31.3.11

La mecánica de los premios literarios

Juan Gabriel Vásquez acaba de ganar el Premio Alfaguara de Novela y hace poco Antonio Ungar ganó el Herralde. Pero entre tantos premios literarios, ¿cómo saber si un premio vale la pena? ¿Cómo funcionan los premios?

Con su novela El ruido de las cosas al caer, el bogotano Juan Gabriel Vásquez obtuvo la semana pasada el Premio Alfaguara de Novela, segundo colombiano que gana este premio. La primera fue Laura Restrepo, en 2004, con 'Delirio'.foto.fuente.semana.com

La palabra premio funciona. Genera un titular noticioso, y el premiado resplandece en un aura de gloria instantánea. Y entre todos, el resplandor de los premios literarios es el más insoportablemente glamuroso de todos. No importa cuántos haya en el mundo (solo en Francia se calculan 1.500), no importa qué tipo de premio sea: ganar un premio parece un hecho excepcional y por eso es noticia.

Pero la profusión de premios ha generado una gran confusión entre los lectores. Cada vez es más necesario mirar con cuidado cómo funciona la escogencia del ganador. En Gran Bretaña, por ejemplo, los premios literarios más prestigiosos son el Booker y el Costa Award. Ambos son otorgados por fundaciones culturales que no forman parte de la industria editorial. Son otorgados a novelas publicadas durante el año precedente al premio. El jurado está conformado por críticos y académicos del mundo de la literatura que suelen premiar buenas novelas. No otorgan sumas de dinero extravagantes, porque basta uno de estos premios para que se disparen las ventas de la novela.

Así funciona también el Goncourt. Y el día que se anuncia, Francia se paraliza. Luego, el autor celebra mientras su editor –más feliz todavía– ordena a la imprenta reimpresiones a toda prisa. ¿Cuánto recibe el ganador del Goncourt? La honorable suma de 50 euros, cifra que ha permanecido inmune a la inflación desde que nació el premio, en 1903.
En Estados Unidos también hay, entre muchos, dos premios literarios destacables, y ambos funcionan igual. Tanto el Premio Pulitzer de Novela como el National Book Award son otorgados por fundaciones. Los dos entregan 10.000 dólares.

Aquí no

En el mundo hispanoparlante las cosas son muy distintas. Los premios más sonados son de las editoriales. Cosa aparte son el Cervantes y el Príncipe de Asturias, que sí son otorgados por fundaciones, pero premian la carrera de un escritor, no un libro.

Los premios más conocidos en Iberoamérica son el Planeta, el Alfaguara y el Herralde, de la editorial Anagrama, que este año recayó sobre un colombiano: Antonio Ungar. Y a ellos ha venido a sumarse el premio de Editorial Norma. Todos son dados por casas editoriales, y casi todos, excepto el Anagrama, entregan sumas de dinero descomunales –para el mundo de la literatura–. Son premios a manuscritos y no a novelas publicadas. Porque son estrategias de marketing para vender sus libros. Eso es todo.

Estas exorbitantes cifras de dinero (el Planeta, entrega 600.000 euros,), elevadísimas para el negocio editorial, son un anticipo por las ventas.

Cortar el ponqué

Un escritor recibe en promedio entre el 8 y el 12 por ciento del precio de venta de un libro. El resto se reparte en la larga cadena de la industria. Pero a los autores se les suele pagar un anticipo, basado en las proyecciones de ventas potenciales que hace el editor. Muchas veces el editor se equivoca y las ventas no cubren el anticipo ya dado, que no se devuelve. Obviamente, los autores consagrados reciben anticipos fuertes y sus agentes negocian los porcentajes de ventas. Es la sencilla ley de oferta y demanda.

Si los 650.000 euros del Planeta, los 175.00 dólares del Alfaguara o los 100.000 dólares del Norma son anticipos, la presión para que se vendan estos libros es enorme. Por eso son premios comerciales.

Lo bueno y lo malo

Esto no quiere decir que esos premios sean malos. Pero es bueno recordar la mecánica para saber a qué atenerse. Es, por supuesto, un terreno espinoso. El exorbitante Premio Planeta, que puede llegar a vender entre 150.000 y 400.000 ejemplares de la obra premiada, lleva a cabo una multimillonaria y cuidadosa campaña de marketing: hasta los reyes de España y el presidente de gobierno (preferiblemente si es del Partido Popular) acuden a la cena de gala de premiación. El premio ha sido otorgado tanto a autores literarios como a comerciales, y, comprensiblemente, prefieren a estos últimos. Las editoriales están atentas para saber qué se vende mejor. Pueden dar un golpe y 'robarle' un autor a una casa de la competencia. Pueden dar el premio a un autor que ya vende muy bien. O a una novela cuya temática esté de moda.

Planeta es una casa muy española y su premio no circulaba bien en América Latina. Por eso crearon hace cuatro años el Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América, dirigido a este mercado. No es el mismo, y tiene una remuneración menor, pero nada despreciable, de 200.000 dólares. Así, Planeta ha segmentado los mercados mientras capitaliza el poder de su marca. También ha creado pequeños premios para mercados locales, como el Planeta de Periodismo en Colombia. En España entrega cada año 16.
El Alfaguara, en cambio, nació con una vocación latinoamericana, en una época de expansión de Prisa hacia América Latina. De 13 entregados, diez han sido para latinoamericanos. Y suelen premiar a sus propios autores, porque si ya han apostado por ellos editorialmente, el premio los valoriza. La connotación de este premio en el mundo cultural es que suele darse a autores de más prestigio literario que el Planeta, pero esto no ha sido garantía de éxito de ventas. Lo mismo pasa con el glamuroso Anagrama, que solo otorga 8.000 euros, pero lo entrega una editorial vista como una exquisita boutique del libro.

Es sabido que en España el Premio Planeta es el que más vende, porque es más antiguo (se fundó en 1952) y está más enraizado en el imaginario de la población. Curiosamente, la colombiana Laura Restrepo ha sido uno de los premios Alfaguara más vendidos, y han acertado con autores como el peruano Santiago Roncagliolo, pero la verdad es que no siempre han dado en el clavo de las ventas. Pero Vásquez sí puede ir por el mismo camino del peruano.

A dedo

Todo esto lleva a una pregunta: ¿pueden estos premios provenir de concursos legítimos? Claro que no. Si bien los manuscritos son enviados con seudónimo y se supone que deberían ser todos leídos por el jurado, y que gana el mejor, esto no es cierto. Para empezar, es imposible que un jurado se lea los 500 manuscritos que se presentan, y se supone que hay un jurado 'negro' que hace cribas iniciales. Pero es obvio que la dirección editorial de la empresa señala, elige, investiga qué buenos escritores están a punto de terminar una novela, habla con los agentes literarios (que tienen un enorme poder) y con los autores, y claro, los invita a presentarse al premio. De hecho, a los escritores consagrados les ofrecen el premio. Porque casi ningún autor de renombre, que sabe cuánto venden sus libros, va a correr el riesgo de presentarse a un premio y perder. ¿Para qué someterse a eso? Y es que el tamaño de los egos es un asunto complicado en el mundo de la literatura. Los miembros de los jurados sí leen a los cuatro o cinco finalistas, pero el editor, casi sin excepción, tiene la última palabra.

Precisamente por eso, premios como el Tusquets, más reciente, se han promocionado como premios 'verdaderos', y el mismo Alfaguara, cuando lo ganó el completamente desconocido escritor mexicano Xavier Velasco, recalcó que esa era la prueba de que su premio no se daba a dedo. Pero tampoco es cierto. Tomás Eloy Martínez o Manuel Vicent, ambos ganadores en el pasado, fueron 'cordialmente invitados' a presentarse.

Y es que hay de todo un poco. Cuando a Planeta se la ha tachado de dar premios demasiado flojos, sorprende al año siguiente premiando a un autor de peso. Ernesto Sábato y Miguel Delibes denunciaron que el Planeta les había sido ofrecido a ambos en 1994, y lo rechazaron. Otro caso más reciente es la demanda por fraude ante un tribunal argentino de Gustavo Nielsen, un escritor participante, en 2005, cuando el Planeta local fue dado a Ricardo Piglia. Y, cosa insólita, ganó la demanda.

Pero esto no implica que los premios sean malos. Todo editor siempre anhela el equilibrio entre la calidad y las ventas. No es fácil. Y en medio de esa tensión, las casas hacen sus apuestas.

El que Alfaguara haya premiado a un autor joven, de envergadura, como Juan Gabriel Vásquez es una buena noticia para la literatura colombiana. Y Colombia debe esperar la publicación de la novela con genuina curiosidad lectora, porque a pesar de que Vásquez genera animadversión en el mundillo literario local por su carácter un tanto altivo, es un escritor de una rara inteligencia, que combina su férrea vocación con una inquebrantable disciplina de lector, y es dueño de un ya probado talento poderoso.

30.3.11

César Vallejo en sus cartas

La correspondencia del poeta completa la imagen de quien sufrió toda clase de penurias y nos legó una poesía espléndida

César Vallejo, releído en su Correspondencia completa. Un poeta de la penuria.foto:internet.fuente:elpais.com

Soy muy adicto al género epistolar, esa mudable parcela de la literatura que ha dejado de practicarse hace ya años. Creo que sus últimos cultivadores fueron los que ya andan instalados, como yo, en el arrabal de senectud. Ahora nadie o casi nadie escribe cartas, a no ser que lo haga a través de los artificios electrónicos, cosa que por definición neutraliza lo que esos escritos tenían de pausado y confidencial despliegue de ideas. Algunos de los epistolarios últimamente editados -con el de Juan Ramón Jiménez a la cabeza- desmienten con creces esos apresurados juicios que los tildaban de literatura efímera. La presente edición de la correspondencia de César Vallejo es una prueba más del muy notable repertorio de datos que proporcionan las cartas para completar la imagen de un escritor.

Esta Correspondencia completa, cuyo título resulta más bien temerario, reúne hasta un total de 242 cartas, aparte de otros documentos menores, siendo las más numerosas las dirigidas a la familia, a Pablo Abril de Vivero, a Juan Larrea y a Gerardo Diego. Cierto que el propio compilador reconoce en su 'Introducción' que hay cartas que no han podido ser allegadas, por lo que aún resulta más infundado el calificativo del título. Cabe preguntarse, además, si existe algún epistolario que se pueda considerar completo. Imposible saber el cómputo exacto de cartas que alguien ha escrito durante toda su vida y el número de las inencontrables por algún motivo.

La presente edición, preparada con fervorosa solvencia por Jesús Cabel, cumple en cualquier caso con el muy provechoso cometido de facilitarnos no pocas claves de la peripecia humana y literaria de César Vallejo. Son escritos que informan adecuadamente sobre su difícil vida, a duras penas localizada entre Lima, París y Madrid. Por ahí anda el poeta retocando su propio retrato: la figura heroica de quien descoyuntó la estética del pasado en beneficio de la ética del porvenir, la imagen combativa, menesterosa, solidaria, tierna, errática, de ese emisario de su propia vida que también quería cambiar la vida, la ejemplaridad de quien sufrió toda clase de penurias y nos legó una poesía espléndida.

Resulta esclarecedor remitir las experiencias poéticas de Vallejo a las experiencias personales vertidas en estas cartas. Procedente del modernismo, del simbolismo, el autor de Trilce llega a los ismos de entreguerras sin ninguna voluntad de acatamiento. Los frecuenta y los rebasa en un viraje que afecta a cualquier otro viraje de la poesía escrita en español por aquellos años. Un áspero flujo verbal, como de filo mellado, entretejido de neologismos, frases hechas, discordancias léxicas y sintácticas, posibilitan paradójicamente el equilibrio de un raro y prodigioso linaje poético. El escenario doméstico, el paisaje triste de la memoria son sometidos a toda clase de tensiones gramaticales hasta que desaparecen las marañas retóricas para dejar paso a una poesía absolutamente límpida. Ese puede ser otro de sus secretos: la armonía surgiendo del desorden. Algo que también se deduce del propio recuento de infortunios, querencias humanas, desvelos políticos testimoniados en estas cartas.

Correspondencia completa. César Vallejo. Jesús Cabel (editor). Pre-Textos. Valencia, 2011. 380 páginas. 22 euros.

El suicidio de Virginia Woolf

La escritora acababa con su vida hace 70 años hundiéndose un el río con piedras en los bolsillos |La interpretación que hizo Nicole Kidman de la inglesa le valió un Oscar

Una imagen de la escritora Virginia Woolf.foto.fuente:lavanguardia.es

Sumergiendo su cuerpo en el río con los bolsillos llenos de piedras para impedir poder salir a flote. Así acabó con su vida la escritora Virginia Woolf el 28 de marzo de 1941, hace 70 años. Dominó como pocos el género epistolar y quizá por eso se despidió de su esposo con una emotiva carta de despedida.

Tras su muerte, la que es considerada una de las mejores novelistas en lengua inglesa quedó relegada al olvido hasta que en la década de los 70 se empezó a rescatar su obra. Su modelo de mujer que se había rebelado a la sumisión masculina había encandilado al movimiento feminista. Así fue como se empezaron a desempolvar obras como Mrs Dalloway, Las Olas. Orlando... Lo relataba Lluís Permanyer en Recuperación de Virginia Woolf, un texto en el que además se describía de forma minuciosa la muerte de la gran escritora.

Amiga de grandes como James Joyce o Marcel Proust, Adeline Virginia Stephen se educó en un ambiente completamente literario y formó parte del grupo Bloomsbury, un clan iconoclasta y rebelde que renegaba de la clase media. Allí conoció al que más tarde sería su marido, Leonard Woolf, del que adoptó el apellido con el que pasaría a la posteridad.

Ligada a Londres
La escritora británica mostró en muchos de sus relatos su pasión por Londres. Un hecho que quedó del todo constatado cuando en 2005 aparecía un texto inédito de Woolf: Retrato de una londinense.

A través de su obra
Sucede con la mayoría de escritores que la mejor manera de conocerlos es a través de su obra. El caso de Virginia Woolf no es una excepción. Y su visión del mundo, nada conformista, se evidencia en todas las líneas que escribió, especial (y evidentemente) en sus diarios, que escribió periódicamente durante casi tres décadas. En el primero de ellos, Un momento de libertad, Woolf se despachaba a gusto con sus amigos: de Joyce, por ejemplo, destacaba que era "insignificante, egocéntrico, aburrido y que decía porquerías". También los viajes hablaban de la escritora. En 1920 Virginia visitó la Alpujarra y relató su inmersión en aquella España profunda del primer cuarto del siglo pasado.

En 1982, cuando se conmemoraban 100 años de su nacimiento, el mundo recordaba a la escritora a través de obras como Una habitación propia, convertida en un símbolo feminista.

Woolf, a escena
¿Quién teme a Virginia Woolf? fue una obra de teatro y más tarde una película de éxito. Pero la historia de escritora inglesa llegó a la gran pantalla en 2002 metida en el cuerpo de Nicole Kidman. La actriz australiana se "afeó" para dar vida a Virginia Woolf en la película Las horas, dirigida por Stephen Daldry. La espectacular transformación e interpretación llevó a Kidman al olimpo de los actores: fue premiada con un Oscar.

Los libros devuelven la libido al país del Kamasutra

En la mojigata sociedad india, autores jóvenes escriben sobre la promiscuidad femenina o la homosexualidad

Lienzo del dúo de artistas Thukral y Tagra inspirado en los templos indios del Kamasutra.Foto:EFE NUEVA DELHI INDIA.fuente:adn.es

Una nueva generación de jóvenes creadores quiere hablar sin tapujos sobre sexo en la India, el país del Kamasutra, donde este tipo de literatura empieza poco a poco a hacerse un hueco entre los sectores más liberales de una sociedad aún muy conservadora.

En Losing my Virginity (Penguin, 2011), la escritora y guionista Madhuri Banerjee explica las aventuras y desventuras de una chica que, tras llegar virgen a los 30 años sin haber encontrado "el amor verdadero", decide cambiar radicalmente su vida.

"Con mi libro, básicamente quiero decir que una mujer tiene derecho a explorar su sexualidad siempre que quiera y donde quiera, no debe verse restringida por la presión de la sociedad", observó Banerjee en entrevista con Efe en Bombay.

Es también el caso de R. Raj Rao, considerado autor de la primera novela gay india (The Boyfriend, 2003), o de Siddarth Dhanvat Shanghvi, quien en su corta pero prolífica vida ha escrito del amor, el karma o la sexualidad.

Muchas de estas plumas tienen su base en la más liberal Bombay, una metrópoli en constante ebullición y de marcados contrastes que a su vez es la sede de la poderosa industria cinematográfica de Bollywood.

Según Banerjee, la situación ha comenzado a cambiar especialmente en el último lustro, al hilo de la eclosión de las redes virtuales de comunicación social o con películas que giran más en torno a la mujer, aunque admitió que la juventud todavía tiene ideas "muy equivocadas" y mala información.

Encuestas anuales como la del semanario India Today revelan que casi un 70% de los indios llegan vírgenes al matrimonio y sólo un 18% confiesa infidelidad, según un estudio del año pasado.

Una vuelta de tuerca ocurrió en 2008, cuando un empresario indo-británico Puneet Agarwal causó una gran polémica al lanzar en internet el primer cómic pornográfico del gigante asiático, algo que -según explicó el creador en varias entrevistas- debía servir para facilitar la revolución sexual en el país.

Savita Bhabhi, una ama de casa india que se enzarzaba en todo tipo de juegos y fantasías sexuales, se convirtió pronto en un éxito de masas y miles de sitios en la red reprodujeron las viñetas, hasta que en verano de 2009 el Gobierno de la India -donde la pornografía es ilegal- clausuró la página.

En opinión de los sociólogos Sudhir y Katharina Kakar, autores del libro The Indians (2007), aunque irónicamente el Kamasutra es uno de los pocos libros en sánscrito que mucha gente es capaz de mencionar, entre el país que acuñó esta obra y la India contemporánea "hay muchos siglos en los que la sociedad consiguió entrar en los tiempos negros de la sexualidad".

Según el matrimonio Kakar, algunos culpan de ello a las invasiones musulmanas, otros a la moralidad victoriana durante el Imperio Británico, pero si hay una causa principal se debe mirar a la cultura hindú en sí misma y su adhesión al ideal asceta y a las virtudes del celibato predicadas por Gandhi.

29.3.11

Murió Sonia Osorio, fundadora del ballet de Colombia

A los 83 años dejó de existir la folclorista y bailarina que llevó los ritmos de Colombia por los más importantes escenarios del mundo

Sonia Osorio llevó los ritmos colombianos más autóctonos por el mundo entero.foto.fuente:elespectador.com

A los 83 años de edad dejó de existir en Cartagena la folclorista y bailarina Sonia Osorio, fundadora del Ballet de Colombia, con el que se paseo por los más importantes escenarios del mundo llevando los diversos ritmos nacionales.

Sonia Osorio se casó con el pintor colombo español Alejandro Obregón con quien tuvo dos hijos Rodrigo y Silvana. Rodrigo que se ha dedicado a la actuación ha tenido destacada incursión en Hollywood.

Había nacido en Bogotá pero los primeros años de su vida transcurrieron en Cartagena. Si interés por la música desde temprana edad la llevaron a visitar varios países.

Esta cultura musical e intelectual la llevaron a fundar el Ballet de Colombia que tras 50 años de fundado se mantiene vigente en las más destacadas ciudades del orbe.

La vida de Sonia

La página web del ballet de Colombia presenta una semblanza de su fundadora. "Nació en Bogotá, el 25 de Marzo de 1928. Comenzó a bailar a los tres años de edad. Estudio ballet y danza moderna en lo Estados Unidos, América del sur y Europa, dedicándose especialmente a la coreografía y técnicas del espectáculo.

Descendiente de una de las familias más tradicionales de Colombia, Sonia Osorio es hija del precursor de teatro en nuestro país, Don Luís Enrique Osorio, escritor, dramaturgo y periodista, y tataranieta del primer alcalde de Bogotá, Alejandro Osorio Uribe, también ministro de Estado de Simón Bolívar. Sonia es madre de cinco hijos y abuela de siete nietos.

Es periodista, diseñadora y coreógrafa. Sus conocimientos del folclor universal le han permitido realizar, durante más de 30 años, los espectáculos internacionales del famoso "Carnaval de Barranquilla". Es fundadora y directora del Ballet de Colombia, un ballet folclórico, espectacular, creativo y artístico, en donde las raíces ancestrales de la cultura Colombiana se mezclan con las técnicas modernas del ballet y el espectáculo.

La labor de Sonia Osorio como directora y gestora del Ballet de Colombia, desde 1960, ha contribuido a fortalecer la visión de Bogotá como una ciudad cosmopolita, abierta a todas las culturas y etnias de nuestro país, ya que ha apropiado los ritmos y danzas de cada región, exaltándolos como patrimonio de nuestro país.

Por otra parte, esta labor en Bogotá, ha permitido a cientos de jóvenes ingresar al mejor ballet folclórico de Colombia, y tener la oportunidad de aprender no sólo danza, sino folclor, disciplina, y amor por nuestra cultura y nuestra raza.

Así mismo, el Ballet de Colombia le ha abierto la puerta del mundo a una serie de compañías artísticas que han nacido y crecido, como consecuencia de la participación previa de sus creadores en el Ballet de Sonia Osorio".

Borges, untado en crema de cacao

En el siglo XXI se ha acuñado un término, unido al "posmoderno", llamado "nocilla", que abunda ya en los suplementos culturales y similares, y que es una (nueva) referencia recurrente

Fragmento del manuscrito La biblioteca universal de Jorge Luis Borges. foto: Efe.fuente:elmundo.es

Algunas fórmulas socorridas que nos hacen la vida más cómoda: lo de que hace falta el cambio para que todo siga igual, de Lampedusa. Lo orwelliano, lo rimbaudiano, lo faulkneriano, lo dantesco, lo victoriano. El romanticismo en los cuadros de Caspar Friedrich. El realismo mágico del boom. Lo shakespeariano, lo homérico, lo platónico, lo freudiano, lo escolástico, lo bukowskiano, lo social, y lo quijotesco. El 'bildungsroman' y el 'volkgeist'. El "venceréis pero no convenceréis", "los hunos y los otros", las "nivolas" y la "intrahistoria" de Unamuno. Lo cartesiano. El 'spleen' y los "paraísos artificiales" de Baudelaire. Larra y el costumbrismo. Un par de proposiciones del 'Tractatus', de Wittgenstein. Lo galdosiano, lo dickensiano. El buen salvaje de Rousseau. La magdalena de Proust. Lo esperpéntico del "callejón del gato", de Valle-Inclán. Lo existencial y lo existencialista. El "distanciamiento brechtiano". Por supuesto, lo kafkiano. Lo lorquiano, lo tolkieniano. Kant con el pasaje que hace referencia al cielo estrellado sobre él y al imperativo moral en su interior. Una novela negra que es "muy chandleriana". Y, sobre todo, lo borgiano.

En el siglo XXI se ha acuñado un término, unido al "posmoderno", llamado "nocilla", que abunda ya en los suplementos culturales y similares, y que es una (nueva) referencia recurrente. El acuñador de este término, Agustín Fernández Mallo, autor gallego, nos señala igualmente lo "postpoético", su base, digamos. Una base generacional, pop, fragmentaria, anglosajona, convenientemente mezclada con manuales de ciencias puras. Un universo reconocible, que quiere hermanar (sin forzar y sin complejos) con "lo borgiano".

Tenemos: 'El hacedor (de Borges), Remake' (Alfaguara). Trabajo éste tan elogiado como su trilogía narrativa (post-narrativa) precedente. Ha llegado a decir algún crítico que habría que plantear una post-crítica para este post-lirismo. Todos a reacuñarse. 'El hacedor' original es un libro muy diverso y fragmentario de poemas y prosas breves que puede ser una muy buena antología borgiana. Con sus laberintos, sus infinitos que acechan, su inimitable fraseo tan elegante y sofisticado, las repeticiones y los exóticos enigmas.

En otro libro de Borges ('Otras inquisiciones') leemos: "El libro no es un ente incomunicado: es una relación, es un eje de innumerables relaciones". Esto en lenguaje nocilla sería: 'link'. Aceleradores de partículas sustituyen a los héroes, están los aeropuertos en la noche, los microondas, las ecuaciones. Esa prosa seca y minuciosa de Fernández Mallo, tantas veces en presente verbal. Las marcas, muchas veces en inglés. Los insomnios posmodernos. A veces mete añadidos. Hace un seguimiento por Google Earth. Cosas que fascinan a muchos. Pantallas de ordenadores. No están los dioses paganos pesadillescos del relato 'Ragnarök', tan sólo hay marcas. Hay cosas que harán reír a alguno, en su fascinación nocillera: "don, don, toma Lacasitos".

'Borges y yo' o 'El simulacro'

Hay un pan que quizá sea un símbolo ovni. Hay fantasmagorías generacionales, post-poéticas, que acuñan su espacio. Lo virtual está, campa, con su luz fría. Hay una versión narrada y una "versión iconográfica", del impresionante (original) 'Borges y yo'. En la 'Parábola del palacio', en la versión original es un poeta y no un científico a quien muestra su palacio (indistinguible de un laberinto) el Emperador Amarillo. No busca aquí Fernández Mallo hacer de impostor inverosímil, a lo Tom Castro, o como el protagonista del relato 'El simulacro' (en el 'remake' nocilla: Malévich con una camiseta estampada con 'Cabeza borradora', de Lynch). Hay una libre reinvención con fotos digitales, o un registro de las llamadas que se hicieron desde las Torres Gemelas antes del fin, o gráficos, juegos a lo Queneau, películas, palabras del inglés del siglo XXI o nomenclaturas científicas. 'Reset', 'remake', 'play', palabras generacionales para España. Hay mucho siglo XXI. Fernández Mallo pone a Borges a trabajar en Marvel, en un simpático cuento.

Fernández Mallo, al final de la quizá más accesible 'Nocilla Experience/b>incluía un 'mail' de su amigo David Torres, que dice que un personaje suyo que cuelga libros de matemáticas como se tiende la ropa es como uno de '2666' de Bolaño. Dice Torres: "Me imagino que no has leído el libro pero es una de esas coincidencias que joden o, como diría Borges, que forman un orden secreto". Por entonces, ya se andaba trabajando este artista contemporáneo, Fernández Mallo, con el remake. Fernández Mallo está a la postpoesía, y con ella sigue estos órdenes secretos. Borges dedica su libro a Lugones (a quien podemos asociar el estilo borgiano, "lo borgiano", junto con Schwob, o Dunsany), y, en este caso, Fernández Mallo a Borges. Así, los ciclos, con su variante, su sino, su azar. Mete Fernández Mallo nocilla donde quiere, sin complejos. Lo borgiano no ha quedado tal y como lo conocíamos antes del remake. Pero a su vez era sólo un terreno nutricio donde levantar el ritual y el homenaje. En otros mundos y en otros números, Fernández Mallo ve (atisba) links (que, según ha dicho, son el "tiempo topográfico"), acuña.

Madrid y Catalunya, comunidades con mayor producción editorial

En el conjunto de España se publicaron 76.206 títulos durante 2010

foto:turiespaña.fuente:lavanguardia.es
Madrid y Catalunya, con 24.999 y 20.533 títulos, respectivamente, fueron las comunidades autónomas con mayor producción editorial el año pasado, aunque su variación respecto a 2009 fue diferente, ya que en el caso de la primera aumentó el 4,3 % y en la segunda bajó el 1,6 %.

Ambas comunidades, según los datos facilitados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), acaparan el 59,74 por ciento de la producción nacional, que el año pasado se cifró en el conjunto del país en 76.206 títulos.

Por detrás de esas dos comunidades se situaron Andalucía (con 9.303 títulos), Comunidad Valenciana (4.509), Galicia (2.778), Castilla y León (2.744) y País Vasco (2.499).

La RAE se implica en la promoción del español en la Red

Su función: que el español se lea más y se comprenda más en la infinita Red

Una Rae virtual y creciente, abanderada con el idioma español en la Red.foto:archivo.fuente:elpais.com

La Real Academia Española (RAE) y la patronal del sector de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (Ametic) se adherirán hoy durante la celebración de la décima reunión del Club Málaga Valley a la Declaración para promocionar el uso del español en la Red, que también fue firmada en octubre de 2010 por empresas como Telefónica, IBM, Oracle, Red.es o el Grupo PRISA, editor de EL PAÍS. A la nueva cita asisten alrededor de un centenar de presidentes y directivos de empresas tecnológicas, que revalidarán su compromiso con el futuro del español en Internet.

Durante el acto, el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, expondrá las distintas medidas de promoción del español en la Red que ha adoptado la institución, además de clausurar el encuentro con la novedosa lectura digital de Don Quijote de la Mancha a través de YouTube, proyecto impulsado por Google.

La declaración también será firmada por el director general de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información del Ministerio de Industria, Juan Junquera Temprano, y una veintena de empresas. Durante el encuentro se lanzará asimismo dixxinet.com, el primer wikidiccionario español de Internet 2.0 con un carácter enciclopédico, que ha sido creado por el Instituto Superior para el Desarrollo de Internet (ISDI) y AND. El Club Málaga Valley fue constituido en octubre de 2006.

28.3.11

La ropa mágica del sultán

Un libro muestra la ropa que les hacía invisibles en las batallas, les protegía del mal de ojo y hasta aumentaba su fertilidad
Una de las camisas de los sultanes que se muestra en el libro 'Las camisas mágicas del palacio de Topkapi'. foto:TIMAS.fuente:elpais.com

El sultán Murad III nunca estuvo muy interesado por las mujeres. A pesar de tener un harén con cientos de concubinas, el mandatario era monógamo. Solo tenía una mujer y cuatro hijos, dos de ellos varones. Tras la muerte de uno de ellos, la corte comenzó a preocuparse por la sucesión del trono de la casa Osmali. Entonces, la madre de Murad III, la poderosa sultana Nurbanu decidió tomar cartas en el asunto y encargó una camisa mágica para su hijo. Tejida con delicadeza, sobre ella había escrito versos del Corán y símbolos astrológicos. Fue mano de santo. En el momento de su muerte, 14 años más tarde, Murad III tenía 19 hijos.

La historia es una de las muchas que cuenta el libro Las Camisas Mágicas del Palacio de Topkapi publicada por la editorial Tamis en Estambul. Su autora, Hülya Tezcan indaga en la importancia de estos objetos en la corte de Imperio Otomano. Tezcan fue la encargada de restaurar muchas de las 87 camisas talismánicas del museo de Topkapi. Algunas se pueden observar en la colección permanente de este museo, antigua residencia de los sultanes, donde también se exponen otras ropas : collarines, capas, turbantes, plumas, ingeniosamente abultadas con el fin de aumentar el tamaño del sultán y hacerlo parecer más poderoso a los ojos de sus súbditos.

Puede que aquí se esconda el secreto de la dinastía Osmanli, que gobernó el Imperio Otomano durante siete siglos. Las camisas tenían la facultad de proteger a los sultanes contra el mal de ojo, hacerles invisibles en las batallas o simplemente preservar su buena salud. "Los sultanes también tenían gorros de dormir, collares, y útiles con inscripciones del Corán" explica Tuzcan. "Estas prendas nos permiten evaluar hasta que punto las supersticiones de la Corte Otomana afectaban la política del Imperio" asegura.

Hasta 1925, las cofradías religiosas y el misticismo formaban parte del islam turco. Su uso fue abolido por el padre de la actual República, Mustafá Kemal Atarturk, con el fin de crear un nuevo estado laico. Sin embargo, Turquía sigue siendo un país profundamente supersticioso: es habitual ver el famoso ojo turco - Nazar- colgado en los retrovisores de los coches o incrustado en las fachadas de los edificios de cualquier ciudad. La laicidad del estado tampoco pudo con creencias como que silbar por las noches atrae al demonio o que el futuro se puede leer en los posos del café.

Según Tuzcan, durante el Imperio Otomano las camisas talismánicas era una prenda de uso común. Su calidad aumentaba en la medida en que lo hacía la posición social de su dueño. Para las del sultán eran necesarios tres años de trabajo. Se iniciaba cuando los astrónomos de la corte señalaban la fecha propicia. Una vez determinada, los religiosos elegían los versículos del Corán apropiados y los calígrafos reales los escribían sobre el paño de algodón. Finalmente los costureros unían los lienzos y creaban la camisa. "El artista a veces también escribía en la prenda una petición a Alá o al sultán" explica Tuzcan. "Después se le entregaba a la madre que era la encargada de hacer el regalo".

Normalmente el sultán poseía siete camisas, pero en la corte existía una reserva de prendas mágicas en caso que el mandatario necesitara una nueva. Son estas, según Tuzcan, "las más fáciles de restaurar porque que nunca fueron usadas". Las otras, suelen estar sucias ya que no podían lavarse pues la tinta de las caligrafías se borraría con el agua.

A pesar del laborioso trabajo y del mimo, la prenda en ocasiones tenía taras. Como la camisa del príncipe Cem, hijo el sultán Mehmed II quien conquistó Constantinopla en 1453. El joven príncipe, que murió desterrado en Italia tras perder la lucha por el trono contra su hermano, nunca la usó porque no tenía un agujero para la cabeza. Puede que Cem no creyera en la magia pero, quién sabe si la historia hubiera sido otra de tener cuello esa camisa.

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CARO PERO ¿EL MEJOR?

"Cordial pero sin entusiasmo" fue lo que dijeron los medios peruanos sobre la actitud del público de ese país ante el nuevo montaje de Las mil noches y una noche que se representó por única vez en una exclusiva playa del sur de Lima. No se oyeron bravos ni aplausos para esta puesta (que se había presentado antes en México) a cargo de Lucho Llosa, primo del escritor, protagonizada por el propio Vargas Llosa y la actriz Vanessa Saba. Las principales críticas que reflejan los medios de Perú tienen que ver con el ritmo algo lento de la narración que descansa de manera exclusiva en los dos actores, durante las dos horas que dura la representación. Tal vez especulando con que se trataba de una única representación, las entradas tenían un precio muy elevado que iba desde 85 hasta 220 dólares.

EL OTRO HUSEIN

Además de Egipto y Libia, los conflictos también alcanzan a Siria, donde los servicios de seguridad detuvieron en Damasco al escritor y activista político Lui Husein por mostrar solidaridad con los participantes en las manifestaciones que sacuden al país. Husein, que nació en 1960 y estuvo preso entre 1984 y 1991 por pertenecer al Partido del Trabajo Comunista, venía de publicar en Internet un comunicado para recoger firmas a favor del derecho a manifestarse pacíficamente y a la libertad de expresión. La familia del escritor, que hasta el momento se encuentra con paradero desconocido, se sorprendió al ver la puerta de la casa arrancada.

fuente:pagina12.com.ar

La libertad de un escritor

¿Qué es ser un escritor? Yo diría que es ser libre

Tenessee Williams, escritor y dramaturgo estadounidense.foto.fuente:Revista Ñ

Ya sé que hay escritores que no son libres, que trabajan asalariados, lo cual es una cosa muy distinta. Es posible que profesionalmente sean mejores escritores, tomado lo de mejor en su sentido convencional. Están al tanto de las exigencias de los éxitos comerciales y satisfacen a sus editores, y es de suponer que también a su público.

Pero no son libres, y por lo tanto no son lo que considero un auténtico escritor.

Ser libre es haber alcanzado el objetivo de tu vida.

Significa toda clase de libertades.

Significa la libertad de pararse cuando uno lo desea, de ir donde le apetezca y en el momento que le apetezca; significa ser viajero aquí y allá, un viajero que pasa por muchos hoteles, triste o contento, sin obstáculos ni demasiado pesar.

Significa la libertad de ser. Y como observó alguien muy sabiamente, si uno no puede ser uno mismo, ¿qué sentido tiene ser nada en absoluto?

Literaturas mutantes

Sobre el futuro imperfecto de la narrativa virtual

foto:archivo.fuente:Revista Ñ

No hace mucho me llegó desde España una propuesta para trabajar en el proyecto de un concurso para una novela colectiva creada a través de Internet. La idea era (es) que quince autores diferentes escriban otros tantos capítulos de una misma historia cuyo puntapié inicial estuvo a cargo del peruano Santiago Roncagliolo.

El experimento ya va por la mitad: los interesados mandan el capítulo que sigue y un comité de lectores los evalúa. "Lo que tendrías que hacer es leer unos cuantos candidatos cada vez y darles un puntaje del 0 al 10", me contaban los organizadores antes de que la idea se instalara en una página web (tobecontinued.com) y sus réplicas en un blog, Facebook, Youtube, Twitter y todo el andamiaje virtual disponible.

La llegada de Internet le abrió las puertas a esta literatura mutante, con resultados hasta ahora perecederos. Primero fueron los chats y los blogs mudados al libro como crónicas, relatos o novelas, que emergieron con toda la fanfarria de las modas pasajeras. A principios de este año, el sitio digital de la revista Ñ propuso otro ensayo virtual: la escritura en comunidad de una novela en la plataforma de Twitter. Fueron tres días de posteos a 140 caracteres por cabeza hasta que la trama se fue de las manos. "La Web nos une, sí, pero también nos dispersa", escribió el periodista Andrés Hax al analizar los resultados que fluyeron hacia un caos previsible. Otra escala en el tránsito de esta literatura mutante la veremos dentro de no mucho, cuando se invente algún programa que hornee frases y amase párrafos que se adapten a la prosa del narrador. Ya existe algo parecido: Topicmarks hace un resumen de cualquier documento (en inglés, por ahora) que se suba a ese sitio, con resultados tan prudentes como para causar alarma.

Sin embargo, esta narrativa experimental que navega entre lo grupal y lo virtual está condenada a un futuro imperfecto. Un autor no sólo le pone su pasado y su presente a lo que escribe sino sobre todo su alma, única e indivisa. Y lo que no tiene alma está condenado a morir antes de haber nacido.

24.3.11

Abiertas Inscripciones para los 'Talleres de Escrituras Creativas Ciudad de Bogotá'

La Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y el Instituto Distrital de las Artes, convoca a escritores, estudiantes de literatura, docentes, periodistas y demás personas interesadas en la creación literaria a participar en los Talleres de Escrituras Creativas Ciudad de Bogotá en Novela, Cuento y Crónica del año 2011, que se realizarán de abril a octubre, con una frecuencia de tres sesiones semanales y una intensidad de cuatro horas cada una.

Estos talleres tienen por objetivos: Estimular la producción literaria de nuevos autores, transmitir instrumentos teóricos y prácticos para el desarrollo de procesos de escritura creativa y explorar las claves de la escritura mediante lecturas, ejercicios de taller y confrontación con lectores calificados.

Los interesados deberán inscribirse únicamente mediante correo electrónico enviado a talleresbogota2011@gmail.com que incluya:

●Asunto o Subjet: Novela, Cuento o Crónica (escriba en el asunto del mensaje electrónico el taller al que desea inscribirse; solo podrá inscribirse a un taller)
Información general: nombres y apellidos, dirección, teléfonos, correo electrónico, fecha y lugar de nacimiento.

●Para Cuento y Crónica: autobiografía narrativa que indique su trayectoria académica, laboral, literaria y la razón por la cual cree que debe ser seleccionado para el taller (máximo 2.000 caracteres, letra Times New Roman, tamaño 12, espacio doble, formato carta).

●Para novela: Narración de una situación o un fragmento de un capítulo de su novela (máximo 2.000 caracteres, letra Times New Roman, tamaño 12, espacio doble, formato carta).

●Cada uno de los tres escritores a cargo de la coordinación de los talleres harán la selección de los 60 participantes de los talleres, 20 por taller.

●El día 12 de abril, la Gerencia de Literatura del Instituto Distrital de las Artes hará pública la lista de seleccionados en el portal www.culturarecreacionydeporte.gov.co y les comunicará su aceptación en el taller por correo electrónico, indicando el lugar. Los seleccionados deberán confirmar su asistencia hasta el día 18 de abril contestando a dicho correo, de lo contrario perderá su cupo y se tendrá en cuenta al próximo en la lista de espera.

●Los horarios en que se realizarán los Talleres son:
→Crónica: sábados de 9:00 a.m. a 1:00 p.m.
→Cuento: miércoles 5:00 a 9:00 p.m.
→Novela: jueves de 4:00 a 8:00 p.m.

Los talleres iniciarán en la semana del 25 al 30 de abril. Las inscripciones son gratis

Los escritores a cargo de la coordinación de los talleres son:

CRÓNICA. Marta Cecilia Ruiz Naranjo. Periodista de la Universidad de Antioquia con maestría en Estudios Políticos en la Universidad Nacional de Colombia. Asesora Editorial de la revista Semana. Profesora invitada de la Especialización en Periodismo de la Universidad de los Andes, en Bogotá, y como maestra ocasional de los talleres de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Medios para la Paz y la Fundación para la Libertad de Prensa. Ha publicado un libro de crónicas urbanas titulado Esta ciudad que no me quiere y es co-editora del libro Bajo todos los Fuegos. En 2008 obtuvo varios premios: el Rey de España, por el cubrimiento del proceso de la para-política; y los premios SIP de Derechos Humanos y Simón Bolívar por el especial periodístico La barbarie que no vimos, sobre los métodos de terror usados por los paramilitares en Colombia.

NOVELA. Pedro Badrán. Premio Nacional de Novela breve con El día de la mudanza (2000) Ha publicado además La pasión de Policarpa (2010) Lecciones de vértigo (1994) y Un cadáver en la mesa es mala educación (2006). Entre sus libros de cuentos se cuentan El lugar difícil (1985) Hotel Bellavista y otros cuentos del mar (2002) y Simulacros de amor (1996). Es autor además del relato para jóvenes Todos los futbolistas van al cielo (2002) En la próxima feria del libro Editorial Mondadori publicará su nuevo libro de cuentos Manual de Superación personal.

CUENTO. Carlos Castillo Quintero (Miraflores, 1966). Narrador, poeta y editor. Su obra le ha merecido varios premios nacionales. Ha publicado cinco poemarios; los libros de cuento Los inmortales (2000) y Carroñera y otras ficciones perversas (2007); las antologías El placer de la brevedad / Seis escritores de minificción y un dinosaurio sentado (2005) y Pisadas en la niebla / Nuevos cuentistas boyacenses (2010). Incluido en la antología internacional de cuento La flor del día / Trofeos de la lectura (Buenos Aires, 2007), en la Segunda Antología de Cuento Corto Colombiano (Bogotá, 2007), en Comitivas invisibles - Cuentos de fantasmas (Buenos Aires, 2008) y en El corazón habitado / Últimos cuentos de amor en Colombia (Cádiz, 2010).

La selección de los alumnos se hará con base en la calidad de los textos presentados. Cada grupo contará con un máximo de 20 participantes. Cada taller tiene una intensidad total de 72 horas.

La lista de seleccionados se publicará en www.culturarecreacionydeporte.gov.co

Mayor información en: literaturaidartes@gmail.com

Para tener en cuenta
●Al participar en esta convocatoria, usted se compromete, si es seleccionado, a asistir al menos al 80% del taller. De lo contrario, perderá su cupo y la posibilidad de volver a presentarse el año siguiente.

●No se admiten asistentes. Sólo se permitirá ingreso a aquellas personas que al ser seleccionadas confirmaron su inscripción.

●Si usted fue beneficiado en anteriores oportunidades en los Talleres de Escritura Creativa Ciudad de Bogotá, no podrá presentarse en esta convocatoria.

●No se entregarán diplomas.

22.3.11

¿La literatura infantil es literatura?

Casi ignorados por la academia y la crítica, los libros que encuentran a sus lectores entre los niños y jóvenes tienen un rol en su formación y un lugar considerable en el mercado. Autores y especialistas lo analizan como producto cultural, en su función pedagógica y el espacio que queda para la imaginación

La literatura infantil no es una literaturita.foto:archivo.fuente:Revista Ñ

Son los padres quienes compran y leen primero los libros orientados a niños, una disciplina que no tiene ni una cátedra en la Universidad de Letras pero varios estantes en las librerías. Entonces, ¿se trata de literatura infantil o literatura "a secas"? En un encuentro a propósito de la presentación de Torre de Papel y Zona Libre 2011, dos colecciones de la editorial Norma destinadas a un público infantil, autores y especialistas buscaron delimitar sus alcances y plantear preguntas acerca del papel de la crítica, su función pedagógica y su rango como producto cultural.


En principio, la llamada literatura infantil o juvenil no existió hasta el siglo XIX simplemente porque no se entendía la infancia como un período diferenciado. Entonces, la literatura a la que accedían los niños era la misma que estaba destinada a un público adulto, pero era pasible de tantas lecturas e implicaciones políticas, morales y religiosas como lectores se encontraran con ella. "Las obras tienen que ser para todos, no tiene que haber dos literaturas", dictaminó en el inicio el chaqueño Gustavo Roldán, autor de El último dragón, cuyo protagonista adopta como padre a un sapo. "Me crié en el monte escuchando historias y no había una diferencia: si había un grande, era para grandes, si había un chico, era para chicos", señaló.


A pesar de su entusiasmo, conoce que las clasificaciones en la actualidad no funcionan de ese modo y son escasas las situaciones en las que se eleva la literatura infantil a un producto cultural del mismo rango que la Literatura en general: se niega su calidad y se la toma como una adaptación de menor nivel de las creaciones adultas a la mentalidad y experiencia del niño.


Así lo entiende la academia, que excluye a la literatura orientada a niños del programa de las cátedras que abordan a la literatura en general, relegándola a seminarios aislados y específicos. Mirta Gloria Fernández, egresada de la carrera de Letras de la UBA y docente del Seminario de Literatura Infantil en la misma facultad, puede dar fe de ello, y va más allá: "Tampoco se institucionaliza la crítica en la literatura infantil, y esto supone una paradoja: porque al no haber crítica negativa hay más libertad por parte de los escritores. Sin embargo, el hecho de que no haya meta-discursos circulando alrededor de los montones de obras que se editan, no implica que la literatura infantil esté en los márgenes del capitalismo, sino al contrario: es el género que más vende".


Martín Blasco, autor de El bastón de plata, una novela histórica ambientada en la España islámica, cree dar en la diferencia: "La única condición real de la literatura infantil y juvenil no es que está dirigida a los jóvenes, sino que tiene que tener en cuenta que el lector que la va a agarrar no tiene una cultura previa", explicó. "La edad no es criterio de diferenciación", opinó Fernández, que añadió que la literatura infantil no se trata de un subgénero sino que se podría pensar como un macro-género, en la medida que en su interior se despliegan distintos géneros, como la ciencia ficción, la poesía, los clásicos ilustrados, entre otros.


"A la hora de escribir, el género define la escritura, porque cuando trabajás en un libro para adultos lo hacés de manera distinta que cuando está dirigido a chicos. Una vez que tengo definido el público, trabajo dentro de los límites que produce el género en cuestión", comentó Sergio Olguín, autor de Cómo cocinar un plato volador, una historia sobre el encuentro entre un padre separado y su hijo. "Tanto mis novelas juveniles como de adultos son de género policial. En este caso la ciencia ficción es una excusa, podría haber sido el género fantástico o incluso un cuento maravilloso, pero tenía ganas de trabajar algo distinto de lo que me permito hacer cuando escribo literatura para adultos", agregó.


¿Hay temas para los lectores niños? No según Roldán: "Todos los temas son para el público infantil, especialmente los grandes. A los chicos les interesan las temáticas más fundamentales que les interesan a los grandes, no los temas tontos". Pero no sólo los niños son lectores de estos libros. Para Mirta Fernández, la literatura infantil cuenta con un doble receptor: los padres y los chicos. "Lo que deseamos la mayor parte de los adultos es que los niños lean. Pero, ¿coincide el deseo infantil con la propuesta adulta? Los niños leen, en gran parte, desde un horizonte ajeno a los afanes disciplinantes, ya que aún no están presos de arengas mitigadoras, ni de discursos políticamente correctos", señaló.


Pero el lector adulto, según su opinión especializada, "es resultado de una operación que pregona la subalteridad de la literatura con respecto a la ética, la moral o la ideología", donde las instituciones que seleccionan las obras cobran importancia. A lo largo del tiempo, fueron sucediéndose distintas representaciones uniformizantes de la infancia que cambiaban según los condicionamientos de cada época; y la literatura infantil, que está asociada a las categorías de la infancia y los avatares políticos y económicos, fue adaptándose.


"La escuela es la que determina cómo es la literatura infantil de cada tiempo y está asociada a lo que la sociedad necesita que se construya como idea de infancia. El riesgo siempre en este campo es que queda la finalidad pedagógica demasiado al descubierto; el libro de literatura infantil suele adolecer de un discurso ejemplificador", remarcó Fernández. Roldán compartió la posición, y señaló: "Hay demasiados educadores –los padres, la policía, la escuela y las iglesias–; la función de la literatura es cualquier cosa menos esa. Que de paso también educa, sí, pero esa no es su función".


En la actualidad, la literatura infantil como domesticadora del niño está más vigente que nunca según Fernández. "El niño hoy está más condicionado que antes por lo que el adulto quiere que él sea –explicó; con el advenimiento de las nuevas tecnologías, su espacio de imaginación está más invadido y censurado, y ya no le queda lugar para la creación propia" –sentenció. "Toda literatura siempre va a tener una ética, dado que siempre va a estar allí el valor apreciativo de un sujeto, pero la literatura infantil debería cuidarse de quedar pegada a determinados valores. El mensaje estético no debe estar soslayado por un mensaje moral o ideológico; la obra debe ser polisémica".

Ni subgénero ni género menor, a modo de conclusión el encuentro arribó a la certeza de que "la literatura infantil –en palabras de Fernández – no es literaturita".

Herráez: "Cortázar permanece"

El catedrático valenciano publica, en la editorial Alrevés, Julio Cortázar, una biografía revisada

El catedrático Miguel Herráez.foto.fuente:lavanguardia.es

Alguien dijo que los verdaderos clásicos son aquellos autores que copian lo que aún no está escrito. Y, además, siempre vuelven. En el caso de Julio Cortázar eso se convierte en casi literal, después de que su viuda Aurora Bernárdez, y el especialista Carles Álvarez, descubrieran un baúl lleno de textos inéditos. Primero, de ese tesoro escondido nació Papeles inesperados. Después salió a la luz Cartas a los Jonquières, ambos editados por Alfaguara.

En Julio Cortázar, como en todos los grandes, hay mucho de mito, y más cuando hablamos de un escritor que entendía la realidad como una fantasía maravillosa, de un autor enamorado de la ciudad y sus rincones, o de un intelectual que, sin dejarse llevar por los dogmatismos más evidentes, quiso apoyar y apoyó las revoluciones de su tierra natal. Por ello, para comprender un poco mejor a este enorme "cronopio", entrevistamos al catedrático Miguel Herráez, que acaba de publicar, en la editorial Alrevés, Julio Cortázar, una biografía revisada.

Estamos ante una biografía que ya publicó bajo el nombre de El otro lado de las cosas. ¿Qué nuevos datos encontraremos de la vida de Julio Cortázar?

He incorporado algunas anécdotas, datos, que me han facilitado Aurora Bernárdez, el profesor Joaquín Marco, el escritor Félix Grande o Alejandra H. Birgin, que es la directora del pabellón argentino de la Cité Internationale Universitaire de París, en el que se hospedó Cortázar en el año 51. Como indica el título, es una revisión con todas sus implicaciones, yendo de la primera a la última página. He añadido, además, un prólogo que escribí en mi última estadía en París. Me impresiona lo que me contó Félix Grande, amigo de Cortázar. Tras la muerte de Carol Dunlop, cuando viajaba a Madrid y cenaba en casa de Grande, le pedía que pusiera también cubiertos y plato para Carol.

Una anécdota que nos gusta escuchar a los barceloneses es el recuerdo que le quedó del Parque Güell, y que usted explica en el libro.

Sí, es así. Eso, lo de las mayólicas y toda esa presencia que le quedó de Gaudí en un plano subcortical desde sus paseos de niño por el Parque Güell, se lo explicó Cortázar a Joaquín Soler Serrano en una larga entrevista. Barcelona es una ciudad moderna, nada descubro con esta afirmación. Me consta que a Cortázar le gustaba Barcelona. En cierta ocasión, en pleno franquismo, hizo escala y se le antojó lúgubre, pero no tanto la ciudad cuanto sus gobernantes. No podía ser de otro modo, dado que el franquismo era tremendamente lúgubre.

Su padre se marchó de casa cuando él tenía seis años. Eso hizo que se criara en un mundo de mujeres.

Un auténtico matriarcado compuesto por su madre, su abuela, su tía y su hermana. Eso es observable en relatos suyos, lo que significa la desaparición del padre de familia. Recordemos la rebelión del joven personaje de "El otro cielo", alguien que fuma cigarrillos rubios pese a que su padre le ha vaticinado que por eso se quedará ciego. Es curioso, en ese sentido, como parte de esas mujeres (tía, hermana y madre del escritor) se casaron con los vecinos de la casa pareja de Banfield. Cada una con cada uno de los tres hijos del militar retirado Rudecindo Pereyra Brizuela.

A los nueve años escribió su primera novela.

Él mismo lo contó. Una novela lacrimógena, repleta de lances y de gestos románticos. Por supuesto que no es más que una anécdota. De cualquier modo, los inicios de Cortázar (algo que se mantuvo a lo largo de su vida, si bien con carácter inédito desde finales de los años cuarenta) fueron poéticos. Tuvo un período de arranque "mallarmeano", aunque él sugería que se encontraba más próximo de Rimbaud. Su producción poemática se recoge en Salvo el crepúsculo. Particularmente pienso que el mejor poeta cortazariano se encuentra sumergido en el narrador cortazariano. Sabido es que Cortázar fue muy precoz en el terreno de la creación, pero no en el de la edición.

La temprana muerte, con tan sólo un año de diferencia, de tres seres muy queridos por él (sus amigos Alfredo Mariscal y "Monito", y su cuñado Sadí Pereyra) le impactaron enormemente. ¿Cómo afectó a su obra posterior?

Las muertes de sus dos amigos y de su cuñado Sadí, que era tercer amigo, le produjeron, como no podía ser de otro modo, una gran conmoción. La presencia de la muerte en la obra de Cortázar es recurrente. En algún momento confesó que el descubrimiento de la muerte siendo niño significó la mayor de las angustias. Hay cartas de Cortázar de los años 1941 y 1942 dirigidas a Mercedes Arias, profesora de inglés en San Carlos de Bolívar, en las que da cuenta de su impacto emocional por esas pérdidas.

Julio Cortázar pasó, como maestro, cinco años en Chivilcoy. Poco se conoce de aquella época.

De los períodos de San Carlos de Bolívar y de Chivilcoy sí es cierto que Cortázar, con el tiempo, los dejó caer, quedaron minimizados, pero sí existen testimonios ajenos. Del tiempo que va desde Bolívar a Mendoza, podemos citar a Emilio Fernández Cicco, Nicolás Cócaro, José María Grande, Cecilia Noriega, Jaime Correas y otros más que han realizado aproximaciones. En concreto, además, hay que decir que Cortázar desarrolló importantes participaciones en sucesos culturales, desde conferencias y lecturas poéticas o implicaciones en jurados pictóricos y literarios. El tiempo de Bolívar fue, de otro lado, para él un tiempo de lecturas formidable.

Pese a que no tenía título universitario, recibió la oferta de impartir clases en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza. Pero allí, seguramente, comienza su recelo con el mundo académico...

Recibió la oferta de la UNC y la aceptó. Llegó con mucha ilusión, pero poco a poco ésta se fue deshilachando. En mi libro incorporo el testimonio que me facilitó una alumna suya, Dolly Lucero Ontiveros. En realidad, cuando Cortázar sale de Chivilcoy hacia Mendoza ya le sigue una cierta crispación por mantenerse en un orden nada proclive al peronismo. Finalmente, regresará a Buenos Aires, tiempo en el que trabajó en la Cámara Argentina del Libro.

No veía con buenos ojos el populismo del peronismo...

No podía ver con buenos ojos el populismo peronista, de ninguna manera. En términos de sensibilidad política, el Cortázar de finales de los cuarenta responde al estereotipo individualista, incluso solipsista. La oratoria filofascista del peronismo, con sus soflamas, sus altavoces, sus manifestaciones y su demagogia, no cabían en su concepción del mundo.

En 1947, publica el cuento "Casa tomada" en la revista Los Anales de Buenos Aires, de la que Jorge Luis Borges era su secretario. Mucho se ha hablado de la relación entre ambos. ¿Cómo era, realmente?

Por parte de Cortázar siempre fue una relación de respeto. También de inicial agradecimiento por la aceptación de su cuento "Casa tomada" (aun con la ilustración que realizó para él la hermana de Borges, Norah), que marca el origen formal de Cortázar como escritor de relatos. Se ha dicho que Cortázar le negó el saludo a Borges en un encuentro en el Museo del Prado, pero Aurora Bernárdez me ha confirmado que no fue así. Borges, sin embargo, si ironizó en alguna ocasión (en una conferencia en la Córdoba austral) sobre la ideología comunista de Cortázar, cosa que era falsa, pues Cortázar no era comunista.

Fue en el invierno de 1950 cuando realiza su primer viaje a París. En el barco se encuentra a Edith Arón, mujer que después le serviría de inspiración para el personaje de la Maga. ¿Qué vio en ella?

La Maga es una abstracción, nadie en concreto. Si queremos, por ese deseo que tenemos los lectores de sintonizar ficción con realidad, Edith Aron sería, sí, una presencia causal desde ese encuentro con Cortázar en el barco que lo llevó a París en ese primer viaje y luego espontáneamente en alguien con quien se cruzó azarosamente en las calles parisinas. La Maga es el resultado de muchas mujeres. Si uno se acerca a la tumba de Cortázar en Montparnasse es muy posible que se tope con cartas firmadas por varias "Magas" dirigidas a Cortázar. Cuando Truman Capote publicó Breakfast at Tiffany´s muchas mujeres dijeron que eran Holly Golightly, cuando sabemos que Holly en verdad es el propio Capote.

Sin embargo, poco después se casaría con Aurora Bernárdez. Ahora, ella, junto al especialista catalán Carles Álvarez, está publicando los "papeles inesperados" que Cortázar no quiso editar en vida. ¿Qué le parece que vean la luz los textos que el autor quiso desechar?

Aurora Bernárdez es la albacea universal de la obra de Julio Cortázar, además de que fue su primera mujer (una mujer muy importante en su vida) y quien lo asistió cuando la leucemia empezó a minarlo. Si ella considera oportuno rescatar textos y darlos a la luz, me parece muy bien.

En 1963 inicia su primer viaje a Cuba. ¿Qué pensaba Cortázar de la revolución?

Cortázar no tenía un planteamiento a priori del hecho revolucionario en Cuba. Su toma de posición, todo lo que conllevó la asunción del castrismo con sus implicaciones obedece, es fruto de su contacto con los cubanos desde ese primer viaje. Partamos de la consideración de que Cuba se ha deshecho de la dictadura de Batista y que Cortázar abomina de los regímenes autoritarios, pero recordemos que aún no se ha producido la sovietización al cien por cien del régimen.

Firmó la primera carta en contra de la detención de Heberto Padilla, pero no la segunda, redactada en casa de Vargas Llosa.

No la firmó, es cierto. Debo decir que es algo que no comprendo, aunque sí entiendo. No comprendo, sabiendo quién era Cortázar y sus desvelos a partir de los años sesenta por enjuiciar el siniestro autoritarismo imperante en los países del llamado Cono Sur (los gobiernos de Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia...). Pero entiendo que él buscara dar un margen de reconsideración al régimen de Castro por ver si, desapareciendo el bloqueo estadounidense, el gobierno de la isla abogaba por el sistema democrático.

Volvamos a París. En 1963 se publica Rayuela, y el escritor argentino, muy desconocido en Europa hasta ese momento, en poco tiempo pasa a ser un referente. ¿Cómo transformó ello su carrera?

Julio Cortázar es un referente semisecreto entre los argentinos, especialmente entre los escritores argentinos, a partir de 1951, fecha en la que se publica Bestiario y año en el que se instala en París. A los seis o siete años de esa edición, el libro no le renta prácticamente nada de dinero. La labor - labor extraordinaria, de fino instinto, de gran editor - de Francisco Porrúa es encomiable, pues, pese a que el nombre de Cortázar no se traduce en beneficios para Sudamericana, decide seguir apoyándolo. Ahí hay que enmarcar la publicación de Rayuela. De cualquier modo,Rayuela no sitúa inmediatamente a Cortázar en Europa, mucho menos en España. Habrá que esperar. Cuando cristalice, primero en América Latina y luego acá, eso supondrá un cambio enorme. Se inicia lo que denomino la segunda vida de Cortázar. Se pasa del Cortázar que vive en su kibutz con Aurora y los íntimos amigos, desde Saúl Yurkievich hasta Julio Silva, al Julio Cortázar público, el Cortázar de la fotografía de Sara Facio con el cigarrillo en los labios. Además, a ese período le corresponde su gradual vinculación política, su respaldo del castrismo.

Después de una crisis matrimonial, se une a su agente, Ugné Karvelis.

Así es. Crisis matrimonial que se convirtió en posterior divorcio y en boda, tras alejarse de Karvelis, con Carol Dunlop.

En sus últimos años, Cortázar se quejaba que sus múltiples compromisos con Latinoamérica le dejaban poco tiempo para escribir.

Él se quejaba pero no por su participación en foros, encuentros, sesiones del Tribunal Bertrand Russell, que velaran acerca de la salvaguardia de los derechos humanos, sino por el tiempo libre que sólo tenía para escribir cuentos en un avión, en un hotel o en su casa de la rue Martel. Él interpretaba que una novela posee un nivel de exigencia de trabajo casi diario, aunque nunca aceptó ni siguió la rutina de escritura como mantenían y mantienen, por ejemplo, sus amigos Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez. Cortázar siempre defendió la desmecanización creativa hasta la fase, esa sí, que requiere unificar, cohesionar, vertebrar el texto. Es verdad que uno de sus compromisos más absorbentes de los últimos años fue Nicaragua.

En 1977 conoce a Carol Dunlop y escriben a cuatro manos Los autonautas de la cosmopista. Pero, pese a que era mucho más joven que él, muere en 1982. ¿Cómo afectó esta pérdida al escrito argentino?

La muerte de ella a causa de una mielitis imposibilitó que llegase a ver el libro impreso. Le afectó, como es lógico, de una manera trágica. No hay más que leer el posfacio de Los autonautas de la cosmopista o la carta que Cortázar le escribe a su madre a raíz de la muerte de Carol, carta en la que le dice "Carol se me fue como un hilito de agua entre los dedos".

Dos años después, es él quien muere por culpa de una leucemia. Su tumba, en el cementerio de Montparnasse, y con una escultura de su amigo Julio Silva, se ha convertido en un centro de peregrinaje de sus lectores.

Eso ya forma parte de las mitomanías. La tumba suya, en cuyo diseño participaron sus amigos Julio Silva y Luis Tomasello, es en efecto una especie de punto de encuentro constante de lectores suyos. Lectores que le escriben en el mármol notas cariñosas, le dejan tickets de metro, billetes de avión, algún poema, florecitas, mate. Pero sobre todo le dejan mensajes de agradecimiento por su obra y por su vida.

Para acabar, ¿cree que Julio Cortázar será releído por las nuevas generaciones?

No tengo ninguna duda. Cortázar permanece. Cuando tradujeron la primera edición de este libro al ruso para la editorial Azbooka de San Peterburgo, su traductora, Alina Borisova, cada semana me mandaba por correo electrónico aquellas palabras o expresiones que le resultaban extrañas (del tipo, por ejemplo, "durazno" o "las locas de la Plaza de Mayo"). En una de las ocasiones, le pregunté si ella sabía qué significaba el término "cronopio" y me respondió que, por supuesto, lo sabía. Me dijo: "Rusia está llena de cronopios". Estoy convencido de que hay quien dice "cronopio" o dice "kafkiano" sin haber leído a Cortázar ni a Kafka, pero saben qué esconden esas palabras. Cuando un autor logra penetrar así en el tejido social, significa que nos hallamos ante un clásico.

Juan Gabriel Vásquez gana el Premio Alfaguara de Novela

El escritor colombiano, afincado en Barcelona, ha sido reconocido con 123.000 euros por su obra El ruido de las cosas al caer

Juan Gabriel Vásquez, autor de Historia secreta de Costaguana.foto:archivo.fuentes:lavanguardia.es, elpais.com
El escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez ha ganado hoy, con su obra 'El ruido de las cosas al caer', el Premio Alfaguara de Novela 2011, que está considerado uno de los de mayor repercusión del ámbito hispánico.

'El ruido de las cosas' al caer se inicia con la exótica fuga y posterior caza de un hipopótamo, último vestigio del imposible zoológico con el que Pablo Escobar exhibía su poder. Ésta es la chispa que arranca los mecanismos de la memoria de Antonio Yammara, protagonista y narrador de la obra, un negro balance de una época de terror y violencia, en una Bogotá descrita como un territorio literario lleno de significaciones.

El fallo del premio, otorgado por unanimidad y dotado con 175.000 dólares (unos 123.000 euros), lo ha hecho público el presidente del jurado, el novelista español Bernardo Atxaga, en un encuentro con escritores y periodistas que ha tenido lugar en un hotel madrileño.

El jurado ha destacado las cualidades estilísticas de la novela premiada, "cuya prosa recrea una atmósfera original y atractiva, un espacio propio, habitado por personajes que acompañarán mucho tiempo al lector".

Ambientada en la Colombia contemporánea, "la trama narra el viaje de un hombre que busca en el pasado una explicación de su situación y la de su país. Una lectura conmovedora sobre el amor y la superación del miedo", según el acta del jurado.

Atxaga ha comentado que hace 2.000 años el poeta Virgilio decía que el miedo desaparecería algún día de la faz de la tierra pero no ha sido así. La novela premiada trata de esos miedos, en este caso de los colombianos, de sus consecuencias y del intento de superarlo.

Afincado en Barcelona desde hace doce años, Vásquez (Bogotá, 1973) está considerado uno de los escritores latinoamericanos más importantes menores de 40 años. Es autor de novelas como "Persona", "Alina suplicante" y "Los informantes", y del libro de relatos "Los amantes de todos los Santos", entre otros títulos.

"La novela ha sido empujada a los márgenes"

20.3.11

El cuento del domingo

Thomas Mann
La muerte

10 de septiembre

Por fin ha llegado el otoño; el verano no retornará. Jamás volveré a verlo...

El mar está gris y tranquilo, y cae una lluvia fina, triste. Cuando lo vi esta mañana, me despedí del verano y saludé al otoño, al número cuarenta de mis otoños, que al fin ha llegado, inexorable. E inexorablemente traerá consigo aquel día, cuya fecha a veces recito en voz baja, con una sensación de recogimiento y terror íntimo...

12 de septiembre

He salido a pasear un poco con la pequeña Asunción. Es una buena compañera, que calla y a veces me mira alzando hacia mí sus ojos grandes y llenos de cariño.

Hemos ido por el camino de la playa hacia Kronshafen, pero dimos la vuelta a tiempo, antes de habernos encontrado a más de una o dos personas.

Mientras volvíamos me alegró ver el aspecto de mi casa. ¡Qué bien la había escogido! Desde una colina, cuya hierba se hallaba ahora muerta y húmeda, miraba el mar de color gris. Sencilla y gris es también la casa. Junto a la parte posterior pasa la carretera, y detrás hay campos. Pero yo no me fijo en eso; miro sólo el mar.

15 de septiembre

Esa casa solitaria sobre la colina cercana al mar y bajo el cielo gris es como una leyenda sombría, misteriosa, y así es como quiero que sea en mi último otoño. Pero esta tarde, cuando estaba sentado ante la ventana de mi estudio, se presentó un coche que traía provisiones; el viejo Franz ayudaba a descargar, y hubo ruidos y voces diversas. No puedo explicar hasta qué punto me molestó esto. Temblaba de disgusto, y ordené que tal cosa se hiciera por la mañana, cuando yo duermo. El viejo Franz dijo sólo: "Como usted disponga, señor Conde", pero me miró con sus ojos irritados, expresando temor y duda.

¿Cómo podría comprenderme? Él no lo sabe. No quiero que la vulgaridad y el aburrimiento manchen mis últimos días. Tengo miedo de que la muerte pueda tener algo aburguesado y ordinario. Debe estar a mi alrededor arcana y extraña, en aquel día grande, solemne, misterioso, del doce de octubre...

18 de septiembre

Durante los últimos días no he salido, sino que he pasado la mayor parte del tiempo sobre el diván. No pude leer mucho, porque al hacerlo todos mis nervios me atormentaban. Me he limitado a tenderme y a mirar la lluvia que caía, lenta e incansable.

Asunción ha venido a menudo, y una vez me trajo flores, unas plantas escuálidas y mojadas que encontró en la playa; cuando besó a la niña para darle las gracias, lloró porque yo estaba "enfermo". ¡Qué impresión indeciblemente dolorosa me produjo su cariño melancólico!

21 de septiembre

He estado mucho tiempo sentado ante la ventana del estudio, con Asunción sobre mis rodillas. Hemos mirado el mar, gris e inmenso, y detrás de nosotros en la gran habitación de puerta alta y blanca y rígidos muebles reinaba un gran silencio. Y mientras acariciaba lentamente el suave cabello de la criatura, negro y liso, que cae sobre sus hombros, recordé mi vida abigarrada y variada; recordé mi juventud, tranquila y protegida, mis vagabundeos por el mundo y la breve y luminosa época de mi felicidad. ¿Te acuerdas de aquella criatura encantadora y de ardiente cariño, bajo el cielo de terciopelo de Lisboa? Hace doce que te hizo el regalo de la niña y murió, ciñendo tu cuello con su delgado brazo.

La pequeña Asunción tiene los ojos negros de su madre; sólo que más cansados y pensativos. Pero sobre todo tiene su misma boca, esa boca tan infinitamente blanda y al mismo tiempo algo amarga, que es más bella cuando guarda silencio y se limita a sonreír muy levemente.

¡Mi pequeña Asunción!, si supieras que habré de abandonarte. ¿Llorabas porque me creías "enfermo"? ¡Ah! ¿Qué tiene que ver eso? ¿Qué tiene que ver eso con el de octubre...?

23 de septiembre

Los días en que puedo pensar y perderme en recuerdos son raros. Cuántos años hace ya que sólo puedo pensar hacia delante, esperando sólo este día grande y estremecedor, el doce de octubre del año cuadragésimo de mi vida.

¿Cómo será? ¿Cómo será? No tengo miedo, pero me parece que se acerca con una lentitud torturante, ese doce octubre.

27 de septiembre

El viejo doctor Gudehus vino de Kronshafen; llegó en coche por la carretera y almorzó con la pequeña Asunción y conmigo.

-Es necesario -dijo, mientras se comía medio pollo- que haga usted ejercicio, señor Conde, mucho ejercicio al aire libre. ¡Nada de leer! ¡Nada de cavilar! Me temo que es usted un filósofo, ¡je, je!

Me encogí de hombros y le agradecí cordialmente sus esfuerzos. También dio consejos referentes a la pequeña Asunción, contemplándola con su sonrisa un poco forzada y confusa. Ha tenido que aumentar mi dosis de bromuro; quizás ahora podré dormir un poco mejor.

30 de septiembre

-¡El último día de septiembre! Ya falta menos, ya falta menos. Son las tres de la tarde, y he calculado cuántos minutos faltan aún hasta el comienzo del doce de octubre. Son 8,460.

No he podido dormir esta noche, porque se ha levantado el viento, y se oye el rumor del mar y de la lluvia. Me he quedado echado, dejando pasar el tiempo. ¿Pensar, cavilar? ¡Ah, no! El doctor Gudehus me toma por un filósofo, pero mi cabeza está muy débil y sólo puedo pensar: ¡La muerte! ¡La muerte!

2 de octubre

Estoy profundamente conmovido, y en mi emoción hay una sensación de triunfo. A veces, cuando lo pensaba y me miraba con duda y temor, me daba cuenta de que me tomaban por loco, y me examinaba a mí mismo con desconfianza. ¡Ah, no! No estoy loco.

Leí hoy la historia de aquel emperador Federico, al que profetizaran que moriría sub flore. Por eso evitaba las ciudades de Florencia y Florentinum, pero en cierta ocasión fue a parar en Florentinum, y murió. ¿Por qué murió?

Una profecía, en sí, no tiene importancia; depende de si consigue apoderarse de ti. Mas si lo consigue, queda demostrada y por lo tanto se cumplirá. ¿Cómo? ¿Y por qué una profecía que nace de mí mismo y se fortalece, no ha de ser tan válida como la que proviene de fuera? ¿Y acaso el conocimiento firme del momento en que se ha de morir, no es tan dudoso como el del lugar?

¡Existe una unión constante entre el hombre y la muerte! Con tu voluntad y tu convencimiento, puedes adherirte a su esfera, puedes llamarla para que se acerque a ti en la hora que tú creas...

3 de octubre

Muchas veces, cuando mis pensamientos se extienden ante mí como unas aguas grisáceas, que me parecen infinitas porque están veladas por la niebla, veo algo así como las relaciones de las cosas, y creo reconocer la insignificancia de los conceptos.

¿Qué es el suicidio? ¿Una muerte voluntaria? Nadie muere involuntariamente. El abandonar la vida y entregarse a la muerte ocurre siempre por debilidad, y la debilidad es siempre la consecuencia de una enfermedad del cuerpo o del espíritu, o de ambos a la vez. No se muere antes de haberse uno conformado con la idea...

¿Estoy conforme yo? Así lo creo, pues me parece que podría volverme loco si no muriera el doce de octubre...

5 de octubre

Pienso continuamente en ello, y me ocupa completamente. Reflexiono sobre cuándo y cómo tuve esta seguridad, y no me veo capaz de decirlo. A los diecinueve o veinte años ya sabía que moriría cuando tuviera cuarenta, y alguna vez que me pregunté con insistencia en qué día tendría lugar, supe también el día.

Y ahora este día se ha acercado tanto, tan cerca, que me parece sentir el aliento frío de la muerte.

7 de octubre

El viento se ha hecho más intenso, el mar ruge y la lluvia tamborilea sobre el tejado. Durante la noche no he dormido, sino que he salido a la playa con mi impermeable y me he sentado sobre una piedra.

Detrás de mí, en la oscuridad y la lluvia, estaba la colina con la casa gris, en la que dormía la pequeña Asunción, mi pequeña Asunción. Y ante mí, el mar empujaba su turbia espuma delante de mis pies.

Miré durante toda la noche, y me pareció que así debía ser la muerte o el más allá de la muerte: enfrente y fuera una oscuridad infinita, llena de un sordo fragor. ¿Sobreviviría allí una idea, un algo de mí, para escuchar eternamente el incomprensible ruido?

8 de octubre

He de dar gracias a la muerte cuando llegue, pues todo se habrá cumplido tan pronto como llegue el momento en que yo ya no pueda seguir esperando. Tres breves días de otoño todavía, y ocurrirá. ¡Cómo espero el último momento, el último de verdad! ¿No será un momento de éxtasis y de indecible dulzura? ¿Un momento de placer máximo?

Tres breves días de otoño aún, y la muerte entrará en mi habitación... ¿Cómo se conducirá? ¿Me tratará como a un gusano? ¿Me agarrará por la garganta para ahogarme? ¿O penetrará con su mano mi cerebro? Me la imagino grande y hermosa y de una salvaje majestad.

9 de octubre

Le dije a Asunción, cuando estaba sobre mis rodillas: "¿Qué pasaría si me marchara pronto de tu lado, de algún modo? ¿Estarías muy triste?" Ella apoyó su cabecita en mi pecho y lloró amargamente. Mi garganta está estrangulada de dolor.

Por lo demás, tengo fiebre. Mi cabeza arde, y tiemblo de frío.

10 de octubre

¡Esta noche estuvo aquí, esta noche! No la vi, ni la oí, pero a pesar de eso hablé con ella. Es ridículo, pero se comportó como un dentista: "Es mejor que acabemos pronto", dijo. Pero yo no quise y me defendí; la eché con unas breves palabras.

"¡Es mejor que acabemos pronto!" ¡Cómo sonaban esas palabras! Me sentí traspasado. ¡Qué cosa más indiferente, aburrida, burguesa! Nunca he conocido un sentimiento tan frío y sardónico de decepción.

11 de octubre (a las 11 de la noche)

¿Lo comprendo? ¡Oh! ¡Créanme, lo comprendo!

Hace una hora y media estaba yo en mi habitación y entró el viejo Franz; temblaba y sollozaba.

-¡La señorita -exclamó-. ¡La niña! ¡Por favor, venga en seguida!

Y yo fui en seguida. No lloré, y sólo me sacudió un frío estremecimiento. Ella estaba en su camita, y su cabello negro enmarcaba su pequeño rostro, pálido y doloroso. Me arrodillé junto a ella y no pensé nada ni hice nada. Llegó el doctor Gudehus.

-Ha sido un ataque cardíaco -dijo, moviendo la cabeza como uno que no está sorprendido. ¡Ese loco rústico hacía como si de veras hubiera sabido algo!

Pero yo, ¿he comprendido? ¡Oh!, cuando estuve solo con ella -afuera rumoreaban la lluvia y el mar, y el viento gemía en la chimenea-, di un golpe en la mesa, tan clara me iluminó la verdad un instante. Durante veinte años he llamado la muerte al día que comenzará dentro de una hora, y en mí, muy profundamente, había algo que siempre supo que no podría abandonar a esta niña. ¡No hubiera podido morir después de esta medianoche; sin embargo, así debía ocurrir! Yo hubiera vuelto a rechazarla cuando se hubiera presentado: pero ella se dirigió antes a la niña, porque tenía que obedecer a lo que yo sabía y creía. ¿He sido yo mismo quien ha llamado la muerte a tu camita, te he matado yo, mi pequeña Asunción? ¡Ah, las palabras son burdas y míseras para hablar de cosas tan delicadas, misteriosas!

¡Adiós, adiós! Quizá yo encuentre allí afuera una idea, un algo de ti. Pues mira: la manecilla del reloj avanza, y la lámpara que ilumina tu dulce carita no tardará en apagarse. Mantengo tu mano, pequeña y fría, y espero. Pronto se acercará ella a mí, y yo no haré más que asentir con la cabeza y cerrar los ojos, cuando la oiga decir:

-Es mejor que acabemos pronto...

Thomas Mann (Lübeck, 6 de junio de 1875Zúrich, 12 de agosto de 1955) fue un escritor alemán, nacionalizado estadounidense. Premio Nobel en 1929, es considerado uno de los escritores europeos más importantes de su generación. Mann es recordado por el profundo análisis crítico que desarrolló en torno al alma europea y alemana en la primera mitad del siglo XX. Para ello tomó como referencias principales a la Biblia y las ideas de Goethe, Freud, Nietzsche y Schopenhauer.

Hijo de una acaudalada familia de comerciantes, Mann nació en Lübeck, Alemania, en 1875. Tras estudiar en un instituto de dicha ciudad, marchó con su familia a Múnich, en cuya universidad, preparándose para ser periodista, estudió historia, economía, historia del arte y literatura. Comenzó su carrera como escritor escribiendo para la revista Simplicissimus. La primera historia de Mann, «El pequeño señor Friedemann» (Der Kleine Herr Friedemann) se publicó en 1898.

Vivió en Munich desde 1891 hasta 1933, con excepción de un año que pasó en Palestrina, Italia, con su hermano mayor, el también novelista Heinrich; allí empezó la redacción de su primera gran obra, la novela Los Buddenbrook, descripción de la decadencia de una familia burguesa. En esta etapa inicial de su obra centró la atención en la conflictiva relación entre el arte y la vida, que abordó en Tonio Kröger, Tristán y La muerte en Venecia, y culminaría posteriormente con Doctor Faustus.

En La muerte en Venecia describe las vivencias de un escritor en una Venecia asolada por el cólera; dicha obra supone la culminación de las ideas estéticas del autor, que elaboró una peculiar psicología del artista. En esos años mantuvo una intensa amistad de posibles connotaciones homoeróticas con el pintor y violinista Paul Ehrenberg.

En 1905, contrajo matrimonio con Katia Mann, nacida Katia Pringsheim, hija de una prominente familia de intelectuales de origen judío; su padre fue un matemático famoso. Los Mann tuvieron seis hijos: Erika (1905–1969), Klaus (1906–1949), Angelus Gottfried, Golo (1909–1994), Monika (1910–1992), Elisabeth (1918–2002) y Michael (1919–1977), todos los cuales llegarían a convertirse en figuras artísticas por derecho propio.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Mann defendió el nacionalismo alemán de un modo muy elaborado y singular (Consideraciones de un apolítico); al final de la contienda, sin embargo, su ideología evolucionó y se convirtió en ferviente defensor de los valores democráticos. Testimonio de esta evolución es la novela La montaña mágica, que transcurre en un sanatorio para tuberculosos y constituye una transposición novelada de los debates políticos y filosóficos de la época. En 1929 le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura.

Con la llegada de Hitler al poder en 1933, se exilió en Suiza hasta 1938, año en que se trasladó a Estados Unidos, donde fijó su residencia durante la Segunda Guerra Mundial. Sus obras de esta época están repletas de alusiones bíblicas y mitológicas: en la tetralogía José y sus hermanos reinterpretó la historia bíblica para indagar en los orígenes de la cultura occidental, y en Doktor Faustus, que presenta la historia de un músico que vende su alma al diablo, trató de establecer las causas psicológicas que hicieron posible el nazismo. En Confesiones de Félix Krull, su última novela (pero iniciada cuando era joven escritor), recuperó la ironía acerca de la naturaleza del ser humano que había caracterizado muchas de sus obras precedentes. Murió en Zúrich en 1955.

Basada en la propia familia de Mann, la novela Los Buddenbrook (en algunos de cuyos pasajes el autor utiliza el llamado bajo alemán, hablado en el norte del país) narra el declive de una familia de comerciantes de Lübeck, a lo largo de tres generaciones. La montaña mágica (Der Zauberberg, 1924), por su parte, cuenta la historia de un estudiante de ingeniería que planea visitar a un primo enfermo en un sanatorio suizo con objeto de hacerle compañía por espacio de tres semanas, que finalmente se transforman en siete años. Durante este tiempo el protagonista, Hans Castorp, pondrá en oposición a la medicina y su particular punto de vista sobre la fisiología humana, se enamorará y trabará relación con multitud de interesantes personajes, cada uno con sus particular forma de ser e ideología política. A través de todo ello, Mann hace repaso de la civilización europea contemporánea.

Mann fue laureado con el Premio Nobel en 1929 principalmente en reconocimiento a la inmensa popularidad que cosechó tras la publicación de Los Buddenbrook (1901), La montaña mágica, así como por sus numerosos relatos breves (de hecho, en el acto de entrega sólo se citó expresamente la primera de estas obras).

Novelas posteriores: Carlota en Weimar (1939), en la cual Mann regresa al mundo retratado por Goethe en Las desventuras del joven Werther (1774). En Doktor Faustus (1947), el autor toma como referentes la antigua leyenda alemana de Fausto, así como sus distintas versiones (Christopher Marlowe, Goethe), además de varios elementos de las vidas y obra de Nietzsche, Beethoven y Arnold Schönberg. La novela narra la historia del compositor Adrian Leverkühn, quien pacta con el diablo para alcanzar la gloria artística. En esta novela, Mann, como hemos visto, a través de la trágica figura de su protagonista, traza un depurado diseño de la corrupción de la cultura alemana de su tiempo, que acabaría desembocando en los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

Obra fundamental, para algunos la mejor, es la tetralogía José y sus hermanos (1933–1942), una imaginativa versión de la historia bíblica de José, relatada en los capítulos 37 a 50 del Libro del Génesis. El primer volumen cuenta el establecimiento de la familia de Jacob, el padre de José. El segundo relata la vida del joven José, que aún no ha recibido los grandes dotes que le esperan, y su enemistad con sus diez hermanos, los cuales acaban traicionándolo y vendiéndolo como esclavo a Egipto. En el tercer tomo José se convierte en mayordomo de Putifar, pero acaba encarcelado al rechazar las insinuaciones de la esposa de su benefactor. El último libro muestra al maduro José en el cargo de administrador de los graneros de Egipto. El hambre atrae a los hermanos de José a este país, y José organiza hábilmente una escena para darse a conocer a aquellos. Al final, la reconciliación reúne de nuevo a toda la familia.

Otra novela destacada es Las confesiones del estafador Felix Krull (1954), que quedó inconclusa a la muerte del escritor.

Los diarios personales de Mann, hechos públicos en 1975, revelan su lucha interna contra una homosexualidad siempre latente, la cual halló reflejo en sus libros, muy señaladamente en su conocida obra Muerte en Venecia (Der Tod in Venedig, 1912), en la que el envejecido protagonista se enamora de un muchacho de 14 años llamado Tadzio. En el libro de Gilbert Adair The Real Tadzio, se describe cómo, en el verano de 1911, Mann se alojó en el Grand Hôtel des Bains de Venecia con su mujer y un hermano, sintiéndose atraído por un angelical niño polaco de 11 años, llamado Władysław Moes. Considerado un clásico de la literatura homosexual, Muerte en Venecia ha sido objeto de una película de Visconti y de una ópera de Britten.

Alfred Kerr, crítico alemán detractor del escritor, se refirió sarcásticamente a la novela, ya que «hacía de la pederastia algo disculpable si era ejercida por las cultivadas clases medias».[1] Mann tuvo en su juventud una estrecha relación con el joven violinista y pintor Paul Ehrenberg de la que no se conoce su trascendencia. Sin embargo, el escritor eligió casarse y tener familia. Sus obras también presentan otros temas sexuales, como el incesto, en la obra El santo pecador.

En La muerte en Venecia, por otra parte, asistimos al simbólico encuentro entre la belleza y la resistencia al natural declive de la edad, la decadencia, ambas personificadas en la figura de Gustav von Aschenbach, personaje que actúa al mismo tiempo como metáfora del ideal de pureza del régimen Nazi (recordando a la vez la crítica de Nietzsche del ascetismo tradicional, negador de la vida). Mann valoraba igualmente las aportaciones de otras culturas; adaptó, por ejemplo, una antigua fábula india a una de sus obras, Las cabezas trastocadas.

El influjo de Nietzsche en Mann es fácilmente detectable a lo largo de toda su obra, especialmente en lo referente a las ideas de Nietzsche sobre la decadencia y las relaciones entre enfermedad y creatividad. Las dos primeras contribuirían a remediar la osificación a que había llegado la tradicional civilización de occidente. De esta manera, la «superación» a que alude Mann en la introducción de La montaña mágica y la apertura a un mundo nuevo de posibilidades que se abren ante su protagonista, el joven Hans Castorp, se producen en un contexto, en efecto, de enfermedad, como es un sanatorio de montaña.

Su trabajo es el registro de una conciencia vitalista abierta a múltiples posibilidades, es decir, que expone muy bien las tensiones inherentes a la más o menos fructífera contemplación de dichas posibilidades. Él mismo lo resumió del siguiente modo, con motivo de la concesión del Premio Nobel: «El valor y la significación de mi trabajo han de dejarse al juicio de la historia; para mí no tienen otro sentido que una vida conducida conscientemente, es decir, concienzudamente».

Tomada en su conjunto, la carrera de Mann es un ejemplo notable de la «pubertad reiterada» que Goethe pensó característica del hombre de genio. Tanto en estilo como en pensamiento, experimentó mucho más atrevidamente de lo que comúnmente se supone. Con Los Buddenbrook asistimos a una de las últimas novelas al viejo estilo, un paciente y detallista diseño de las fortunas e infortunios de una familia.
(Henry Hatfield, en Thomas Mann, 1962)

Para seguir con la biografía

Foto y semblanza biográfica:Wikipedia.Texto:ciudadseva.com