30.4.12

Fernando Vallejo presentó su nuevo libro El cuervo blanco

especial filbo 2012

Además de celebrar la vida de Rufino José Cuervo, Vallejo lanzó venenosos dardos en Feria del Libro

HOY: Nosotros, los malditos: 4:pm. Salón León de Greiff. Historias de frontera: 6:pm. Salón Jose Eustasio Rivera

Fernando Vallejo saluda a sus incondicionales lectores durante el lanzamiento de El cuervo blanco en la FILbo 2012.foto:Ana María García. fuente:eltiempo.com

Al igual que como ocurrió el sábado hace ocho días con la presencia del célebre periodista y escritor estadounidense Gay Talese, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá -que finaliza mañana y que se lleva a cabo en Corferias-, fueron muchas las personas que no lograron ingresar a la charla sobre El cuervo blanco, el nuevo libro en el que el escritor colombiano Fernando Vallejo aborda la vida de Rufino José Cuervo, y que presentó en compañía del también escritor William Ospina.

Como si se tratara de una estrella del espectáculo, la fila de ingreso al auditorio José Asunción Silva, para ver y escuchar a Vallejo, era bastante larga y sus seguidores estuvieron allí durante varias horas.
Muchos se molestaron y amenazaron hasta con tumbar las puertas de ingreso al auditorio, cuyo aforo es de cerca de 800 sillas, porque varios de los espectadores de la charla inmediatamente anterior se negaron a abandonar sus lugares.
Finalmente, y en medio de un estruendoso aplauso, a las 5:05 p.m. aparecieron Vallejo y Ospina, mientras que al resto de asistentes, que no lograron ingresar, les tocó conformarse con verlos desde unas pantallas gigantes que estaban ubicadas en la parte externa del recinto.
Ospina sabía qué contertulio tenía en frente. Por eso, durante su presentación, no solo resaltó el trabajo titánico de Vallejo para lograr este libro, sino que le picó la lengua a su interlocutor, en más de una oportunidad, leyéndole algunos párrafos. (Siga este enlace para leer: William Ospina estuvo en Bogotá presentando sus nuevos libros)
El autor de Ursúa contó que para este libro, Vallejo se leyó las cerca de 1.600 cartas que custodia el Instituto Caro y Cuervo y que 'don Rufino' se cruzó con unos 200 corresponsales para, de este modo, escarbar en su pensamiento.
Luego, Vallejo añadió que también tuvo acceso a los 5.200 tomos del Fondo Cuervo, que reposan en la Biblioteca Nacional, en Bogotá, para hacerse una idea de lo que leía el famoso filólogo colombiano. (Lea acá: Editorial Vida de perros)
El idioma es genio rebelde
Acto seguido, Ospina leyó, sorprendido, un párrafo del libro en el que ahora resulta que aceptaba la existencia de Dios: "¿Fracasó entonces Cuervo, como el común de los gramáticos, en su intento de apresar este idioma? Sí pero no. Con su diccionario-gramática atiborrado de decenas de miles de citas hizo ver como nadie que el idioma no es como el genio de Aladino que se deja encerrar en una botella, sino un genio rebelde, cambiante, caprichoso, que se sale de donde lo quieren meter y no lo agarra ni el loquero. ¿Y cómo pudo un paisito tan insignificante como Colombia producir un genio de alma grande y bondadoso como Rufino José Cuervo Urisarri, que ni siquiera pasó por la escuela secundaria pues todo lo aprendió en los libros, pero que a los 38 años, cuando llegó a París, tenía concluido en lo esencial su portentoso Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana en que lograba meter bien que mal, en camisa de fuerza, a este desquiciado idioma? Pues porque Dios existe. Esta es mi prueba gramático-lexicográfica de la existencia de Dios y de la grandeza de Colombia". (Lea también: 'Escribo para molestar a los hipócritas': Fernando Vallejo)
Vallejo aprovechó para recordar algunos pasajes de la vida de 'don Rufino' en Colombia y en París, destacó la estrecha relación que tuvo con su hermano Ángel y cómo, quizás, su muerte fue una de las razones para que no finalizara su diccionario.
"Cuervo es el personaje más puro, más noble y el alma más grande que ha tenido Colombia", dijo el autor.
El escritor antioqueño contó que cuando Ángel murió, a Cuervo solo le quedaron algunos amigos muy queridos, entre los que se encontraba el poeta bogotano Rafael Pombo.
"Pombo era un hombre de alma grande y tenía moralmente una ventaja sobre Cuervo, que ya es decir mucho: que quería a los animales. Fue el primero en proponer, que se sepa, que no se hicieran fiestas con corridas de toros y que se crearan las sociedades protectoras de animales".
Y ahí, en medio de una de esas frases que suele soltar el autor paisa, que su público siempre está sediento de oír, aprovechó para contar cuál será uno de sus próximos proyectos literarios. "Yo ya canonicé a Rufino José, a san Rufino José, le pueden rezar y verán que es milagroso; ahora voy a seguir con Pombo. Al final de cuentas Wojtyla, alias 'Juan Pablo', canonizó a 1.500 beatos. ¿Por qué no puedo canonizar yo a dos?".
Dardos políticos
En medio de una charla erudita, que versó en su mayoría sobre anécdotas de la vida de Cuervo, de ejemplos gramaticales y sobre qué tanto ha evolucionado el español, para bien y para mal, no faltaron los dardos políticos, que Vallejo disparó, en tono irónico, jugando con el tema que lo convocaba esa tarde.
Su primer 'baldado' fue contra la actual ministra de Salud, Beatriz Londoño, cuando fue secretaria de Salud de la primera alcaldía de Antanas Mockus, y a quien criticó por la matanza de "400 perros en Engativá".
Agregó que no solo no recibió un castigo, sino que es parte del actual gobierno. "Es que así son, Dios los crea y ellos se acomodan", dijo mientras el público estallaba en aplausos.
Más adelante, cuando un asistente le preguntó si canonizaría, también, al caballo que pateó al expresidente Álvaro Uribe, respondió: "¿Un caballo pateando a otro?... Ah no, contesté mal: ¿un caballo pateando a un burro?".
Y ante la pregunta de otra joven estudiante sobre el uso excesivo de las mayúsculas en el mundo virtual de hoy, el escritor antioqueño aprovechó para responderle con un ejemplo muy particular.
"Esa es una enfermedad que está padeciendo el español hoy. Estamos poniendo infinidad de palabras con mayúscula. Por ejemplo, ¿cómo vamos a poner presidente con mayúscula? Eso es con minúscula. ¿Y cómo vamos a poner el Honorable Congreso con mayúsculas? Congreso hay que ponerlo con minúscula y el honorable hay que quitárselo", agregó, mientras el auditorio volvía a estallar en una sola carcajada y en aplausos.
Sobre la evolución del español, la manera como el inglés viene permeándolo de forma importante y el futuro de la lengua, Vallejo comentó que eran temas que, la verdad, no le quitaban el sueño.
"La norma va cambiando. En cuanto a la anglización del español, a mí me importa un comino. Yo me las arreglo como pueda con lo que tengo. El inglés se está volviendo la lengua universal. Es el idioma de las finanzas, de la diplomacia y de la ciencia. A nadie se le ocurre escribir un libro de ciencia en español, en alemán o en francés porque lo pierde. La ciencia se tiene que escribir en inglés, que es la lengua franca de la ciencia ahora", comentó.
Ospina aprovechó, también, para preguntarle si estaba de acuerdo con la famosa leyenda de que en Colombia se habla el mejor castellano del mundo.
"Eso es un cuento -le salió al paso Vallejo-. En ningún lado se habla el mejor español. En todos lados se habla mal y como puede la gente. Uno es las palabras que usa y también las que nunca usará".
De la punzante lengua de Vallejo no se salvó ni Miguel Antonio Caro, a quien descalificó porque apareció en el nombre del Instituto Caro y Cuervo cuando el Gobierno lo fundó, en los años 40. "Rufino José Cuervo era un hombre de alma grande y Caro, un politiquero, ambicioso del poder y mal poeta, además", dijo.
"Sobre el futuro del español, ¿qué futuro va a tener si el mundo ya se va a acabar?", concluyó Vallejo, quien luego pasó a firmar su libro en el estand de Alfaguara, en el pabellón 6 de Corferias, en donde, como si se tratara de una estrella musical o de un actor de cine famoso, la marea de gente que lo siguió fue tal que obligó la presencia de las autoridades para que no tumbaran el cubículo.

Barcelonaebooks abre la ruta de la edición digital española en inglés

Roca Editorial crea un sello que traducirá al inglés obras de autores hispanohablantes. En EE UU lo distribuirá la potente Open Road. El proyecto empezará en junio

Blanca Rosa Roca, editora, y Michael Gordon. foto.fuente:elpais.com
Más pronto que tarde el libro electrónico estallará. En España, también. Y hay que tomar posiciones en un mercado que ese formato aún lo hará más global si cabe. Como mínimo, así lo entiende la editora Blanca Rosa Roca, que desde Roca Editorial ha decidido crear la pionera Barcelona ebooks, sello dedicado exclusivamente a la edición digital de libros, claro, pero en inglés y con miras, en particular, al mercado norteamericano (donde el libro electrónico se acerca a un tercio de las ventas), el canadiense y el británico.
Con oficinas en Barcelona y Nueva York y con Michael Seary Gordon, hijo del autor Noah Gordon, como accionista (30%), Barcelonaebooks arrancará --bajo un logotipo a partir del famoso dibujo de la baldosa de las calles de la ciudad barcelonesa-- con nueve títulos de autores tanto del catálogo de Roca como de otras editoriales españolas. Entre los primeros que se comercializarán ya a partir de este verano están La bodega, de Noah Gordon, Cosas que te ocurren en Barcelona cuando tienes 30 años, de Llucia Ramis; La princesa perdida, de Maha Aktar; Wendolin Kramer, de Laura Fernández, Dr. Pearson, de Xavier Moret, y El sueño de París, de Vicenç Villatoro (premio Ramon Llull, 2010), entre otros.

Entre los primeros que se comercializarán están La bodega, de Noah Gordon, Cosas que te ocurren en Barcelona cuando tienes 30 años, de Llucia Ramis; La princesa perdida, de Maha Aktar; Wendolin Kramer, de Laura Fernández, Dr. Pearson, de Xavier Moret, y El sueño de París, de Vicenç Villatoro
Las obras (por el momento, todas de ficción y con una buena carga de ambientación en la capital catalana porque “EEUU es el país que envía más turistas a Barcelona”) se podrán adquirir a través de Amazon.com, Apple iBookstore, BarnesandNoble.com, Google/IndieBound, Kobo Books, OverDrive y en la Sony Reader Store. La amplitud de la oferta de distribución es posible gracias al acuerdo que Barcelonaeboks ha alcanzado con Open Road Media, una potente plataforma de distribución on line dedicada al mundo de libro y que utiliza básicamente el vídeo y las redes sociales para promocionar a los autores. Al frente de la misma, donde trabajan 24 personas, está Jane Friedman, uno de los grandes nombres de la edición en EEUU y que fue presidenta de la potente Harper Collins durante 11 años.

“Más de la mitad del personal de esta plataforma se dedica al marketing de contenido y lo utilizan de manera muy distinta a como se hace en España; aprenderemos muchísimo con ellos”, cree Roca, que adelanta que será con Open Road con quien coeditarán todas las obras en papel de Noah Gordon en EEUU. De momento, los dos primeros títulos serán La bodega y El médico. Gordon ha cedido los derechos de toda su obra para papel y digital a Barcelona ebooks. “Exportaremos libros traducidos al inglés en digital; no deja de ser otra manera de intentar salir de la crisis”, resume la iniciativa la editora catalana.

La hijoputez bajo el microscopio

La maldad es “abundante, polimorfa y polisémica”. No se cuenta, sin embargo, “entre los grandes flagelos de la humanidad”, afirma el médico y fisiólogo celular argentino Marcelino Cereijido, cuyo nuevo ensayo analiza las razones biológicas y culturales que hacen que todos seamos, dadas las circunstancias, “unos hijos de puta”

Para Cereijido ''el machismo es una de las formas más terribles de hijoputez''.foto.fuente: Revista Ñ

 



Así como a nadie se le ocurriría hablar sobre literatura inglesa sin mencionar a Shakespeare, Milton, Byron, Dickens, Wilde, Scott, Shelley o a Joyce, no se puede armar un mapa de la ciencia argentina sin ubicar en un país costero con cierta gravitación política a Marcelino Cereijido.

Es imposible. Aunque no tanto por la más que importante trayectoria de este médico y fisiólogo celular y molecular exiliado en México desde 1976, aquel hombre –“Pirincho” para los amigos– quien alguna vez pensó en ser ingeniero, abogado, dentista o geólogo y que comenzó a ametrallar la realidad con infinitos “¿por qué?” a los seis años, incitado por su tío Pascual. Es imposible, decíamos, excluirlo en esta aproximación cartográfica porque sin Cereijido –lector ferviente de Borges y discípulo del Premio Nobel Bernardo Houssay– no habría malestar, aquel ingrediente secreto que provoca que los interrogantes se multipliquen casi al infinito. Ni sociólogo ni historiador ni analista político, Cereijido es un cuestionador profesional, un francotirador que en vez de disparar balas y misiles arroja ideas que sacuden e incitan a la reflexión como sus afirmaciones ya clásicas: “Aunque haya una buena cantidad de científicos, en la Argentina no hay ciencia” o “Este país progresa cuando el oscurantismo se descuida”. Impulsado por la fuerza de la indignación, Cereijido cruza los puentes que unen y a la vez separan ciencia y sociedad para explorar toda clase de fenómenos. Ya lo hizo en su momento con las ventajas de la muerte y ahora lo hace con la maldad y sus orígenes. O como dice en su último ensayo, las razones biológicas y culturales que hacen que todos –sí, todos– seamos unos hijos de puta.

-En su carrera usted reflexionó sobre el analfabetismo científico, las vanidades y rivalidades en la ciencia y los cognicidios, es decir, la destrucción sistemática por parte de la Iglesia y charlatanes de nuestra capacidad de interpretar la realidad en que vivimos. ¿Por qué ahora estudia la hijoputez?-Porque es abundante, polimorfa y polisémica. Y pese a su universalidad, la hijoputez jamás se cuenta entre los grandes flagelos de la humanidad. Se gastan millones de dólares en investigar todo tipo de enfermedades y casi nada en explicar las raíces de la mayor causa de sufrimiento humano. Al lado de la hijoputez, el cáncer, la lepra, el mal de Alzheimer y las enfermedades cardíacas son juegos de niños. Me desespera que se den por sentado que se trata de un fenómeno consciente y racional modulado por la ética. Apabulla constatar que el Homo sapiens recurre a la maldad con naturalidad y frecuencia. Ser un hijo de puta, en pequeña o gran medida, es parte de la naturaleza humana. Cualquier persona se puede volver un hijo de puta por las circunstancias, por eso lo importante es estudiarlas. Aunque nos esforzamos por ocultarlo, somos una especie violenta. Me interesó explorar si la hijaputez es inherente a la vida de la misma forma en que lo es la muerte; si hay algo en nuestros genes que nos obliga a ser perversos, así como los genes determinan que seamos narigones, blancos, negros o que sintamos hambre o sed. Por ejemplo, el genocidio es un fenómeno puramente cultural, humano. No existe un solo organismo no humano que practique el exterminio sistemático de sus congéneres.

-Pero no todos los seres humanos somos genocidas.-Por suerte. Pero mire: los organismos, animales y vegetales, somos tramposos por naturaleza. La flor carnívora se disfraza para atraer un insecto y devorarlo. El Homo sapiens resulta ser un consumado artista del engaño y la mentira. Nos peinamos, vestimos y adoptamos maneras de comportarnos y hablar que nos hacen ver más sanos, inteligentes y capaces de lo que en realidad somos. Las chicas se maquillan. El político se fotografía cargando en sus brazos a algún bebé para que el retrato sugiera que es humano, sensible, protector. La maldad no sólo está en los grandes villanos de la historia como Hitler, Stalin, Videla o el rey Leopoldo II de Bélgica, sino también en la vida cotidiana. La hijoputez está en lo mínimo, en el hombre que abofetea a su esposa porque se le quemó la comida o en la señora que le pega a sus hijos. El machismo es en sí una de las formas más terribles y comunes de hijoputez.

-¿Pero por qué eligió hablar de la hijoputez y no de la perversidad? -Porque no son lo mismo. El uso de la expresión “hijo de puta” me resulta indispensable. Desde hace muchos años tengo la costumbre de preguntar a mis colegas extranjeros cuál es el insulto más infamante e hiriente en su idioma. Invariablemente resultaba ser “hijo de puta”, como lo ha sido durante tiempos inmemoriales. Cuando un rasgo cultural es universal, sospechamos que tiene un substrato biológico. Todos los seres humanos dormimos, lloramos, reímos, comportamientos que tienen sus respectivas bases biológicas. Todos los pueblos curiosamente lo eligen como insulto. Los hijos de prostitutas siempre fueron considerados sujetos antisociales.

-¿Hubo alguna circunstancia que lo incitara a explorar la hijoputez?-Varias. Por ejemplo, lo que llamo “intoxicación cognitiva”, el daño sistemático de la capacidad de interpretar la realidad que vivimos. Todos los organismos, humanos y no humanos, sobreviven a condición de que interpreten la realidad eficazmente. La Iglesia se desespera por apoderarse del aparato educativo de los países del Tercer Mundo, y abusa de los niñitos obligándolos a ponerse de rodillas y a darse golpes de puño en el pecho hasta que admitan que son culpables de que una pareja mitológica (Adán y Eva) se hayan comido una manzana. La enseñanza religiosa encuentra adecuado obligar al niño a que admita que es oveja en un rebaño y que debe amar a una deidad torturadora, que condena a los pecadores a suplicios eternos. En pleno siglo XXI, el 90 por ciento de la humanidad todavía necesita para interpretar la realidad recurrir a milagros, revelaciones y dogmas. El analfabetismo científico inducido es generado por instituciones a las que el avance de la ciencia perjudica. Un buen antídoto contra esto es promover el laicismo. Una sociedad laica consiste en pasar de la dominancia de interpretaciones que recurren a variables místicas, milagros, dogmas y principios de autoridad a una interpretación “a la científica” del mundo.

-Por lo que se deduce de su ensayo usted comulga con la postura de Thomas Hobbes sobre la naturaleza humana. “El hombre es un lobo para el hombre”, era el eslogan de este filósofo inglés.-Esa frase estaba bien para Hobbes en su tiempo. Pero hoy que los humanos estamos por extinguir a los lobos, y sabemos que ellos no desarrollan bombas atómicas para matar otros lobos, ni Fondos Monetarios Internacionales, parece una frasecita nostálgica. Pero hay otro factor a tener en cuenta: de repente uno se entera de que un pueblo que generó un Bach, un Durero, un Schiller, un Planck, se pone a matar millones de personas en campos de concentración. Las personas en el fondo eran las mismas; lo que cambiaron fueron las circunstancias. La misma sorpresa se llevó Hannah Arendt cuando fue a presenciar el juicio de Eichmann: era un pobre diablo cualunque. Son conocidas las experiencias en que se pusieron a estudiantes en circunstancias análogas a las prisiones de Abu Ghraib o Guantánamo y se convirtieron en bestias torturadoras. No existe un gen de la maldad en el ser humano aunque hay circunstancias que propician la perversidad.

-“La principal fuerza hostil de la naturaleza, hallada por el ser humano, es otro ser humano”, escribió el evolucionista Richard Alexander.-Es verdad. Tampoco hay que olvidar que somos hombres de la Edad de Piedra viviendo en ciudades modernas. Como especie, los seres humanos hemos vivido el 90 por ciento de nuestra existencia en la Edad de Piedra. Por suerte, la hijoputez no es el único producto de la evolución de las especies. La cooperación, por ejemplo, es evolutivamente más importante y supera los inconvenientes de la lucha por la existencia.

-Volviendo al analfabetismo científico. ¿Sigue sosteniendo la idea tan presente en sus anteriores ensayos de que en la Argentina no hay ciencia?-Sí. Además, la Argentina tampoco tiene una cultura compatible con la ciencia. Tenemos, por ejemplo, una cultura compatible con la odontología en el sentido de que cuando nos duele una muela acudimos a los dentistas. En cambio, ante una emergencia médica, ambiental, energética, bélica, de comunicación o de transporte, la sociedad no ve en el sector científico una posible solución.

-En su obra “Sobre la agresión”, el médico y zoólogo Konrad Lorenz plantea que las especies agresivas necesitan del amor porque sin su función compensadora saldría demasiado caro que sus individuos se anduvieran aniquilando. ¿Da lugar a la esperanza entre tanta hijoputez?-Tengo la esperanza de que las mujeres van en vía de superarnos a los varones. Estamos por entrar a lo que suelo llamar “la hora de la mujer”. El músculo que le dio poderío al macho humano va a pasar a tener la misma no-importancia que la fuerza de los changadores del puerto frente a una grúa que toma del barco todo un contenedor de varias toneladas y lo ensambla como vagón de tren. Estoy convencido de que la mujer está muchísimo mejor dotada para ser científica que el varón. En ciencia, el peso del elemento consciente es relativamente menor y entra a jugar muy tardíamente. Un genio de la ciencia y un investigador mediocre no se distinguen porque el primero sabe operar instrumentos que el segundo no puede. Una mujer puede debatir conscientemente como un colega varón pero lo supera infinitamente en el manejo inconsciente y grupal. Maneja no sólo lo que un colega dice, sino lo que quiso o no quiso decir, pero debió haber dicho, puede trabajar con medias ideas y corazonadas. A veces los investigadores varones usamos las ideas para competir, como si fueran garrotes o lanzas. La mujer está muchísimo mejor dotada para integrarse en grupos. Ante tanta hijoputez, lo único que espero es que el amor nos salve.

Los relatos originarios

En los Relatos de los confines, Liliana Bodoc regresa al mundo creado en su saga sobre la base de las culturas originarias de América Latina
Lo notable es que Bodoc, más allá de la coherencia interna y la consistencia de su trama, jamás renuncia al lenguaje poético.foto.fuente:pagina12.com.ar

Una manera de entrar por los costados de un complejo y entrañable universo mítico. Es, a la vez, un conjunto de cuentos donde el lenguaje poético no está reñido con la acción y donde la autora reflexiona sobre los modos de narrar la diversidad.

Hace doce años, Liliana Bodoc sorprendió y deslumbró a la escena literaria argentina con Los días del venado, primer volumen de su trilogía La saga de los confines, una obra anómala en las letras locales: fantasía épica a la manera de El señor de los anillos, pero que no reproducía ni el estilo ni el imaginario del género en su modelo anglosajón, sino que se anclaba en la diversidad de culturas originarias de América latina, desde la caracterización de los pueblos –la cultura maya es inspiración de los zitzahay, la mapuche de los husihuilkes, la azteca de los Señores del Sol– hasta el lenguaje y el estilo, un modo de decir inexorable, anafórico, cercano a la tradición oral. En 2002 llegó Los días de la sombra, la segunda –y superior– segunda parte y finalmente en 2004 el cierre con Los días del sol. Y con el final llegaba un logro más e importantísimo dentro del género: la épica americana de Liliana Bodoc no acababa en un nuevo orden disciplinador sino que dejaba latentes futuros conflictos tanto en las Tierras Fértiles como en las Tierras Antiguas, los dos espacios donde se juega la gran guerra mítica que es el centro de la saga, la guerra de los hombres contra el Odio Eterno, encarnado en Misáianes, el hijo de la Muerte.
En 2004, cuando le puso fin a la trilogía, Bodoc aseguraba que no quería escribir otra parte más de la saga, ni continuarla de ninguna manera. Mantuvo esa convicción hasta hace muy poco, cuando sintió que se debía una coda, una visita más a su mundo mítico. Tuvo que releer la saga y reencontrarse con aquellas voces, además de volver a las investigaciones antropológicas que la ayudaron en la primera parte de su trabajo. El resultado es Relatos de los confines: Oficio de búhos, un excelente libro de cuentos que, lejos de atar cabos o cerrar puertas, abre otros tantos, hacia el pasado y hacia el futuro. Algunos cuentos pueden leerse de forma independiente, sin que la lectura previa de la saga resulte de guía obligatoria. “El cuarto hijo”, por ejemplo, narra el nacimiento y la iniciación del malísimo Drimus, pero quien no sepa nada de ese extraordinario personaje, sencillamente leerá una historia clásica de rechazo y resentimiento con insólitas dosis de bestialismo y crueldad; “El mejor nadador, el último Ariki” es una historia sobre los lulus –que ningún fanático de la saga habrá olvidado–, pero también es una reescritura de una leyenda de la Isla de Pascua, así como “La eternidad de una flecha” es una relectura del mito de Orfeo y Perséfone. El resto de los cuentos se disfrutan mucho más como continuaciones y derivaciones de la saga, y se centran casi exclusivamente en la posguerra del reino de los Señores del Sol –en sus intrigas políticas, en su constante conflicto– y en las tensiones hacia dentro de la Resistencia en las Tierras Antiguas: ambos son escenarios que en la saga original habían quedado un poco desbalanceados y sobre los que, definitivamente, había más para decir.
Relatos de los confines: Oficio de búhos. Liliana Bodoc. Suma de letras 288 páginas
Lo notable es que Bodoc, más allá de la coherencia interna y la consistencia de su trama, jamás renuncia al lenguaje poético. Así, ni bien empezado Oficio de búhos, la narradora dice “Misáianes no tuvo infancia sino un tiempo de fermentación y disimulo” e instala una vez más ese tono profético y bello, que sin embargo es capaz de contar acción –son infalibles las escenas de guerra– y brutalidad, como en el caso de “Los últimos sideresios en las Tierras Fértiles” donde una patrulla perdida de los bestiales soldados de Misáianes secuestran y violan a una mujer y a un niño. A la preocupación por conservar la poesía se suma la reflexión sobre la narración, constante y explícita durante estos relatos: “Aunque me esfuerce en contar, ninguna historia estará completa. Cada narración es un avance o una pérdida que abre cien vacíos, cien preguntas. No es posible narrar todo, porque todo no puede ser narrado”. Pero, ¿qué hace posible la narración, entonces? Bodoc lo contesta, lo pone en boca de los personajes. El motor de la narración es el conflicto. “A partir de la encarnación del Odio Eterno es posible narrar” dice directamente Nankín de los Búhos y más tarde, el mago Foitetés le dice a la Muerte, madre del Odio: “El que llamas tu hijo desea un mundo carente de lucha”. Por eso estos Relatos de los confines continúan ese gran logro de la saga: negarse a un punto final tranquilizador o a una dominación que aquiete o aplaque las diferencias. El conflicto es positivo, es lo contrario a la quietud del abismo, es lo que hace posible las diferencias. En estos cuentos hay más preguntas que respuestas, los héroes siguen siendo complejos y llenos de fallas, las heroínas presas de la envidia, la intriga e incluso la depresión. Hacia el final, Bodoc pone en palabras de Cucub, el poeta y guerrero zitzahay, el espíritu inquieto que reina sobre estos textos, que los dota de su tan particular magia. Dice Cucub, y dice Bodoc: “Sean artistas sin poder serlo. Nadie más que un artista es capaz de ser lo que no es, ni puede. ¿Se confunden, se enojan, se asustan? He ahí el único modo de cantar”.

En busca del tiempo perdido entre rejas

Proust contra la decadencia, que Józef Czapski escribió en un campo de concentración, recuerda la capacidad liberadora de la literatura

 Manuscrito Józef Czapski con esquemas de sus conferencias.foto.fuente:elpais.com

Existe una fotografía del escritor argentino Antonio Di Benedetto descamisado, que muy delgado posa junto a una reproducción de un retrato de Dostoiveski, ese en el que novelista ruso parece perder la mirada. La imagen posee una extraña trascendencia, quizá la que surge del lazo entre dos escritores de diferentes épocas, unidos no solo por la experiencia de la cárcel —el autor de Zama, durante la dictadura argentina, y Dostoiveski cuando fue enviado a Siberia por el zar Nicolás I— sino por encontrar en el pozo del cautiverio la luz de la creación. El libro Proust contra la decadencia. Conferencias en el campo de Griazowietz, del polaco Józef Czapski (1896-1993), recién publicado por Siruela en una edición a cargo de Mauro Armiño, devuelve a la actualidad este viejo misterio: el del hombre preso salvado por el arte o por la toma de conciencia de su propia trascendencia frente al infierno.

Czapski pronunció sus conferencias sobre Proust en el  invierno entre 1940 y 1941, “en un frío refectorio de un convento desafectado que servía de comedor de nuestro campo de prisioneros en Griazowietz”. De memoria, sin libros, los recuerdos de la obra de Proust se convirtieron en el paisaje que le empujó a sobrevivir. Escribe Czapski: “Sigue resultándonos incomprensible por qué precisamente nosotros, 400 oficiales y soldados, nos salvamos de 15.000 camaradas que desaparecieron sin dejar rastro, en alguna parte por debajo del círculo polar y en los confines de Siberia [se refiere a la matanza de Katyn]. Sobre este fondo lúgubre, aquellas horas pasadas con recuerdos sobre Proust y Delacroix me parecen las horas más felices. Este ensayo no es más que un humilde tributo de reconocimiento hacia el arte francés, que nos ayudó a vivir durante esos pocos años en la URSS”.


Autorretrato en el campo de concentración de Jozef Czapski

“Czapski fue detenido por los soviéticos poco después de empezar la Segunda Guerra Mundial. No se fiaban de los polacos y los mandaban a campos de concentración”, explica Armiño. “Allí, el que sabía algo se lo enseñaba a los demás. Sobre todo los militares polacos, que venían de familias nobles y eran muy cultos. Arquitectos, médicos… Se daban conferencias unos a otros para luchar contra el aburrimiento y la depresión. Lo más importante para Czapski fue tener tan buena memoria”. “Su historia”, añade Armiño, “nos da cuenta de la dimensión salvadora de la literatura”.
Como Jorge Semprún leyendo y releyendo a Paul Valéry en Buchenwald. Como Primo Levi, en una inmunda barraca de Auschwitz, recitando al pikolo de su kommando el Canto del Ulises de La divina Comedia, o como la profesora Tatiana Gnedich, encarcelada sin libros y sin luz en un gulag de Siberia, repitiendo sin descanso los 30.000 versos del Don Juan de Byron. El crítico y ensayista George Steiner suele utilizar esta última historia para ilustrar el milagroso poder de la mente humana. Gracias a su prodigiosa memoria, Gnedich se sabía el poema palabra por palabra y gracias a también a esa memoria pasó el cautiverio dedicada a traducir al ruso el poema. Cuando salió de la cárcel, ciega, dictó su traducción que hoy está considera cómo la más hermosa y precisa que existe en ruso de Byron. “Un ser humano así es intocable”, ha dicho Steiner, quien en La barbarie de la ignorancia (Taller de Mario Muchnik), escribe: “La poesía puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible”.

Este ensayo es un humilde tributo al arte francés
Lo cree también el poeta español Marcos Ana, preso en las cárceles franquistas durante 23 años. Ana recuerda desde su casa de Madrid cómo empezó a escribir en prisión: “Fue en una celda de castigo, entré por cien días. Los compañeros me pasaron unas hojas de Canto general, de Neruda, y otras de Rafael Alberti. Vi subir en mí una melodía que me empujaba a escribir pese a desconocer la carpintería de un poema. La poesía fue mi manera de luchar por mi libertad y la de mis compañeros. Me ayudó a mí y a los demás, mis poemas pasaban de mano en mano”. El poeta reconoce que, años después, ya en libertad, esa necesidad se apaciguó: “Me ha costado escribir desde que salí. Recuerdo que le conté a Neruda mis historias más tristes y las más hermosas. Él me dijo que las tenía que escribir pero yo le dije que ya no me podía detener en eso. Y era verdad. Vivir se volvió entonces más importante que escribir”.


Józef Czapski en Bagdad en 1943

“En los campos el mero hecho de tomar notas era un riesgo”, recuerda el ensayista Reyes Mate. “Aún así tenemos obras que fueron productos del campo. Los diarios y cartas de la judía holandesa Etty Hillesum, El corazón pensante de los barracones, que comenzó un diario a modo de ejercicio literario y acabó en una escritura de una altura mística sorprendente. O Zalmen Gradowski, un sonderkommando autor de En el corazón del infierno, que dejó oculto entre las paredes de un horno crematorio unos papeles que le sobrevivieron. Pensó que las generaciones posteriores podrían llegar a saber cómo se moría en el lager, pero no cómo se vivía. Uno y otro no sobrevivieron a su escritura y murieron en Auschwitz. Hillesum pudo escribir mientras estuvo en un campo de concentración de Westerboork, pero su escritura cesa cuando es internada en el campo de exterminio. Gradowski sí escribió, clandestinamente, en el campo de exterminio. Es decir: hubo poesía en Auschwitz”.


Los oficiales polacos eran muy cultos, se enseñaban entre ellos

Fue en Siberia donde Dostoiveski, condenado a trabajos forzados, se refugió en la filosofía. El ensayo Dostoiveski lee a Hegel en Siberia y rompe a llorar (Galaxia Gutenberg), de László Földényi, narra cómo el autor de Crimen y castigo descubrió allí con profundo dolor cómo para Hegel Siberia no formaba parte del mapa de la historia. Ese sentimiento de expulsión y absoluto abandono llevó al ruso a tocar fondo. Desde ahí, según él, y en sus horas más atroces, alcanzó la verdad que le salvó.
Ya lo dijo Albert Camus en El hombre rebelde a propósito de otro ilustre preso, el Marqués de Sade: “En el fondo de las prisiones, el sueño no tiene límites y la realidad no frena nada. La inteligencia encadenada pierde en lucidez pero gana en furor”.

29.4.12

El túnel de Elvirita

especial filbo 2012

La pensadora que acompañó a Ernesto Sábato durante los últimos 30 años de su vida encabezará hoy una lecturatón de la obra del autor de El túnel y Sobre héroes y tumbas. Aquí revela las memorias del amor de su vida

HOY: La Lecturatón de El túnel, se inicia a las 4:pm en el Salón María Mercedes Carranza donde tendremos oportunidad de leer a este clásico argentino.

Elvira González Fraga iniciará la lectura de El túnel a partir de la 4:pm en el Salón María Mercedez Carranza. foto:Gustavo Torrijos. fuente:elespectador.com

 Ernesto Sábato le dejó un quinto de su herencia, pero el legado que más valora de él lo lleva en el corazón y lo representa un cuadro pintado por el novelista para su cumpleaños, a la hora que ella nació y en el que se lee: “A Elvirita con mi amor”. Elvira González Fraga, la socióloga y filósofa, la compañera del melancólico autor de Sobre héroes y tumbas durante los últimos 30 años de su vida, la ahora albacea de la obra, la presidenta de la Fundación Sábato en Buenos Aires, está en Bogotá como invitada especial a la Feria del Libro y hoy abrirá una ‘lecturatón’ de El túnel, la otra novela universal del escritor argentino.

Hablar con ella es reencontrarse con la trascendencia de la vida y el pensamiento de uno de los personajes más importantes de la historia de la literatura en español. A Sábato lo impresionó su nivel cultural, su talento para escribir, además de su belleza física. Por eso Elvirita le revisaba las traducciones de sus libros y le escribía todo tipo de borradores desde 1983, empezando por el discurso con el que recibió ese año el Premio Cervantes y terminando con las memorias Antes del fin. Su capacidad narradora, que en breve será certificada con la publicación de una novela propia, transformó esta entrevista en un conmovedor monólogo, el homenaje al amor de su vida que mañana cumple un año de muerto.
Coraje y vulnerabilidad
“Son 30 años en que de alguna manera nuestras manos estuvieron abrazadas en momentos de inmensa dicha, de dolor, de miedo; también en momentos de incertidumbre, de desesperanza. Nuestra cercanía atraviesa los tiempos. No me ha sido fácil arrancar mi mano de su mano y eso he estado haciendo este año, tratando de ver cómo volver a vivir a partir de lo que él me dejó. Él hacía años que me quería regalar una herencia. Yo le dije: no quiero una herencia, quiero una fundación. Extraño mucho de Ernesto ese clima donde prevalecía a la vez el coraje y la vulnerabilidad; coraje para decir lo que pensaba sin miedo y sin conveniencias; vulnerabilidad porque siendo un gran científico —en el año 38 estuvo en uno de los cinco laboratorios decisivos del mundo y estuvo en el MIT— nunca fue razonable. Venía y me comentaba todo lo que había hilvanado, para tener las cosas listas, para que la realidad no fuera a salírsele de tablas. A pesar de haber sido campeón de ajedrez en su juventud, siempre fracasaba contra los sentimientos, porque la gente le importaba y era indefectiblemente vencido por la realidad a la que se entregó con pasión. Tengo recuerdos muy hermosos de los años 80, cuando lo perseguían: un día me esperó contra la pared en la esquina de San Martín y Tucumán, nos fuimos caminando y nos siguió la policía con fusil y ametralladora; fue un momento de miedo y uno diría que después de eso Ernesto iba a dejar de gritar. No, era tan vulnerable como lleno de coraje, una gran personalidad con el temblor de un artista adolescente. Él me pasó esa antorcha”.
“Alejandra es Ernesto”
“Cuando lo conocí yo tenía 19 años y Ernesto era el escritor buscado por todos; acababa de publicar Sobre héroes y tumbas y todo joven que se preciara llevaba esa novela bajo el brazo. Un día una amiga mía que estudiaba letras me dijo: ‘voy con alguien’, y llegó a la puerta de mi casa con él. En ese momento yo no quise ir hacia Ernesto. Él me mando al día siguiente una edición de El túnel con una hermosa dedicatoria. A la pregunta ‘Elvirita, ¿vos en cuál de mis personajes de mujer te sentís más encarnada?’, rápido respondí: indudablemente María Iribarne. A él le molestó muchísimo. Quería que dijera que Alejandra, la de Héroes y tumbas, pero es que Alejandra es como él, Ernesto es Alejandra. En cambio le parecía que María mentía, ocultaba, que era inasible, y a mí eso me parecía un gran logro literario”.
Los momentos felices
“El amor compartido es el momento por excelencia; el inacabable, el interminable, el deferente amor que Ernesto tuvo conmigo; pero también tengo otros relacionados con luchas sociales en común. Yo era su lado dócil. Lo llevaba a paseos para él inconcebibles: por ejemplo, no se había dado cuenta de qué eran los jacarandaes; lo llevaba a una plaza en el mes de noviembre, en un día de viento, para ver árboles a los que todas las ramas verdes se les convierten en violetas; las flores violetas te bañan, caen al piso y te rodean. También lo llevaba a los bordes del mar, lo trataba de mantener en contacto con la naturaleza. Después no pudo volver a salir. Ernesto tuvo afasia tres años antes de morirse. La última vez que hablé con él la alegría fue que yo descubriera las palabras que quería decir. Le gustaban la música y las mujeres, y música y mujer se juntan en una cantante que se llama Anna Netrebko. Hicimos que brindábamos y se puso tan contento de que yo lo abrazara mientras escuchaba esa ópera”.
Papeles y cartas de amor
“Tengo como 200 cartas de él, pero a mí me parece un horror que el mundo moderno crea que la intimidad hay que publicarla por televisión; eso no va conmigo. Podría llegar a publicar los papeles que revelan el inmenso trabajo que se tomaba antes de hacer una novela, podría ser útil para los chicos que escriban; son estudios geográficos, históricos, búsquedas de lugares, de personajes; por ejemplo, los que utilizó para escribir Sobre héroes y tumbas, que son un montón de historias que no aparecen en la novela”.
Elegía del fracasado
“Algo que viene a mí es el deseo de dar fe de que él fue un hombre inmerso en el sufrimiento humano; tenía una irrenunciable preocupación por el estado del mundo; le parecía un horror la desacralización de la vida; le producía piedad y vergüenza encontrarse frente a un hombre que hubiera soportado la vida en soledad o que hubiera fracasado; se sentía muy disminuido ante esa grandeza del sufrimiento humano y no le gustaba que uno teorizara sobre eso; le parecía que era una tragedia de la que uno se tenía que hacer cargo; estaba de acuerdo con la frase de Dostoievski: ‘Somos culpables de todo’”.
La lección de Londres
“La fundación tenía una compañía cultural itinerante, iba con músicos y actores de teatro a pueblos donde jamás había aparecido algo así. Parecía una cosa medieval. Ernesto iba en el carro conmigo; por supuesto no hacía todo el trayecto, pero aportábamos en algunos momentos. A los 92 años de edad lo llevé al lugar más alto de la cordillera Argentina, a 4.000 metros, que se llama Londres. Me dijo: ‘¿Y por qué se llama Londres?’. Le dije: ‘Mirá, es la segunda ciudad fundada en Argentina por los europeos’. Dijo: ‘¡No puede ser que se llame Londres!’. El día en que estábamos en Londres, como Ernesto era muy campechano con la gente —nació en Rojas y por eso tenía gran entrada con la gente humilde, no con los intelectuales con quienes su condición de muchacho de pueblo no la olvidó jamás—, le dijo entre vinos a cinco hombres de la montaña: ‘Yo quisiera preguntarles cómo un pueblo tan ancestral y hermoso como éste, con una cultura milenaria, ¿cómo es que tiene el nombre de otro lugar?’. Un hombre mayor lo miró y le dijo: ‘Cómo, Ernesto, ¿es que hay londrinos en algún otro lugar?’. Ernesto tuvo un ataque de vergüenza y le respondió: ‘No, es que me estoy confundiendo’. Yo lo amaba por esos gestos. Hubiera podido decirle: una de las grandes capitales del mundo se llama así, pero se guardó su discurso otorgándole a ese señor una grandeza superior. Y lo mismo hacía con mujeres como Cristina Sosa, una reclusa de la cárcel de mujeres”.
El Quijote y Sherezada
“A Ernesto le gustaba actuar y actuaba muy bien haciendo de Pedro Páramo, del Quijote. Yo buscaba siempre alguna manera de sosiego para él, porque estaba siempre como en un tembladeral. Entraba a alguno de los tres estudios distintos que compartimos en Buenos Aires y largaba todo como si viniera del frente de la guerra: ‘Elvirita, mirá lo que pasó en la calle, en mi casa, en Turquía, los muertos. Estaba obsesionado carnalmente por la situación del mundo. En el año 45 Ernesto dijo que íbamos a fabricar, a través de la ciencia, un hombre sin lágrimas. Entonces le narraba historias fantásticas y me llamaba Sherezada porque siempre tenía una historia preparada para sacarlo de la realidad”.
La escritora del escritor
“Cuando le avisaron que era Premio Cervantes, como me había conocido por algo que yo había escrito, me dijo que si yo le haría un borrador. Le hice tres y se quedó con un discurso inspirado en el Quijote final, el que descree de sí mismo y el que más le gustaba. Desde ahí le gustó la idea de no escribir sobre lienzo en blanco sino sobre borrador. Él tomaba o desechaba lo que le parecía. En casos como El hombre en la catástrofe, que publicó en Francia, yo le preparaba los textos que podían ir y él decía sí, sí, no, no. Ahora terminé un novela que está lista para hacerla leer y luego publicar. No es en memoria de él, se enojaría muchísimo. Sólo aparece en la novela cuando un hombre hace algo que Ernesto hizo conmigo: nos habíamos manchado los dedos con pintura, y con un trapo y algo de aguarrás me fue limpiando uno por uno con un cuidado y con tanto sentimiento que guardé ese momento como uno de los mejores”.
“La fe nos unió”
“Con el bien y el mal tenía un tema permanente. De repente creía en Dios, de repente no creía en Dios. Un día, frente a algo devastador que había pasado, lo oí decir con la mayor tristeza que yo haya oído: ‘Dios no existe, Elvirita’. Pero una de las influencias mayores que yo tuve con él se refiere a la fe. Yo soy muy creyente, de un tipo místico, tengo una sensación sagrada de la vida. A cualquier lugar que íbamos del mundo yo asistía a la celebración religiosa local. Al principio no le gustaba que fuera a misa y que lo hiciera público, pero un día tuvimos un punto de quiebre en nuestro diálogo cuando me regaló las obras completas de Sartre y concluimos que esa rama del existencialismo no daba cabida a los que nada tenían y le quedó la sensación de que los que nada tienen necesitan una esperanza por descabellada que sea. Desde entonces me acompañaba. Por ejemplo, en París, a la iglesia de San Julián el Pobre, es ortodoxa y conmueve la voz de un hombre que canta ahí. Le llevé un libro por si no se quería quedar a toda la ceremonia, pero se quedó impresionado con el ambiente, con los íconos rusos y lloró la misa entera. Ernesto tenía una contradicción en este tema porque se había criado como no creyente y se daba cuenta de que la gente humilde era creyente. Después de todo, si yo le hubiera dicho ‘no creo’, me hubiera dejado”.
“No nos casamos y soy fiel”
“Él quería a toda costa que nos casáramos y yo no quise. Preferí quedarme con recuerdos felices, como la estadía en la isla de Lanzarote, donde José Saramago y Pilar del Río, que eran muy generosos. También íbamos permanentemente a ver a Augusto Roa Bastos a Paraguay, un hombre excepcional. Ahora me encuentro bastante sola, mucha de la gente que estaba a nuestro alrededor no está; es como si tuviera que volver a vivir. Voy a ayudar a las villas miseria y llego allá en el nombre de Ernesto. Ernesto decía que todo el esfuerzo humano que debemos hacer es levantar utopías para los jóvenes y sé que esa es mi fidelidad a Ernesto además del cuidado de su obra, pero en especial el alcanzar sus palabras a quienes no tienen ningún horizonte en el cual proyectar su vida. Claro que muchas veces no encuentro manera de levantar una utopía que pueda ganarle a la ansiedad de fama, de dinero”.
“Soy albacea de la obra”
“Yo le había objetado que él autorizara la publicación por separado del “Informe sobre ciegos”. Le dije que al permitirlo se perdía el carácter orquestal de Sobre héroes y tumbas. Estuvo de acuerdo pero ese deseo suyo no fue cumplido y el informe se sigue publicando por separado. No he podido ejercer de albacea literaria como él quería porque su hijo Mario ha mantenido la autoridad sobre la obra; no me pregunta ni me tiene en cuenta. El problema es que en Argentina el albacea tiene que estar respaldado por los herederos . No sé qué se ha reeditado. Nunca volví a Santos Lugares desde el día que lo vi muerto. Ernesto me dejó el quinto de su herencia, pero eso me lo objeta Mario. Si soy heredera tengo derecho a preguntarle qué se hace y en ese proceso estamos. No quiero luchar por un lugar”.
“Argentina no lo valora”
“Mañana lunes en canales y emisoras se hablará sobre Ernesto a un año de su muerte. Nosotros haremos un programa para jóvenes de 4° y 5° año de las escuelas públicas. Este es mi homenaje. Ernesto no es un escritor muy considerado en la Argentina, en lo cual él tiene su parte de culpa porque siempre se peleaba con unos y otros. Creía que iba a costar mucho que su obra prevaleciera en su país por que había luchado contra los de la derecha y contra los de la izquierda, se había embarrado. Los chicos jóvenes casi no saben quién era él. He influido ante el Ministerio de Educación para que mande sus obras a todas las escuelas del país. Por ahora ya lo hizo con El túnel y seguirá con Sobre héroes y tumbas. Tendré mucho cuidado en que eso siga. A Ernesto lo ha dañado como escritor ser un luchador por los derechos humanos. Las clases intelectuales no lo quieren. De todos modos, yo creo que él volverá como una oleada”.

 

La caricatura, protagonista en Filbo 2012

especial filbo 2012 

El pabellón, con diferentes técnicas para todos los gustos, es el más visitado en Corferias

El pabellón 1, nivel 2, es el más visitado por los asistentes a Corferias. Diferentes técnicas de ilustraciones y estilos de caricaturas, lo convierten en lo más llamativo para el público en general.foto.fuente:vive.in
No es un secreto que aunque la Feria Internacional del Libro de Bogotá es una vitrina para acercar a los colombianos a la lectura, conocer cara a cara a importantes escritores nacionales e internacionales y promocionar las letras en el país, el pabellón de caricatura e ilustración es siempre el espacio más visitado por las personas que llegan a Corferias. 

Este año no es la excepción y día tras día el pabellón 1, nivel 2, es el que más ve transitar personas. Todas las edades y estilos se reúnen en este lugar buscando una representación jocosa, realista o hasta "dark" de su propia imagen. 

Los precios están medianamente estandarizados y las caricaturas en general cuestan 20 mil pesos individual y 40 mil la pareja. Sin embargo, una técnica de ilustración industrial que marca la diferencia dentro de lo que siempre se ve en este recinto, tiene precios más elevados (ver video).

Dentro del pabellón también se pueden encontrar cómics, agendas, artesanías y curiosidades que valen la pena una mirada.
Ya sabes, aunque no seas el más apasionado de la lectura, en la Feria del Libro también encontrarás una oferta divertida para pasar el tiempo y apoyar este importante encuentro entorno a la literatura.

Recordar la memoria

especial filbo 2012

La joven narradora estadounidense Nicole Krauss ha publicado tres novelas que giran en torno a la búsqueda de la identidad y el pasado. Esta lectora insaciable —admiradora de Bolaño— escribe a partir de la intuición

HOY: Mariane Ponsford, conversará con la Autora. 6:pm. Salón José Asunción Silva

Nicole Krauss está referida como promesa literaria de su lengua inglesa por la prestigiosa revista, también inglesa Granta.foto.fuente:revistaarcadia.com

Nicole Krauss es madura, ambiciosa y disciplinada. Su obra ha recibido elogios de la crítica, el aliento adicional de Susan Sontag y del Nobel J.M. Coetzee. Tiene tres novelas en su haber y ha sido traducida a más de treinta idiomas. La revista Granta la eligió como una de las mejores escritoras jóvenes de Estados Unidos en el 2007. El honor lo compartió con su esposo, el novelista Jonathan Safran Foer. Tres años después, la revista The New Yorker hizo una selección similar —los mejores veinte escritores menores de cuarenta años— y Krauss fue elegida de nuevo, de nuevo al lado de su esposo. Quizás por ese mismo motivo, o porque Foer proyecta un halo de virtuosismo, o porque algunos han criticado la similitud de su trabajo, ambos mantienen lo que ella llama “una regla inquebrantable”: no hacen entrevistas compartidas ni aceptan artículos juntos. El trabajo de cada uno es independiente y debe ser considerado así.

Lejos de la tradicional economía y contundencia anglosajona, las novelas de Krauss se desarrollan bajo una especie de inercia o encantamiento. Sus temas recurrentes son la memoria, la reconciliación con el pasado y la transferencia de herencias sentimentales. Su primera novela, Un hombre llega y dice, se enfoca en Samsom Greene, un hombre casado que, debido a un tumor cerebral, pierde la memoria y, de paso, la vida que hasta entonces llevaba. La historia del amor, publicada dos años después, alterna entre dos personajes entrañables: Leo Gurzky, un anciano judío que sobrevive al exterminio en la Segunda Guerra Mundial, y Alma, una niña de quince años huérfana de padre que intenta rearmar la vida de su mamá. Finalmente, Great House —por publicarse en español este año—, hila cuatro historias a través de un escritorio de madera que perteneció al poeta chileno Daniel Varsky, desparecido durante el régimen de Pinochet.
La ficción de Krauss revela un panorama de lecturas muy amplio y un proceso de escritura basado en la intuición y la exploración. El extraño ritmo de sus novelas quizás se explique por su método de escritura. “Empiezo mis novelas sin tener una idea fija”, afirma Krauss. “A veces ni siquiera tengo un personaje específico en mente. Empiezo con una sola frase… y luego le añado otra y otra”. La escritura es, desde su origen, búsqueda pura. Pero también la prueba más palpable de la existencia, del paso de cada día. Como dice Leo en La historia del amor: “A veces yo pensaba que la última página de mi libro y la última de mi vida habían de ser la misma, que cuando mi libro terminara yo terminaría”. Arcadia habló con ella sobre sus novelas y también sobre sus lecturas.
La cuentista canadiense Alice Munro afirma que sus hijos no la dejaban concentrarse en formas literarias complejas como la novela. ¿Cómo ha cambiado su escritura ahora que es mamá de dos?
No podría identificarme con lo que dice Munro. Al revés, lo que escribo cada vez es más y más largo. Siento que cada vez es más difícil encajar todo lo que siento en un solo libro y que las ideas se van encadenando de forma más compleja. Creo que el cambio ha sido a nivel emocional. Es como si algo se abriera en ti, una profundidad de sentimiento que no existía antes o a la que no podía acceder. Creo que Great House refleja justamente eso. No es una novela sobre la maternidad, pero creo que captura esa sensación.
¿Diría que Un hombre llega y dice es su novela más sombría?
Creo que Great House es bastante seria y oscura. La historia del amor es divertida y a la vez trágica. Creo que cada novela que he escrito tiene un tono distinto. Fueron escritas en momentos distintos y en circunstancias distintas. En términos de estilo, también creo que son muy diferentes, aunque todas comparten las mismas preocupaciones. ¿Qué significa la empatía? ¿Cuál es el poder de la literatura? ¿Cómo reinventarse la vida después de una catástrofe? Creo que esto ata mis libros. Todos tienen distintas proporciones de humor y de melancolía.
Usted escribió Great House mientras leía obsesivamente libros sobre la dictadura chilena. Aunque uno de los personajes es un poeta chileno desaparecido, la dictadura no es un elemento central, ¿por qué?
La escritura es en gran parte un experimento en el que aprendes de ti misma, en el que sigues tus propias intuiciones. Cuando estaba embarazada me obsesioné mucho con ese periodo histórico. Luego comprendí que mi obsesión tenía que ver con la maternidad. Toda mi existencia dependía de la seguridad de ese bebé. Leer sobre Chile era una forma de atravesar el mundo y acceder ese miedo. A veces pensaba que esas lecturas resultarían en algo, pero no. Sería forzar la escritura. Creo que esas lecturas permearon al personaje del poeta chileno, Varsky. Si hubiera investigado la dictadura solo para hacer el libro, no hubiera sido auténtico.
Las traducciones no son particularmente populares en la cultura anglosajona. No obstante, sus amplias lecturas de autores latinoamericanos y europeos, entre los que se destaca Roberto Bolaño, demuestran una independencia literaria y curiosidad poco comunes. ¿Cómo cree que sus lecturas afectan su escritura?
Mis lecturas me han definido como persona pero también como escritora. Me es difícil calcular la influencia pues esa siempre ha sido mi dieta de lecturas. No me atrae mucho la literatura sobre las cosas que me rodean. Las otras literaturas me permiten ver mundos a los que, literalmente, jamás podré ir. Por eso, agradezco tanto la labor de los traductores, porque dependo de ellos para recibir mensajes de otros lugares del mundo.
Sus libros han sido traducidos a más de treinta idiomas. ¿Qué tal se siente estar al otro lado de las traducciones?
Me siento muy ambivalente frente a la traducción: como lectora, me siento muy agradecida por su labor, pero como autora siento mucha desconfianza. Cada palabra que escogí con tanto cuidado es reemplazada con otra. La traducción es un gran acto de fe.

En fútbol, Brasil limita con Barranquilla

especial filbo 2012

La manifestación cultural más popular que hemos importado de Brasil es el fútbol

HOY: La pasión del fútbol pasa por el Barcelona.4:pm.Salón José Asunción Silva 

Los escritores Andrés Salcedo, Juan Gabriel Vásquez, Ricardo Silva Romero y Marcel Ventura debatirán la pasión por el Barcelona. foto. fuente:eltiempo.com

 

 La Colombia de mi infancia era un país ensotanado y pudoroso, donde la mayor parte de la gente se moría en la cama, de muerte natural.

Había ministros de monóculo que hablaban como lingüistas y las reinas de belleza eran espléndidas y rollizas muchachonas del trópico que jamás habían pasado por un quirófano. Un país que cabía en la hoja parroquial. Pero los diarios bogotanos, que llegaban a Barranquilla todavía fríos por el viaje en avión, nos revelaban otro país: oscuro, violento, resentido.
Conservo intacta la memoria de un tiempo de travesuras, de dulces ensoñaciones y hermosos delirios. Las calles de mi barrio me eran tan familiares que hubiera podido andar por ellas con los ojos vendados, orientándome tan solo con el olfato, como los perros callejeros, que se la pasaban copulando todo el tiempo en la placita de San Mateo.
En mi barrio, el vecindario se llenaba de voces desde el amanecer. Bella época en que aún hablábamos todos la misma lengua. El boticario de bigotes engominados que memorizaba todos los discursos de Gaitán y los soltaba borracho por las noches en la tienda del cachaco.
El peluquero de zapatos blancos que se ganaba todos los años el concurso de mambo en el salón Carioca. El policía de polainas, que todas las tardes esperaba a la muchacha del servicio bajo el palo de pivijay. Mi barrio. Románticas genealogías de locos, vagos, vírgenes y malandrines. Junto a ellos completé mi aprendizaje del mundo. Hasta que llegó el fútbol a nuestras vidas y ese abigarrado, calmo y previsible paraíso proletario se perdió para siempre.
El fútbol profesional colom-biano, espurio, ilegal, nació en un barco corsario en cuya cubierta un hombre de parche en el ojo tocaba el bandoneón. Cada equipo se despachaba, sin pedir permiso ni pagar derechos, en el mercado a donde lo llevaran su debilidad o su presupuesto. El Cali se trajo completico al "Rodillo Negro", la fabulosa delantera peruana de Valeriano López, Barbadillo y Vides Mosquera. Los cucuteños fueron a pescar a la Banda Oriental del Río de la Plata.
Millonarios desmanteló la 'Máquina' de River Plate y armó el más perfecto equipo de fútbol de aquel tiempo. Junior, en cambio, supo desde el principio que su destino estaba en el Brasil. Mario Abello, un gordo miope y campechano, de gran visión comercial, era el presidente del equipo.
Mucho antes que García Márquez, él sostenía que los brasileños eran caribes del sur y decía, medio en broma, medio en serio, que la culpa de que ellos y nosotros no habláramos la misma lengua la tenía el rey Alfonso de Portugal. .
En Brasil, como en estas costas, la afortunada mezcla de blancos invasores, indios silvícolas y negros africanos había provocado, según él, un mestizaje rico y profundo y la misma mentalidad y visión de la vida. Las novelas de Gabo y de Jorge Amado le han dado la razón al astuto dirigente. Abello figura en la historia del Atlético Junior como el hombre que implantó la tradición de contratar jugadores brasileños con el argumento de que se adaptaban mejor a nuestro entorno que los de otros países de la América del Sur.
De las primeras importaciones es poco el recuerdo que ha quedado. Pero Gil Bernardo, su hermano Hildo y Edgar Pinho tienen el mérito de haber inaugurado la diáspora en 1949. Poco después llegó la primera gran estrella: Elba de Padua Lima, o simplemente Tim, una de las figuras legendarias del fútbol brasileño. Con él o después de él, llegaron muchos otros: Aroldo, Ary, Norival, Gerson Dos Santos, Marinho Rodríguez de Oliveira, Demóstenes. Y el más grande de todos, Heleno de Freitas, a quien Mario Abello, chequera en mano, fue a buscar personalmente a Río a comienzos de 1950.
Heleno exigió a Abello un Cadillac amarillo, como el que tenía en Río, con chofer, ojalá uniformado, y le adelantó que sólo entrenaría dos veces a la semana porque para mantener su estado físico le bastaba con la gimnasia sueca.
Cuenta la leyenda que llegó acompañado de un secretario al que llamaba, con imperial respeto, "senhor Benigno" y era el encargado de establecer los contactos eróticos con las pocas damas liberadas que en la Barranquilla parroquial de entonces subían encantadas a la suite del promiscuo astro en el hotel Alhambra. Antes de su llegada, cuando ya se daba como un hecho su contratación, no había día en que los diarios locales no publicaran todo tipo de informes sobre él.
Que era abogado y políglota. Que encargaba el corte de sus trajes a un sastre inglés de la avenida Ouvidor. Que frecuentaba la más refinada bohemia intelectual de Río. Que era adicto a las drogas y a la ruleta. Los informes traían fotos: Heleno en un casino, acompañado por el Aga Khan y por el cantante italiano Domenico Modugno.
Heleno, dios de la noche, rodeado de hermosas mujeres en un night club. Heleno, al volante de su convertible amarillo, con una garota a su lado. Aunque hacía un año había pasado por el Boca Juniors argentino y acababa de coronarse campeón con el Vasco da Gama, lo cierto es que Heleno de Freitas llegó al Junior en el ocaso de su carrera.
Muy atrás habían quedado sus tardes de apoteosis con el Botafogo y, en 1945, con la selección de Brasil, donde integró un ataque de miedo con Tesourinha, Zizinho, Jair y Ademir de Menezes. Muchas de las extravagancias, insolencias y salidas de ropa, que en Barranquilla fueron celebradas como divertidas provocaciones de un loco genial, eran ya síntomas de una enfermedad que se agravaría al paso de los años: sífilis cerebral.
La misma que acabó con la vida de personajes tan disímiles como Al Capone y Federico Nietzsche. La de Heleno se apagó el 8 de noviembre de 1959 en el hospital para enfermos mentales de Barbacena. La decadencia física y la demencia habían desfigurado el rostro del hombre a quien los periodistas habían bautizado en sus años de gloria como "el futbolista más bello de Brasil". En el año en que Heleno de Freitas jugó en el Junior y los años que siguieron, aumentó en Barranquilla la veneración por el fútbol brasileño.
La llegada de nuevos jugadores era un acontecimiento que alteraba el ritmo de nuestras vidas. Los niños de mi barrio atravesábamos la ciudad para ir a ver, aunque fuera de lejos, a aquellos craques que venían en bandadas, como las aves viajeras, todos los eneros. Nos apiñábamos en las puertas de los hoteles tan solo para escucharlos hablar lo que yo creía debía ser la lengua oficial del paraíso. Verlos jugar era ya el delirio.
El deseo de divertirse que mostraban cuando la pelota era de ellos nos producía un placer que era físico y espiritual al mismo tiempo. Aquello era samba tocada de memoria con una suficiencia que rayaba en el desdén.
Los brasileños traían el barrio pegado al calcañar. Y le pegaban a la pelota con unos pies ungidos, urgidos, de alma. Una coreografía tugurial que ha permanecido, inviolable y sagrada, en la memoria colectiva de los barranquilleros. Como el descubrimiento de la sexualidad. O como los sones de Benny Moré.
HELENO DE FREITAS, AMADO Y ODIADO EN EL JUNIOR
Durante la Feria del Libro de Bogotá, el conocido periodista y escritor Andrés Salcedo (la voz legendaria de la Bundesliga en español, en las décadas de los 70 y 80) lanzará su novela 'El día en que el fútbol murió'.
En ella, los barrios populares de Barranquilla y el auge de la radiodifusión sirven de telón de fondo a la pasión por el Atlético Junior, exacerbada por el arribo del mítico futbolista brasileño Heleno de Freitas.

28.4.12

Soto Aparicio: "Siempre he estado de pelea con Dios"

especial filbo 2012

El autor de La rebelión de las ratas y Mientras llueve sigue escribiendo y opina sobre el propio oficio de escribir y la literatura colombiana

Fernando Soto Aparicio tiene 58 títulos  y treinta y cinco están en la  FILbo 2012. foto.fuente:elespectador.com

 Maestro, ¿está trabajando actualmente en algún proyecto?

Uno no para de trabajar.
¿Una novela pendiente?
Uno siempre tiene pendiente una novela. No se sabe si en la cabeza, en el computador, en el cajón de la mesa: por todos lados. Yo empiezo un libro y no puedo parar hasta acabarlo. Soy compulsivo para trabajar.
‘Bendita sea tu pureza’ es, a mi parecer, el mejor libro de cuentos colombianos, pero no se reeditó.
No, no se reeditó. Y es una lástima, porque yo pienso que es, de alguna manera, una radiografía del país, de los desplazados. Todos somos desplazados de alguna parte. Nos desplazamos del amor hacia el olvido, del campo a la ciudad, de la riqueza a la pobreza o de la posición de victimario a la posición de víctima.
¿Hay posibilidades de reeditarlo?
Con Caza de Libros, que ha sacado esta colección de 12 libros, hay un proyecto para revisar otros 10 en el año entrante, y ese sería uno de los revisables, porque yo también quiero mucho ese libro. Hay unos cuentos crueles, por ejemplo, ‘El primer gol’, pero son cuentos absolutamente nuestros.
Recuerdo ‘Una sóla sombra’. Es una fuerte denuncia contra Dios.
Yo siempre he estado de pelea con Dios. Una de las obras que más quiero es ‘Y el hombre creó a Dios’, que fue publicado por Panamericana, pero como con miedo, como para el olvido, pero ahí anda.
Hablemos de su labor como periodista.
Yo hice mucho periodismo. En El Espectador trabajé con don Guillermo Cano 10 años en el Magazín. Escribía una columna que se llamaba Libros contemporáneos. Yo comentaba 3 ó 4 libros. Todas las semanas, durante 10 años, don Guillermo Cano no me dejó desmayar. En esa época me publicaron cantidad de cuentos, poemas. Fue una época para mí muy importante.
¿Sabe que revivió el ‘Magazín’ en formato digital?
¿Ah, sí? ¡Qué maravilla! En este momento los grandes periódicos no tienen suplementos literarios, los dejaron morir. Pero son grandes empresas que valen la pena. El magazín literario de un periódico es el alimento espiritual de un país. Los periódicos narran una cantidad de cosas aterradoras, pero el magazín es para respirar. A mí me parece muy importante que eso regrese y nos dé una pausa de esperanza cada semana.
¿Qué recuerdo tiene de don Guillermo Cano?
Un afecto inmenso. Pasaron 10 años en que nos veíamos todas las semanas, en que nos consultábamos las cosas de el Magazín, en que él me recibió todo lo que yo quise enviarle: no pasaban dos entregas sin que se publicara un cuento mío, una selección de poemas. Para mí fue la época dorada, y eso se lo debo en una infinita medida a don Guillermo, una persona extraordinaria, de un valor inmenso. Su muerte me sigue doliendo en el alma como una de las grandes pérdidas de este país.
¿Cómo ve esta versión de la Filbo?
Bueno, esto es una pausa, una recesión, una cita con la inteligencia. A mí la Feria me encanta. Tengo un capital humano maravilloso, el afecto de la gente. Me buscan para una o dos fotos, esta con el niño menor, que la abuelita, que mi mujer. En estas ferias me toman mil fotos, y bueno, yo escribo para los lectores, y los lectores son ellos. Tengo libros en ocho stands distintos, son 35 libros, y me alegra ver que no he perdido el afecto de la gente. Esa es mi mayor riqueza. Puede que los libros no den dinero, pero la fidelidad de los lectores después de 60 años para mí es lo más importante.
Cuando Gonzalo Arango le preguntó por qué no hacía parte del nadaísmo, usted respondió: “Porque si todos gritan, ¿quién escucha?” ¿La literatura colombiana sigue gritando?
No. Yo pienso que la literatura colombiana ha entrado en un ascenso muy importante. Hay escritores que entendieron que escribir no es ‘llegó la inspiración y hay que escribir’. No: la literatura es una disciplina draconiana, terrible, pero maravillosa. Hay gente muy valiosa, no diré nombres porque se me escaparía alguno, pero hay gente que ha recogido las banderas que tal vez nosotros vamos a dejar. Hay gente que nos reemplazará con lujo, que nos está ganando, que ha aceptado el reto internacional de la literatura. Yo estoy muy complacido por eso, cada nuevo autor es como si yo lo hubiera descubierto, es una gran alegría.
¿Juan Gabriel Vásquez?
No te quise dar nombres, pero hay mucha gente como él que ya tiene una profesión, un sitio definido en la literatura mundial y eso para mí es una satisfacción y felicidad, porque veo que Colombia después de una época de silencio, de una época de aislamiento, de una época de imitación de la literatura europea. Ahora, está construyendo su propia literatura, su propia voz y con autores muy valiosos y para rato.

 

García Márquez pasea su obra en Moscú

Fragmentos de Prosa y poesía del escritor colombiano circulan en los vagones del metro moscovita
Con fotos y fragmentos de Cien años de soledad, los pasajeros moscovitas disfrutan del realismo mágico del premio Nobel colombiano. foto.fuente:vive.in

 Un convoy de ocho vagones decorados con fotografías del autor de 'Cien años de soledad' y fragmentos de sus obras, 'Prosa y poesía', en español y en ruso comenzó a circular el 25 de abril por la línea Filióvskaya (celeste), una de las doce con que cuenta el metro moscovita.

La ceremonia de inauguración del tren de García Márquez, amenizada con ritmos de salsa, fue presidida por el subdirector del metro de Moscú, Ígor Yermolenko, y el embajador de Colombia y promotor del proyecto, Rafael Amador.

"Quién hubiera podido imaginar que las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia y la alquimia literaria de García Márquez se convirtieran en protagonistas cotidianos, en interlocutores para los miles de moscovitas (...) que se desplazan a sus destinos en los vagones del metro de Moscú", dijo Amador en su discurso.

La iniciativa es un homenaje al escritor colombiano que el pasado marzo cumplió 85 años y que en 2012 celebra el aniversario 45  de 'Cien años de soledad', 30 años de su Premio Nobel y diez de sus memorias 'Vivir para contarlo'.

El convoy con la exposición 'Prosa y poesía de García Márquez' circulará por los túneles del metro moscovita durante seis meses, periodo en el que se calcula que sus vagones transportarán unos 40 millones de pasajeros.

El metro de Moscú emitió un tirada de medio millón de boletos diseñados especialmente para informar a sus pasajeros del lanzamiento del tren de García Márquez.

En la ceremonia, Yermolenko recordó que no es la primera vez que el metro de Moscú presenta a sus usuarios obras y autores extranjeros y que el proyecto 'Poesía en el metro' nació en 2010 con los poetas chilenos Vicente García Huidobro, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Nicanor Parra. El año pasado, el tren de la poesía albergó una exposición dedicada a ocho poetas italianos.

En un comienzo, la idea de organizar una exposición de García Márquez en el marco de 'Poesía en el metro' chocó con el inconveniente de que su obra poética es prácticamente desconocida.

"Me dijeron que era sólo y exclusivamente para poetas. Comencé a investigar y localicé en unos viejísimos archivos de 1945, en el periódico del colegio, ocho poesías", dijo el embajador colombiano. Agregó que volvió a presentar el proyecto, que fue aprobado por el metro de Moscú. "Por eso estamos aquí celebrando este evento que une a Rusia y Colombia", destacó. "Nos pareció un idea muy buena presentarle a nuestros pasajeros al García Márquez poeta y traducir especialmente para esta ocasión fragmentos de varias de sus obras", dijo la responsable del programa "Tren de la poesía" del metro moscovita Oxana Ustínova.

El pasado 6 de marzo, el mismo día en que cumplió 85 años, García Marqués, fue condecorado por el presidente ruso, Dmitri Medvédev, con la Orden de Honor por su contribución al fortalecimiento de la amistad entre los pueblos de Rusia y América Latina.

A pesar de ser el escritor latinoamericano más leído por los rusos, hasta finales de 2010, cuando la editorial moscovita AST compró los derechos para la publicación de sus obras, éstas se editaban en Rusia de forma ilegal. Según anunció en su momento AST, las negociaciones para adquirir los derechos de publicación de las obras de uno de los máximos exponentes del realismo mágico duraron cerca de diez años, ya que García Márquez consideraba que el mercado ruso estaba plagado de ediciones piratas.

Julio Cortázar se sube a la red

Rayuela, Historias de cronopios y de famas y El perseguidor son algunas de las veintiún obras del escritor argentino que se acaban de subir a la red en formato digital gracias a la editorial digital Leer-e

Julio Cortázar, escritor del boom ltinoamericano ya tiene sus libros en soporte digital.foto.fuente:revistaarcadia.com

 Estos títulos de Julio Cortázar se suman a la colección "Palabras Mayores", el proyecto que ha firmado la editorial Leer-e con la agente literaria Carmen Balcells para digitalizar los libros de grandes autores ente los que destacan Gabriel García Márquez e Isabel Allende, según informa la editorial.

Así, los lectores tendrán, por primera vez en formato digital, los veintiún títulos de este maestro del relato breve y una de las figuras claves del siglo XX, como toda la colección de cuentos, entre ellos, "Bestiario", "Final de juego", "La otra orilla" o "Las armas secretas".
Precisamente "Las armas secretas" fue el tercer libro de cuentos que editó el genial escritor en 1959 e incluye uno de sus relatos más famosos, "El perseguidor", que narra la historia de un magnífico músico saxofonista, inspirado en la figura de Charlie Parker.
"Rayuela", que es uno, o muchos libros, y obra clave del llamado 'boom latinoamericano', se publicó en 1963, y hoy es todo un clásico mundial. Su publicación supuso una gran revolución por su singular modo de narración, ya que se puede leer de varias maneras.
"¿Encontraría a la Maga? tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Siene, el arco que da al Quai de Conti...", así comienza la mítica "Rayuela", que desde esta semana estará a disposición de los lectores en la red por 5,68 dólares.
La primera semana estará en la plataforma casadellibro.com gracias al acuerdo entre Editorial Digital, Leer-e y Casa del libro.
Después toda la obra de Cortázar estará en Leer-e, la editorial digital que próximamente pondrá también en la web la obra de los chilenos Antonio Skarmeta, José Donoso y el poeta Pablo Neruda.