15.11.13

De cuando Vargas Llosa fue "negro" de una millonaria

El escritor refleja su propia experiencia en la obra teatral Kathie y el hipopótamo

Mario Vargas Llosa, en una sala de estar de su casa del barrio de Barranco, en la capital peruana Carlos González Armesto./lavanguardia.com

El nobel Mario Vargas Llosa ha "desvelado" hoy en España que la reflexión sobre realidad y ficción que hace en Kathie y el hipopótamo, que estrena el día 19 el Teatro Español, nació de su experiencia real como "negro" literario de una adinerada dama que vivía en París y que tenía "ideas pero no palabras".
Fue en su primer año en París, cuando de la beca que le habían hablado no había ni rastro y tuvo que ejercer los oficios más "pintorescos" para sobrevivir, ha revelado hoy el peruano (Arequipa, 1936) en una rueda de prensa convocada para presentar la obra de teatro, que protagoniza Ana Belén y dirige Magüi Mira, y la cual ha acabado siendo un relato de los que tanto le gustan.
Uno de los trabajos "alimenticios" que tuvo que hacer fue para una "adinerada señora" que había hecho "un viaje por lugares exóticos y quería 'escribir' un libro"; así que, llena de ideas pero carente "de palabras", le contrató a él como "negro".
Le dedicaba todo el tiempo, esfuerzo e interés que le pedía ella, de la que no ha querido desvelar ningún dato más. "A veces una hora, a veces dos", por lo que le pagaba "a veces por el tiempo, a veces por el número de palabras", y él, feliz, porque eso le permitió comer y ducharse "en ocasiones".
Pensó entonces que esa era una historia que quería escribir, "la de una señora que alquila a un 'negro'" para materializar sus veleidades de escritora, y estaba destinada al teatro.
Cuando por fin lo hizo -se estrenó en Caracas, en 1983-, descubrió que tenía "muchas más ramificaciones" de las que nunca se había imaginado. Con ella ahondaba como nunca antes en la división entre imaginación y realidad.
"Es la primera vez que lo cuento en público y ya me he arrepentido. Una vez conté que me había inspirado para una novela en un autor de radioteatro, y el lío que se montó fue descomunal. Espero que esta vez ustedes la deformen y la cuenten rápido", ha bromeado el escritor en medio de las risas de todos.
Kathie y el hipopótamo es la historia de una mujer de la alta sociedad limeña que contrata a un profesor universitario, Santiago Zavala, para que escriba un libro sobre el viaje que ella ha realizado por Asia y África.
La obra, estreno absoluto en España, según su autor, es "en apariencia" una comedia en la que los personajes se ponen de acuerdo para jugar "un juego serio" sobre el anhelo de romper el círculo cerrado de la existencia y así protagonizan "aventuras sorprendentes, apasionadas y feroces".
Y es que el ser humano, ha dicho, empieza a contar cuentos desde que posee el lenguaje, y eso es lo que permite progresar, crecer, porque "nada incita tanto el apetito de otra vida como las ficciones".
"No solo somos lo que actuamos sino lo que deseamos y soñamos. El ingrediente esencial de la existencia es la personalidad secreta, la que está hecha de las fantasías, y eso es lo que he intentado reflejar en mis novelas y en mi teatro", ha dicho Vargas Llosa, aunque nunca lo ha hecho "tan explícitamente" como en Kathie y el hipopótamo.
El nobel de Literatura está persuadido de que "nadie está contento siendo solo lo que es", y ese ha sido el tema central de todo lo que ha escrito para el teatro: "No se por qué, pero así ha sido".
"Estoy muy contento con las ideas que ha aportado Magüi. Lo ha enriquecido con música -la de David San José, hijo de Ana Belén- y humor, que ya había en el original pero ahora es más importante".
Requiere, ha dicho, una gran versatilidad de los actores, porque tienen que encarnar, a veces en transiciones de una gran brusquedad, roles muy diferentes.
La directora supo desde el mismo momento que el director de Artes Escénicas del Ayuntamiento de Madrid, Natalio Grueso, le propuso dirigir la obra que Kathie debía ser Ana Belén, un papel que ella, ha dicho, afrontó "desde la ignorancia" y al que poco a poco ha ido encontrando "el punto" de ironía y sentido del humor.
"No ha sido nada fácil trabajar a la vez en el plano real y en el de lo imaginado. Requiere mucha concentración y tener claro cada uno de los personajes", ha reconocido la actriz y cantante, que comparte escenario con Ginés Millán.
Grueso ha subrayado que la primera de las entregas de la producción de toda la obra dramática de Vargas Llosa, La chunga, tuvo 20.000 espectadores en sus 58 representaciones, pero que para esta han preferido una sala de las Naves de Matadero, porque es "una pequeña joya" que requiere mucha más "intimidad".

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