10.5.09

Julio Cortázar, siempre inesperado

Entrevista con Carles Álvarez Garriga, editor del nuevo libro del autor de ‘Rayuela’
Carles Álvarez Garriga y Aurora Bernárdez, los responsables del nuevo libro póstumo de Julio Cortázar
Por: Angélica Gallón Salazar / Enviada especial, Buenos Aires

Aurora Bernárdez llamó un día, en la víspera de la Navidad de 2006 a Carles Álvarez Garriga, su amigo y gran conocedor de la obra de su ex marido, Julio Cortázar. Entre una conversación cálida Aurora le comentó que estaba intranquila por un ratón que se le estaba comiendo el pan todos los días y, además, le dijo que lo quería ver para mostrarle unos papelitos. “Imaginé unas cartas, un recibo de la luz, algunos dibujitos quizá”, recuerda Carles. Sin embargo, un cierto tono en la voz de Aurora le hizo intuir que podía tratarse de algo más importante, y considerando que un ratón, quizá no de panadería, sino de biblioteca, andaba merodeando la casa, el experto en Cortázar decidió tomar un avión de Barcelona hasta Argentina.

“Cuando llegué, Aurora se acercó a un cajón que no se podía abrir de lo lleno que estaba y del que fueron saliendo carpetas y carpetas de papeles”, recuerda. Había textos que conocía y había otros que no, y en la gran mesa de madera donde Cortázar había escrito Rayuela hacía 40 años desplegaron los documentos hasta entonces desconocidos por el mundo y olvidados por la mujer que coció la sopa y tendió la cama del escritor argentino entre el 60 y el 68.

“Yo le dije, con gracia y sobre todo muy sorprendido: Aurora, usted no tiene derecho a tener estos papeles aquí, sin un extintor cerca, sin un humificador, esto debería estar en un sitio donde se guarde el patrimonio”, recuerda el editor, quien de inmediato se puso a separar lo inédito de lo ya publicado con un resultado de unas 400 páginas completamente desconocidas. Ante la cifra abrumadora, Carles llamó a la agencia editorial de Carmen Barcells, que representa a Aurora, y le anunció que tenía en sus manos un nuevo libro de Cortázar. “A Carmen se le abrió una sonrisa de oreja a oreja, y dijo: ¡Magnífico, un libro nuevo de Cortázar, siempre es un libro de Cortázar! Estos papeles secretos, estos cuentos escritos y nunca leídos saldrán publicados en el libro Papeles inesperados que la editorial Alfaguara lanzó el pasado 8 de mayo en la Feria del Libro de Buenos Aires y que estará en el país desde el próximo 20 de mayo.

¿Eran tan inesperados estos textos de Cortázar que ahora se publican?


Algunos. Más o menos el 10% de los 100 textos que se encontraron sabíamos que existían, porque en la correspondencia del autor algunas veces se mencionaban, pero nunca los habíamos visto. Por ejemplo, hay dos escritos de Historias de Cronopios y de famas (en el libro se publican tres) que sabíamos que habían existido pero que se perdieron, porque el editor Paco Porrúa, una vez tuvo el libro que iba a publicar en Minotauro en el año 1962, poco antes de que saliera Rayuela, le dice: “Mira Julio, hay muchos textos, por qué no quitamos alguna de estas historias”. De esas que se extrajeron se recuperan dos. Luego hay muchos otros textos que ya se habían publicado en periódicos mexicanos en los años 70, o en revistas españolas de los años 80, que algunos ya conocíamos, pero que nos dimos al trabajo de recolectar. Así que, en general, ha sido una sorpresa enorme, no todo es absolutamente inesperado para mí, ni para Aurora Bernárdez, pero casi seguro lo será para el lector común, casi todo será inesperadísimo.

¿Sobre qué versan estos textos? Y, ¿cómo era el Cortázar que los escribió?

Este libro es como un álbum de fotos familiar en el que el protagonista siempre es Cortázar. Tenemos textos que son como fotos de juventud, aquí se publica, por ejemplo, el que probablemente es el primer cuento del autor que se conserva, que él lo depositó en la Universidad de Texas. Es un álbum de fotos, porque tenemos desde el Cortázar muy joven hasta el Cortázar último. Encontramos a uno que escribe cuentos, que es un joven de 20 años más o menos, ingenioso, un poco repelente con sus conocimientos, que hace un pastiche de literatura policial muy divertido. Luego tenemos ensayos políticos de los 60, 70 y 80, y poemas que complementan un poco ese caudal de poesía que se conoce ya. Tenemos textos que son para los amigos, por ejemplo cuando un amigo pintor le pedía que le escribiera algo para un catálogo y también hay Historias de Cronopios, Historias de Lucas, así como relatos de los años 30, 40 y 50. Tenemos un verdadero arco iris.
¿Cuáles cree usted pudieron ser las razones para que Cortázar no publicara estos textos inéditos?

Hay algunos de estos cuentos juveniles que seguro no los quiso publicar porque consideraba que no estaban acabados, pero no los destruyó, eso es señal de algo. Él destruyó dos novelas, una infantil que se llamaba Las nubes y el arquero y una juvenil que se llamaba Soliloquio. Las quemó cuando tenía 60 años, porque dijo que no tenían ningún interés. Ahora, hay algunos que son realmente un misterio por qué no quiso publicarlos. Está también, por ejemplo, un caso muy concreto que es la versión primitiva de un escrito que se llama Relato con un fondo de agua, que él lo publicó 20 años después. Uno se puede tomar la molestia o el placer de imprimir los dos relatos y leerlos, confrontarlos y ver cómo un chico de 30 años tiene una idea que a los 50 es capaz de escribir bien. Eso es fascinante.

¿Encuentra una voz particular de Cortázar en algunos de los textos que no conocía?

El secreto de Cortázar para ser un gran escritor es la formación de una voz. Si uno lee a Cortázar, uno sabe que es él, sin que el texto esté firmado. Es un escritor muy misterioso en el sentido en el que parece un amigo, por eso tiene tanta acogida entre las nuevas generaciones. Y ese desarrollar una voz se da muy pocas veces en una generación, sobre todo en la literatura argentina, porque frente a esa voz incomparable, que es la de Borges, él da un paso a un lado y consigue crear otra literatura. Y eso aquí en este libro se ve muy bien, desde ese escritor joven que aún tartamudea un poco hasta que es el que tanto queremos.

¿Y su línea política que tantas críticas le trajeron se mantiene?


Los textos políticos de Cortázar se han publicado mucho. Aquí hay un poco el tema de siempre, el compromiso urgente, y la reivindicación que hace de Cuba. Él tiene una cercanía extraordinaria con la isla, porque viaja en el 68 y en ese viaje se convierte. Él dice que fue su Camino de Damasco, como San Pablo cayendo del caballo. Entonces en esa caída del caballo Cortázar cambia (a partir del año 68, donde aún publica 62. Modelo para armar), corta su obra y empieza a ser distinta en el sentido en el que se dedica principalmente a la política. Sus continuas colaboraciones periodísticas no le permiten publicar esa otra novela que tenía pensada, que se llamaría Las mujeres y lo máximo que puede aspirar es a textos fragmentarios.

¿Cómo fue editar el libro?
“Había que respetar el registro de la escritura en cada momento, lo que no había que hacer en ningún caso era uniformizar, sino respetar las características lingüísticas del escritor en cada momento. El reto era si lo presentábamos como un baúl y lo ordenábamos por título, o si había que darle al lector un poco más de facilidad. Al organizar la prosa la dividimos en dos partes, una llamada Momentos y la otra Circunstancias. La primera responde a textos que surgieron por una inquietud momentánea, un discurso a unos alumnos en el día de la independencia en el año 1938, por ejemplo. Y la otra, son textos que responden a una necesidad imperiosa, política, en la que el autor se ve obligado a escribir rápido sobre un tema concreto para llamar la atención ética y política”.


Carles Álvarez Garriga

elespectador.com

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