceleros entregaron a sus rehenes a una supuesta misión humanitaria encargada de llevar a los secuestrados a otro campamento.
Betancourt lleva también bastante adelantado el libro sobre su historia y espera terminarlo en octubre. "Me desnudé y he contado todo lo que sentí. Vi de nuevo cada instante y los lectores van a estar en mi piel", confesó.