Roberto Bolaño. Santiago de Chile, 28 de abril de 1953-Barcelona, 15 de julio de 2003./Univision |
1. Bolaño usaba los
libros como almohada
La figura de los escritores siempre ha estado asociada
con personajes aburridos y estrictos, que creen que rayar los libros o dormirse
leyendo es un pecado mortal. Pero Bolaño no era así, de hecho, a la revista
Playboy México le dijo que “un libro es la mejor almohada que existe”. Y
continuó: “…me conmueven los jóvenes de hierro que leen a Cortázar y a Parra,
tal como los leí yo y como intento seguir leyéndolos. Me conmueven los jóvenes
que se duermen con un libro debajo de la cabeza”. Y también arremete contra la
escritura y dice que, a pesar de que no le aburre escribir, conoce ocupaciones
más divertidas: “ser atracador de bancos, por ejemplo. O director de cine. O
gigoló. O ser niño otra vez y jugar en un equipo de fútbol más o menos
apocalíptico. Desafortunadamente el niño crece, al atracador lo matan, el
director se queda sin dinero y el gigoló enferma”.
2. Bolaño tiene zombis
Si usted es fan de The walking dead, entonces Roberto Bolaño tiene algo para
usted. “El hijo del coronel” es un cuento en que el narrador cuenta que se
siente identificado con una película de zombis, en la que una chica es mordida
por un zombi, su novio trata de salvarla y, a su vez, el papá de él también
intenta hacerlo. Bolaño se inspiró en la película Return of the living dead III para escribirlo.
3. Bolaño tiene
blowjobs
Y muchos. “En el silencio del piso solo se escuchaba el
chasquido de su lengua, la saliva que envolvía mi verga, sus dientes entre mis
venas, su paladar rosado. ¡Su paladar rosado!”. Eso ocurre en Consejos de un discípulo de Morrison a un
fanático de Joyce. “Ella tenía mi verga en su boca, pero no apretándola, no
chupándola, sino solo acariciándola con la punta de la lengua. La tenía como
una pistola dentro de su funda. ¿Ves la diferencia?”, comentan en Los detectives salvajes sobre los blowjobs de María Font.
4. Bolaño sabe qué es
tener sexo sin ganas
“Por la noche X lo invita a compartir su cama. B en el
fondo no tiene ganas de acostarse con X, pero acepta. Por la mañana, al
despertar, B está enamorado otra vez. ¿Pero está enamorado de X o está
enamorado de la idea de estar enamorado?”. Eso ocurre en el libro Llamadas telefónicas.
5. Bolaño sabe hacerse
el tonto
Nos lo explica muy bien en Los detectives salvajes: “23 de diciembre. Hoy no pasó nada.
Y si pasó algo es mejor callarlo, pues no lo entendí”.
6. Bolaño amaba los
sábados
“Me subo a la moto y atravieso las calles en donde
gente más extraña que tú y que yo se prepara para pasar un sábado divertido, un
sábado a la altura de sus expectativas, es decir un sábado triste y que no
llegará jamás a encarnarse en lo que fue soñado, planeado con minuciosidad, un
sábado como cualquier otro, es decir un sábado peleón y agradecido, bajito de
estatura y amable, vicioso y triste”. En el cuento “Putas asesinas”, en el
libro del mismo nombre.
7. Bolaño sabe decir
mentiras
“Me siento como Pinocho”, dijo al recibir el Premio Rómulo Gallegos.
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