La correspondencia en parte inédita entre el poeta romántico y un amigo sacerdote será subastada en Londres. En ella, Byron ataca a algunos de sus contemporáneos como Wordsworth y confiesa sus amoríos al cura.
Por Mark Brown
El conservador sacerdote que recibió las cartas debe haber quedado boquiabierto: en ellas había detalles de una sórdida aventura con una criada, jugosos comentarios sobre los extranjeros y mucho veneno literario.
El remitente era Lord Byron, la superestrella de los poetas románticos ingleses, famoso por sus excesos. En las cartas hace insólitas revelaciones sexuales, se burla de los portugueses ("tienen pocos vicios salvo los piojos y la sodomía") y hace comentarios insultantes sobre su rival Wordsworth ("Turdsworth"; "turd" significa trozo de excremento). Sotheby's será la casa que rematará las misivas, que fueron compradas por un ex primer ministro, el Conde de Rosebery, en 1885 y están en manos de la familia desde entonces.
Las cartas echan luz sobre una de las figuras más fascinantes y carismáticas de la literatura universal, un hombre descrito con precisión por su amante Lady Caroline Lamb como "loco, malo y peligroso de conocer". Las cartas enviadas a Francis Hodgson no acaban del todo con ese prejuicio.
El especialista de Sotheby's Gabriel Heaton señaló: "Queda claro que Byron disfrutaba de escribir cosas un poco escandalosas para un sacerdote, pero también se aprecia la profunda amistad que se profesaban. En las cartas se lee una verdadera intimidad."
Alrededor del 15% del contenido de las cartas "es inédito y poco estudiado" e incluye referencias a la aventura de Byron con una sirvienta, Susan Vaughan, que terminó cuando el poeta escuchó que su amante habría estado frecuentando a alguien más.
"Básicamente, él la toma como su amante y aunque nunca se compromete a serle fiel, sí espera que ella lo sea con él, por eso cuando escucha rumores de que no lo es, la despidió de su trabajo", agregó Heaton.
En otra carta Byron habla sobre el tiempo que pasó en Albania junto a Ali Pasha, "El león de Yannina" y el gobernante de la zona, quien lo impresionó por su corpulencia y por "sus dos centenares de mujeres y muchachos, algunas de las criaturas más bonitas que he visto", señala Bryon en las cartas.
Los chismes y celos literarios de la época también sobrevuelan algunas de las cartas. En ellas se comprueba que a pesar de que Byron y otros poetas de aquellos años, como Robert Southey y William Wordsworth, compartían su afinidad por el Romanticismo, no eran en absoluto amigos. De hecho, en la última carta que escribe Byron se muestra furioso por el hecho de que Southey Wordsworth maltrataran a Alexander Pope, un poeta al que admiraba mucho. En la carta a su amigo sentencia: "Southey y Turdsworth, que par de bribones renegados".
© The Guardian y Clarín
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