especial filbo 2012
Además de celebrar la vida de Rufino José Cuervo, Vallejo lanzó venenosos dardos en Feria del Libro
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Fernando Vallejo saluda a sus incondicionales lectores durante el lanzamiento de El cuervo blanco en la FILbo 2012.foto:Ana María García. fuente:eltiempo.com |
Al igual que como ocurrió el sábado hace ocho días con la presencia del célebre periodista y escritor estadounidense Gay Talese, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá -que finaliza mañana y que se lleva a cabo en Corferias-, fueron muchas las personas que no lograron ingresar a la charla sobre El cuervo blanco, el nuevo libro en el que el escritor colombiano Fernando Vallejo aborda la vida de Rufino José Cuervo, y que presentó en compañía del también escritor William Ospina.
Como si se tratara de una estrella del
espectáculo, la fila de ingreso al auditorio José Asunción Silva, para
ver y escuchar a Vallejo, era bastante larga y sus seguidores estuvieron
allí durante varias horas.
Muchos se molestaron y amenazaron hasta con tumbar las puertas
de ingreso al auditorio, cuyo aforo es de cerca de 800 sillas, porque
varios de los espectadores de la charla inmediatamente anterior se
negaron a abandonar sus lugares.
Finalmente, y en medio de un estruendoso
aplauso, a las 5:05 p.m. aparecieron Vallejo y Ospina, mientras que al
resto de asistentes, que no lograron ingresar, les tocó conformarse con
verlos desde unas pantallas gigantes que estaban ubicadas en la parte
externa del recinto.
Ospina sabía qué contertulio tenía en
frente. Por eso, durante su presentación, no solo resaltó el trabajo
titánico de Vallejo para lograr este libro, sino que le picó la lengua a
su interlocutor, en más de una oportunidad, leyéndole algunos párrafos.
(Siga este enlace para leer: William Ospina estuvo en Bogotá presentando sus nuevos libros)
El autor de Ursúa contó que para este
libro, Vallejo se leyó las cerca de 1.600 cartas que custodia el
Instituto Caro y Cuervo y que 'don Rufino' se cruzó con unos 200
corresponsales para, de este modo, escarbar en su pensamiento.
Luego, Vallejo añadió que también tuvo
acceso a los 5.200 tomos del Fondo Cuervo, que reposan en la Biblioteca
Nacional, en Bogotá, para hacerse una idea de lo que leía el famoso
filólogo colombiano. (Lea acá: Editorial Vida de perros)
El idioma es genio rebelde
Acto seguido, Ospina leyó, sorprendido, un
párrafo del libro en el que ahora resulta que aceptaba la existencia de
Dios: "¿Fracasó entonces Cuervo, como el común de los gramáticos, en su
intento de apresar este idioma? Sí pero no. Con su
diccionario-gramática atiborrado de decenas de miles de citas hizo ver
como nadie que el idioma no es como el genio de Aladino que se deja
encerrar en una botella, sino un genio rebelde, cambiante, caprichoso,
que se sale de donde lo quieren meter y no lo agarra ni el loquero.
¿Y cómo pudo un paisito tan insignificante como Colombia producir un
genio de alma grande y bondadoso como Rufino José Cuervo Urisarri, que
ni siquiera pasó por la escuela secundaria pues todo lo aprendió en los
libros, pero que a los 38 años, cuando llegó a París, tenía concluido en
lo esencial su portentoso Diccionario de construcción y régimen de la
lengua castellana en que lograba meter bien que mal, en camisa de
fuerza, a este desquiciado idioma? Pues porque Dios existe. Esta es mi
prueba gramático-lexicográfica de la existencia de Dios y de la grandeza
de Colombia". (Lea también: 'Escribo para molestar a los hipócritas': Fernando Vallejo)
Vallejo aprovechó para recordar algunos
pasajes de la vida de 'don Rufino' en Colombia y en París, destacó la
estrecha relación que tuvo con su hermano Ángel y cómo, quizás, su
muerte fue una de las razones para que no finalizara su diccionario.
"Cuervo es el personaje más puro, más noble y el alma más grande que ha tenido Colombia", dijo el autor.
El escritor antioqueño contó que cuando
Ángel murió, a Cuervo solo le quedaron algunos amigos muy queridos,
entre los que se encontraba el poeta bogotano Rafael Pombo.
"Pombo era un hombre de alma grande
y tenía moralmente una ventaja sobre Cuervo, que ya es decir mucho: que
quería a los animales. Fue el primero en proponer, que se
sepa, que no se hicieran fiestas con corridas de toros y que se crearan
las sociedades protectoras de animales".
Y ahí, en medio de una de esas frases que
suele soltar el autor paisa, que su público siempre está sediento de
oír, aprovechó para contar cuál será uno de sus próximos proyectos
literarios. "Yo ya canonicé a Rufino José, a san Rufino José, le pueden
rezar y verán que es milagroso; ahora voy a seguir con Pombo. Al final
de cuentas Wojtyla, alias 'Juan Pablo', canonizó a 1.500 beatos. ¿Por
qué no puedo canonizar yo a dos?".
Dardos políticos
En medio de una charla erudita, que versó
en su mayoría sobre anécdotas de la vida de Cuervo, de ejemplos
gramaticales y sobre qué tanto ha evolucionado el español, para bien y
para mal, no faltaron los dardos políticos, que Vallejo disparó, en tono
irónico, jugando con el tema que lo convocaba esa tarde.
Su primer 'baldado' fue contra la
actual ministra de Salud, Beatriz Londoño, cuando fue secretaria de
Salud de la primera alcaldía de Antanas Mockus, y a quien criticó por la
matanza de "400 perros en Engativá".
Agregó que no solo no recibió un castigo,
sino que es parte del actual gobierno. "Es que así son, Dios los crea y
ellos se acomodan", dijo mientras el público estallaba en aplausos.
Más adelante, cuando un asistente le
preguntó si canonizaría, también, al caballo que pateó al expresidente
Álvaro Uribe, respondió: "¿Un caballo pateando a otro?... Ah no,
contesté mal: ¿un caballo pateando a un burro?".
Y ante la pregunta de otra joven estudiante
sobre el uso excesivo de las mayúsculas en el mundo virtual de hoy, el
escritor antioqueño aprovechó para responderle con un ejemplo muy
particular.
"Esa es una enfermedad que está padeciendo el español hoy. Estamos poniendo infinidad de palabras con mayúscula. Por ejemplo, ¿cómo
vamos a poner presidente con mayúscula? Eso es con minúscula. ¿Y cómo
vamos a poner el Honorable Congreso con mayúsculas? Congreso hay que
ponerlo con minúscula y el honorable hay que quitárselo", agregó, mientras el auditorio volvía a estallar en una sola carcajada y en aplausos.
Sobre la evolución del español, la manera
como el inglés viene permeándolo de forma importante y el futuro de la
lengua, Vallejo comentó que eran temas que, la verdad, no le quitaban el
sueño.
"La norma va cambiando. En cuanto a la
anglización del español, a mí me importa un comino. Yo me las arreglo
como pueda con lo que tengo. El inglés se está volviendo la lengua
universal. Es el idioma de las finanzas, de la diplomacia y de la
ciencia. A nadie se le ocurre escribir un libro de ciencia en
español, en alemán o en francés porque lo pierde. La ciencia se tiene
que escribir en inglés, que es la lengua franca de la ciencia ahora",
comentó.
Ospina aprovechó, también, para preguntarle
si estaba de acuerdo con la famosa leyenda de que en Colombia se habla
el mejor castellano del mundo.
"Eso es un cuento -le salió al paso
Vallejo-. En ningún lado se habla el mejor español. En todos lados se
habla mal y como puede la gente. Uno es las palabras que usa y también
las que nunca usará".
De la punzante lengua de Vallejo no se
salvó ni Miguel Antonio Caro, a quien descalificó porque apareció en el
nombre del Instituto Caro y Cuervo cuando el Gobierno lo fundó, en los
años 40. "Rufino José Cuervo era un hombre de alma grande y Caro, un politiquero, ambicioso del poder y mal poeta, además", dijo.
"Sobre el futuro del español, ¿qué futuro
va a tener si el mundo ya se va a acabar?", concluyó Vallejo, quien
luego pasó a firmar su libro en el estand de Alfaguara, en el pabellón 6
de Corferias, en donde, como si se tratara de una estrella musical o de
un actor de cine famoso, la marea de gente que lo siguió fue tal que
obligó la presencia de las autoridades para que no tumbaran el cubículo.