18.3.09

Literatura rápida



Literatura rápida
El cuento o el relato de Rudolf Hommes en El Malpensante me parece que está en perfecto acuerdo con eso que llaman allá en la dirección de la revista, literatura rápida.

polvo que le echó don Serafín a la muchacha. Nada se mueve y no se
dicen nada. La literatura rápida no debe recordar la poesía ni de
lejos, debe adolecer de una absoluta ausencia de gracia en la sintaxis
y la adjetivación. Si es así, el cuento de Hommes debe adscribirse a la
nueva tendencia.

El arte contra el arte. Pero tal vez soy persona de
otro tiempo y de otros gustos que cuando lee algo, espera además del
cuento a echar, y que es siempre lo de menos, me deslumbre con la
prosa. Con la ondulación de la prosa, y el color de las palabras, y el
olor, porque las palabras también huelen. De algún modo, el cuento de
Don Serafín me recuerda otro que publicaron en El Malpensante hace días
sobre unos pájaros. Por lo menos en el ambiente de hojarascas. Y
también me recuerda el que vio la luz ahí hace años sobre carreras de
automóviles, y que no terminé de leer. El relato, o el cuento, de
Hommes, ha sido considerado por algunos reseñistas despistados de la
radio, según oí o me pareció oír como literatura erótica.

No sé si
puede llamarse literatura en último término, pero lo de erótico me
parece una exageración flagrante. Todo se reduce al relato desangelado
de una antropóloga alocada del equipo de Alfredo Molano que me parece
conocer. Y si tiene una gracia, es, en todo caso, que en medio de la
enorme tergiversación de todas las cosas, García Márquez nunca será
ministro de Economía, para bien de la economía.

Creo que Hommes, que a
veces sabe ser irónico, se burla de un montón de cosas ahí, incluidas
las personas que dirigen El Malpensante, y la academia, contando los
antropólogos de los Andes, y los guerrillos de la clase media. Y para
ponerse a salvo se fue a pasar vacaciones a Alemania. Y digo estas
cosas, mal adulador que soy, para que pueda estar seguro del cariño que
le tengo, desde que él tenía aquella librería en La Macarena y yo
dirigía el Café de los Poetas, lleno de antropólogas de esas y de
Serafines de esos, que ni mueven nada ni se dicen nada cuando tiran y
que bien considerados, resultan desdibujados, y considerados mal
parecen literatura rápida de El Malpensante. En términos económicos, el
cuento de Don Serafín me parece un despilfarro y el lector queda en
desventaja en la balanza de pagos, cualquier cosa que eso quiera decir.



Eduardo Escobar
Cromos.com.co
para leer el cuento Don Serafin seguir a elmalpensante.com

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