Valentín Louis Georges Eugene Marcel Proust nace en París en la casa de su abuelo materno, un acaudalado agente de intercambio de origen judío el 10 de julio de 1871
Marcel Proust, en búsqueda del éxito soñado.En un retrato de 1893. Lavanguardia.com |
Jeanne Neil, la mamá de Marcel,
pertenece a la alta sociedad parisina. Papá Proust por el contrario, hijo de un
tendero, proviene de la pequeña burguesía católica provincial. Pero Adrian
Proust es brillante y tras triunfar académicamente, es nombrado jefe de la
clínica de la Facultad de Medicina de París.
Un amigo presenta al futuro
matrimonio Proust, Mamá Jeanne cuenta solo 21 años, quince menos que su esposo.
Al poco tiempo de contraer matrimonio nace Marcel, un bebé prematuro y débil,
tanto que su padre teme por su vida. A los nueve años, Marcel sufre su primer
ataque de asma tan violento como repentino. La enfermedad que se revela
crónica, le obliga a descansar frecuentemente y le convierte en un niño
introspectivo. La fragilidad del niño Proust, tan delicado como inteligente y
sensible desde tierna edad, acapara la atención de su madre que pese a concebir
otro hijo centra sus cuidados en el pequeño. Marcel crece mecido por los
sobreprotectores cuidados de su madre aislado del mundo a lo largo de toda su vida.
En los últimos tiempos, Marcel sobrevive a condición de no salir de su cuarto,
herméticamente cerrado a la luz diurna.
Marcel crece mecido por los sobreprotectores cuidados de su
madre aislado del mundo a lo largo de toda su vida
En septiembre de 1922, los ataques
de asma se intensifican. La muerte ronda al autor que ve como el tiempo,
inexorable, se pierde día a día.
El 19 de noviembre los periódicos franceses comparten
un titular, ‘Mor de Marcel Proust’. El ganador del Premio Goncourt fallecía a los 51 años, víctima de una bronquitis mal
curada. El martes siguiente, 21 de noviembre, se celebra el funeral del
escritor que es enterrado con los honores militares debidos a un caballero de
la Legión de Honor.
Noventa y cinco años después de su
muerte, Marcel Proust es acreedor de un rango cenital en la novela del siglo
XX. Su gloria literaria es innegable.
1. OJITO DERECHO DE MAMÀ Y EN EL
PUNTO DE MIRA DE PAPÁ
Su madre, Jeanne Neil era el
prototipo de la matriarca judía, sobreprotectora y acaparadora mientras que su
padre, el doctor Adviene Proust, era tan exigente como intransigente. Mamá
contribuyó a que Marcel fuese un niño ávido del reconocimiento y aprobación
social que derivaría un personalidad pusilánime e introspectiva.
2. EL EMPOLLÓN DE LA CLASE
El joven Marcel fue un estudiante
brillante, lo que le permitió hacerse con tres títulos universitarios. Ávido de
saber, poseía una vastísima cultura literaria, humanística e incluso
científica. Proust se preparó durante toda su vida para escribir una novela.
Damos fe de que lo logró.
Estudiante brillante, obtuvo tres títulos universitarios.
Se preparó durante toda su vida para escribir una novela
El único oficio que algún día tuvo
Marcel Proust fue el de bibliotecario. El joven Proust fue nombrado ayudante de
biblioteca en la Mazarina, la biblioteca del Instituto de Francia, de 1895 a
1900. Se trataba de satisfacer la presión paterna para conseguir un trabajo,
aunque no fuera remunerado. Como era de prever, no ejerció nunca. En cuanto
pudo pidió baja por enfermedad, nobleza obliga, ya que el polvo agudizaba sus
crisis asmáticas. Sólo se desplazaba a la biblioteca una vez al año, para
renovar su puesto, adscrito al depósito legal.
4. AMOR, ONANISMO Y HOMOSEXUALIDAD
“El amor es una enfermedad
inevitable, dolorosa y fortuita”.
El autor de una de las novelas más
clarividentes en materia amorosa del siglo XX, creador de Albertine, tiene una
vida sentimental difícil.
Autor de una de las novelas más clarividentes en materia
amorosa del siglo XX, tuvo una vida sentimental difícil
Sus inclinaciones sexuales no debían
airearse en sociedad. Visitó saunas y prostíbulos clandestinos con objeto de
intimar con hombres e incluso llegó a pagar a jóvenes para prácticas
masoquistas.
A los 38 años se enamoró de su
chófer que se mató poco después intentando pilotar un prototipo de avión.
Adoró espiritualmente a algunas
mujeres, pero sus grandes amores fueron todos masculinos, desde Charles Haas y
Reynaldo Han, hasta Lucien Daudet, Bertrand de Fénelon, el príncipe Antoine
Bibesco y Alfred Agostinelli entre otros. Relaciones marcadas por la desdicha
ya que muchos de ellos no compartían sus inclinaciones.
Adoró espiritualmente a algunas mujeres, pero sus grandes
amores fueron todos masculinos
En una biografía publicada en 1990 firmada por el
británico Ronald Hayman, vituperado por la crítica literaria norteamericana que
lo tacha como un ataque cínico y desconsiderado hacia el escritor francés,
Hayman escribe: ‘Él se volvía a preguntar si el tiempo estaba irremediablemente
perdido, pero esa inquisición estaba teñida de su propio complejo de culpa, que
le había convencido de que era mediocre, perezoso, estéril y pusilánime. Y es
que aunque se masturbaba menos, el joven Proust, había abusado tanto en el
pasado que...’.
5. PROUST VERSUS WILDE
En el mismo año en el que Oscar
Wilde era condenado a prisión por su condición de homosexual, Marcel descubría
el amor y la pasión por otro hombre, Lucien Daudet hijo del también escritor
Alphonse Daudet.
6. PROUST, EL REY DE LA CAMA
‘Mucho tiempo he estado acostándome
temprano’. Todo amante de Proust, sabe que esta es la frase inicial de su obra
magna, À la recherche...Tras la muerte de su sobreprotectora y
amada madre, Marcel que cuenta 34 años, se sume en una profunda depresión. El
novelista duerme, piensa, escribe y prácticamente vive en la cama.
Tras ser rechazado por varias editoriales, decide no perder el
tiempo y se autoedita
7. AUTOR 'CONECTADO'
Proust, se suscribió por 40 francos
mensuales a la compañía francesa de teléfonos ‘Theatrophone’, invento que
permitió al escritor oír ópera y música clásica casa noche sin salir de su
amado lecho.
Eso sí el novelista era selectivo
con los compositores, descartando a Debussi habida cuenta de que la audición de
su obra empeoraba su asma.
8. TRAS SER RECHAZADO, DECIDE NO
PERDER EL TIEMPO Y SE AUTOEDITA
En 1912, el comité de lectura de
la Nouvelle Revue Française integrado entre otros por André
Gide, (futuro merecedor del Premio Nobel de literatura en 1947) rechaza el
primer volumen de À la recherche du temps perdu, (En busca
del tiempo perdido), su obra cumbre terminada, (o casi) en los últimos 14
años de su vida. Su decisión estuvo determinada por la fama de snob y diletante
que rodeaba al autor. Curiosamente su relación con la jet y sus consiguientes y
elegantes artículos sociales publicados en la prensa de la época, le restaban
credibilidad.
Marcel decide ‘autoeditarse’, la
primera parte de En busca del tiempo perdido fue ‘autofinanciada’
tras ser rechazada pro al editorial Nouvelle Revue Française,
pidió a su editor que ofreciese 300 francos a dos gacetilleros
de la época para que publicasen artículos «entusiastas» sobre su obra
9. QUE HABLEN DE MI AUNQUE SEA A
GOLPE DE TALONARIO
Proust llegó a pedir a Louis Brun,
director literario de Grasset (primer editor de Por el camino de Swann),
que ofreciese 300 y 600 francos a dos gacetilleros de la época, para que
publicasen artículos 'entusiastas' sobre Por el camino de Swann en Le Figaro y
el Journal des Débats, con motivo de la primera edición de la
novela que comienzan el ciclo catedralicio de En busca del tiempo
perdido, en noviembre de 1913.
10. LA CÉLEBRE MAGDALENA, UN SOUVENIR EN LA
ACTUALIDAD
En Francia todavía utilizan la
expresión “magdalena de Proust” para referirse a una señal sensorial provocada
por un recuerdo.
En el pasaje más famoso de Por
el camino de Swann (1913), su protagonista evoca el recuerdo del sabor
de una ‘conchita 'que mojaba en el té que le ofrecía su tía Léonie.
En la localidad de Illiers-Combray,
los reposteros comercializan la pasta, demostrando que la obra de Proust ha
calado hondo también entre fogones.
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